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Giovanni Sartori

La libertad como valor universal

Es básico en el concepto y práctica de la libertad la voluntad de adecuación del contexto y circunstancia con las necesidades del ser humano, y el esfuerzo colectivo por forjar una comunidad libre y creativa, en la cual encuentre su plenitud la persona

La conmemoración en Nicaragua del Día del Periodista el pasado miércoles primero de este mes de marzo, trae a consideración el tema de la libertad de expresión, y el tema de la libertad como valor universal.

El hecho de considerar la libertad de expresión como el núcleo de la libertad en general, significa que sin aquella esta no es posible.

Si la libertad en su sentido universal es condición esencial de humanidad, sin la cual el ser humano pierde su naturaleza constitutiva, la libertad de expresión lo es de la libertad en su sentido genérico, pues sin ella, sin la libertad de expresión, no es posible la realización de las demás libertades.

Además de la trascendencia que la libertad de expresión tiene en el concepto, debate y práctica de la democracia y el Estado de Derecho, es esencial su consideración desde el punto de vista ético, y particularmente desde la óptica de los Derechos Humanos, de los que constituye uno de sus elementos fundamentales.

“La naturaleza del hombre es la historia”, dice Federico Hegel, y esta, a su vez es la construcción de la realidad humana por la palabra y la acción. La libertad está en el corazón mismo de la naturaleza humana. Es por ello que no solo es un derecho formalmente válido, sino, más aún, la condición ética y moral de nuestro tiempo, la filosofía de los Derechos Humanos, aplicable a la vida individual, social y política. En consecuencia, en su condición universal, es considerada como un elemento constitutivo necesario de la condición humana.

Me parece muy certera la frase de Hegel: “La libertad es la conciencia de la necesidad”, siempre y cuando, desde mi punto de vista, la separemos de su idea que el Estado es el espíritu encarnado en la historia. Creo que si desde su perspectiva filosófica entendemos la necesidad como aquello que fija las fronteras dentro de las cuales puede discurrir el accionar humano, la frase de Hegel podría indicarnos que la libertad es la conciencia de los límites dentro de cuyo espacio es jurídica y éticamente legítima toda actuación del sujeto, pero al mismo tiempo nos señala que toda acción que traspase esos límites viola la libertad, el derecho y la razón.

De ahí que podríamos decir que la conciencia de la libertad es saber los límites de la posibilidad, en cambio la no conciencia es creer en la posibilidad sin límites. En ese sentido del pensamiento de Hegel, la necesidad es el límite de la libertad, y esta, la posibilidad de acción consciente ejercida entre esas fronteras.

Para precisar el concepto de libertad quizás convendría partir de dos premisas: su historicidad y su calidad consciente. Ni el astro ni la planta son conscientes de su órbita, su existencia y sus acciones. Obedecen a leyes determinadas sin tener conciencia de su obediencia.

El ser humano, la sociedad y la historia, están sujetos también a determinadas leyes de las cuales pueden o no ser conscientes, pero, en todo caso, el conocimiento de esas leyes es una posibilidad que marca la diferencia fundamental con la inconsciencia irreductible del mundo de la naturaleza y de la física. La historia es algo que solo le pasa al ser humano y la conciencia es un producto de la historia.

La posibilidad de transformación del mundo por la acción racional y consciente, es la libertad. El ser humano ha transformado la naturaleza y creado su propio hábitat que es la historia. Su naturaleza es la historia y esta transformación, ese salto de calidad es la libertad.

Desde este punto de vista se debe entender relacionada a la historia y formando parte del tejido de múltiples relaciones sociales. Como el derecho es un fenómeno histórico y expresa los valores y principios dominantes y su relación con un determinado tiempo y circunstancia.

Es importante por ello tratar de fundamentarla adecuadamente en su contexto histórico, para, a partir de ahí, sustentar la libertad individual en la que se encarnan y realizan los objetivos y valores de la sociedad a la que el sujeto pertenece.

Es básico en el concepto y práctica de la libertad la voluntad de adecuación del contexto y circunstancia con las necesidades del ser humano, y el esfuerzo colectivo por forjar una comunidad libre y creativa, en la cual encuentre su plenitud la persona.

En el plano político, la libertad debe estar garantizada por el sistema jurídico que protege su ejercicio. De esa forma se consagra en un sistema legal que define los derechos básicos y las fronteras de los mismos, cuidando que en nombre de la libertad de unos no se violente la libertad de otros.

Así entendida, es, como dice Hannah Arendt, la razón de ser de la política, y es también el control del poder como medio indispensable para garantizar la libertad de la persona y el ciudadano. Por ello, tanto la filosofía como el derecho han tratado de proteger la libertad política, reconociendo constitucionalmente los derechos y garantías fundamentales de la persona y el ciudadano y estableciendo, al mismo tiempo, un sistema de controles al ejercicio del poder, pues de poco serviría reconocer derechos, por un lado, dejando, por el otro, plena discrecionalidad al poder para hacer lo que quiera.

En su obra, Poderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional, el jurista italiano Luigi Ferrajoli sostiene la necesidad de no admitir “la existencia de poderes absolutos, es decir no sujetos a leyes…”, pues toda concentración de poderes sin la adecuada regulación lleva estos a convertirse en “poderes salvajes”.

El tema de la libertad resurge en el plano político de manera relevante, pues toda acción del poder que viole la Constitución y los derechos fundamentales que ella establece y tutela, es una violación a la libertad fundamental de la persona y el ciudadano, pues la libertad solo es posible en el respeto de los valores y principios éticos garantizados por el Estado de Derecho, la legitimidad, la legalidad y la democracia.

El autor es catedrático y jurista.

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