Representantes de la Alianza Semillas de Identidad pidieron al Gobierno que impida el ingreso al país de semillas genéticamente modificadas, ya sea para uso comercial o experimental.
Y ante la petición de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), que ha obtenido permiso para realizar pruebas de validación en campo con transgénicos de maíz y soya —para una posterior producción para consumo animal—, pidieron a las autoridades apegarse a lo establecido en la Ley 705, Ley Sobre la Prevención de Riesgos Provenientes de Organismos Vivos Modificados por Medio de Biotecnología Molecular, que de momento prohíbe su uso.
“Hoy más que nunca estamos comprometidos como productores a defender nuestras semillas. Estamos declarando una lucha muy fuerte a nivel nacional en contra de las semillas transgénicas”, dijo Carlos Vidal Tenorio Corea, del Programa Campesino a Campesino (PCAC) de Rivas.
Por su parte, Andreu Pol, asesor de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), resaltó que contrario a lo que dice la “propaganda” los transgénicos no garantizan la seguridad alimentaria sino que la ponen en riesgo, ya que estas semillas están patentadas por grandes empresas que les imponen precios muy altos que los campesinos no pueden pagar.
La Alianza que representa a unas 35,000 familias de pequeños productores, reiteran que la introducción de semillas genéticamente modificadas pondrían en peligro la estabilidad del medioambiente, la diversidad genética del país y la salud de la población.
Bancos comunales
Para promover la conservación de las semillas criollas, la Alianza Semillas de Identidad promueve el establecimiento de bancos comunitarios de semillas. “Actualmente existen más de cuatrocientos bancos de semillas que garantizan la conservación de las variedades criollas que mediante la implementación de prácticas agroecológicas le permiten a los pequeños productores garantizar la seguridad alimentaria en sus comunidades”, dijo Andreu Pol, asesor de la UNAG.