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Portada del diario LA PRENSA del 18 de febrero de 1991, sobre el asesinato de Enrique Bermúdez, Comandante 380. LA PRENSA/REPRODUCCIÓN/JADER FLORES

Así fue el asesinato del Comandante 380 en 1991

Este es el artículo publicado en LA PRENSA el 18 de febrero de 1991 de la muerte de Enrique Bermúdez, exjefe de la Contra

A las 9:45 de la noche del sábado 16 de febrero de 1991 fue asesinado Enrique Bermúdez Varela, exjefe de la Contra conocido como Comandante 380, en el estacionamiento del Hotel Intercontinental, ahora Hotel Crowne Plaza. Bermúdez recibió dos disparos. Esta es la crónica que publicó LA PRENSA  el 18 de febrero de 1991.

Crimen conmociona

Centenares de personas colmaron hoy la Iglesia El Carmen y sus alrededores, mientras el país entero continuó conmocionado por el asesinato a mansalva de Enrique Bermúdez.

La presidenta, representada por el ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo y su hija Cristiana Chamorro en la primera noche de vela, en la Casa de Repatriación, envió un mensaje personal a Elsa Bermúdez, viuda del máximo jefe militar de los contras, con quien también se comunicó por el teléfono desde Praga, Checoslovaquia, donde hoy concluye una visita oficial de dos días.

La población de Managua atendía en las oficinas privadas y estatales, así como en los mercados y calles, las transmisiones de algunas radioemisoras que han mantenido constantemente información y línea telefónica abierta a opiniones desde el momento en que se conoció el asesinato.

El domingo 17, temprano en la mañana, los teléfonos repicaron intensamente en todo el país para transmitir y comentar la noticia entre amigos, familiares, compañeros de trabajo y conocidos.

Enrique Bermúdez, ex coronel somocista, ex agregado militar de la embajada nica en Washington, después del triunfo de la revolución y ex comandante en jefe de las fuerzas militares de la Resistencia Nicaragüense (contra) fue alcanzado por un balazo de alta precisión en el cerebro cuando abordaba su automóvil frente al principal hotel de la ciudad.

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Bermúdez, cuya muerte sonó para un coyote cercano “como la quebradura de un bombillo de luz”, cayó con todo su peso al lado de su camioneta azul, tras con el último hálito de vida, torcer un tanto su cabeza impactada, hacia donde estaba su agresor.

“Le dispararon sin asco”, dijo el Cardenal Miguel Obando esta mañana en la misa de cuerpo presente en memoria del ex comandante, aludiendo a la frialdad profesional con que se acertó el balazo en la cabeza del líder contra.

Obando usó su más fuerte oratoria al condenar el acto como cobarde y predicó que “quien lo mató, lo hizo por la espalda, sabiendo que Bermúdez era todo un hombre”.

Bermúdez portaba su propia pistola al cinto con “bala en boca”, pero no tuvo tiempo de pensar en desenfundarla.

El domingo por la mañana, una romería constante visitó el parqueo del Intercontinental, donde una mancha de sangre seca permanecía impregnada como pintura roja-oscuro sobre los adoquines.

Aunque el jefe mismo de la Policía Nacional (Sandinista), René Vivas, se personó en el lugar de los hechos para dirigir las investigaciones y empleados de balística e investigación criminal del cuerpo castrense desplegaron maletines con utilaje para medidas y sondeo de señas, en una operación que se prolongó largamente aún en la mañana del domingo, el informe en voz baja y fuera de récord fue “ni una sola pista”.

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Enrique Bermúdez, funeral de 380
Enrique Bermúdez hijo carga en hombros el féretro de su padre. LA PRENSA/REPRODUCCIÓN/JADER FLORES

Versiones encontradas entre los empleados y visitantes del hotel, choferes presentes en el parqueo y corredores de la bolsa negra, resumen que no se vio ni se oyó nada anormal a la hora en que Bermúdez fue impactado, que dos motocicletas, una camioneta Pick Up, blanca, pequeña y un carro Volkswagen, tipo “Escarabajo” parecen ser los vehículos que atrajeron la atención a su salida en la hora señalada.

Bermúdez, alto, atlético, moreno, de 60 años de edad, con gesto generalmente serio en su cara marcada por acné juvenil, respondió a la última broma con la indiferencia que lo caracterizaba.

Cuando Carlos García y el subdirector de la Feniba le dijeron en el Bar “La Cita”, metete en la política que en Nicaragua ahora todo es diferente, el contestó con simpleza “pero si yo siempre he estado en Nicaragua”.

El Cardenal Miguel Obando y Bravo pidió esta mañana oraciones para lograr que quienes tienen planes siniestros y tenebrosos y quizás hasta una lista de varias personas a ser asesinadas, rompan esa lista y se dejen iluminar por Dios, nuestro Señor.

El dramático llamado del Cardenal fue pronunciada hoy durante la misa de cuerpo presente en memoria del Ing. Enrique Bermúdez, ex miembro del directorio de la Resistencia asesinado el pasado sábado.

En la Iglesia El Carmen totalmente llena de amigos, personalidades del gobierno y de la ex Resistencia, el Cardenal Obando expresó su esperanza que la sangre derramada por Bermúdez sirva para encontrar la concordia.

Fuera de la iglesia, un grupo de personas que formó una valla humana pedía a gritos: “justicia, justicia”, petición que repitieron cuando el féretro del Ing. Bermúdez salió de la iglesia rumbo al Instituto de Repatriación.

“Solamente el que está con Cristo lo piensa dos veces antes de apretar el gatillo”, afirmó el prelado nicaragüense, tras pedirles a los presentes rezar para terminar con esta ola de sangre.

Reseñados sus encuentros con el Ing. Bermúdez, el Cardenal señaló que en una conversación que tuvieron en Washington, él indicó a Bermúdez la necesidad de un esfuerzo para terminar la guerra.

“Estamos haciendo el esfuerzo, queremos la paz, pero debemos asegurarnos para no terminar cadáveres”, expresó en esa ocasión el dirigente de la Resistencia.

Prosiguió el Cardenal diciendo que en una ocasión le indicó caminar con ciudado y con la presencia de Dios. Él me dijo, “siempre me cubro con el manto de Dios y la Virgen, no llevo armas, no llevo pistolas”.

“Ayer fue Jorge Salazar, Pedro Joaquín Chamorro, Jean Paul y hoy Enrique Bermúdez”, dijo el Cardenal.

La gente que llenó los alrededores de la Iglesia El Carmen trataba de entrar en horas del mediodía al Instituto de Repatriación para dar su pésame a doña Elsa, la viuda del dirigente de la Resistencia.

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Lo mataron por la espalda

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Enrique Bermúdez recibió dos disparos por la espalda. LA PRENSA/REPRODUCCIÓN/JADER FLORES

Las primeras hipótesis policiales sobre la muerte del ex jefe de la “contra”, Enrique Bermúdez, precisan que fue un sujeto quien le disparó utilizando para ello una pistola de corto calibre que martilló a escasos metros de distancia. Sin embargo, por lo oscuro del lugar y el tiempo que le tomó para disparar, se desprende que fue un “profesional del revólver” quien lo asesinó.

Investigadores del Departamento de Investigación Criminal (DIC) de la Policía Nacional, indicaron que el victimario estaba esperando en las afueras del hotel al ingeniero Bermúdez, a quien asestara luego, y casi por la espalda, dos balazos que le penetraron a la altura del oído izquierdo y un poco detrás de la oreja, desbaratándole la base cerebral.

De acuerdo con los primeros indicios recabados por la Policía, el sujeto que asesinó a Bermúdez se fugó en un vehículo presuntamente conducido por otro individuo, quien tenía preparado el automóvil desde antes que se consumara el delito.

Miguel Franco, gerente del hotel, fue el primero en encontrar el cadáver de Bermúdez. Hoy por la mañana LA PRENSA quiso entrevistarlo pero el recepcionista nos dijo que ayer mismo salió del país. Se le preguntó si el viaje estaba programado o fue algo imprevisto pero el señor no confirmó nada.

El ingeniero Bermúdez, quien también fuera coronel del extinto ejército del dictador Somoza, fue muerto el sábado pasado a las 9:45 de la noche cuando se disponía a abordar su jeep Cherokee con placas PR 0233.

Las últimas personas que lo vieron y con quienes sostuvo conversación el mismo día de su muerte fueron el ministro de Deportes, Carlos García; el vicealcalde de Managua, Roberto Cedeño, Mario Avilés, también funcionario de la Alcaldía de la capital; el alcalde de la ciudad de Miami, Pedro Reboredo; y otras personas más que acompañaban a los citados.

El ministro de Deportes, Carlos García, amigo de antaño del ingeniero Bermúdez, aseguró que fue casual que se encontraran ese día en el Hotel Intercontinental.

García dijo que saludó en una primera ocasión a su amigo y le preguntó qué andaba haciendo, a lo que Bermúdez respondió: “Buscando a unas personas”.

El titular expresó que Bermúdez se dirigió luego con dirección al Salón Azul del hotel y lo perdió de vista. “Posteriormente se reapareció al Bar La Cita y saludó al alcalde de Miami, Reboredo, quien lo invitó a sentarse y a platicar un poco”, relató.

“Enrique habló de todo, desde asuntos personales hasta de política. Transcurrieron varios minutos y el alcalde Reboredo decidió abandonar el lugar ya que al día siguiente tenía que estar temprano en el aeropuerto para dirigirse a Guatemala. Poco a poco lo siguieron el señor Avilés y el vicealcalde Cedeño”, afirmó García.

“Después se pagó la cuenta y Enrique se fue. Transcurrieron algunos minutos y luego nos retiramos. Después nos encontramos con el desagradable incidente”, finalizó García.

Rafael Law Cordero y Juan de la Cruz Tapia, dos taxeros que se encontraban en el parqueo del Intercontinental a la hora de los hechos, aseguraron no haber visto ni escuchado nada.

La Policía no ha encontrado hasta el momento ningún testigo ocular por lo que se cree que el esclarecimiento de este caso tarde más de lo previsto.

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