Se dice repetidamente que sin unidad de la oposición no se podrá lograr un cambio de situación política. Pero si hablamos de unidad para participar en las elecciones, la verdad es que en todas, desde 1990 para acá, siempre han participado numerosos partidos. Por ejemplo, en la boleta electoral de febrero de 1990 había diez casillas y solo en la de la UNO participaron 14 partidos. En las elecciones de 1996 compitieron 25 partidos por separado, pero solo dos obtuvieron más del cinco por ciento de los votos. Esto se ha repetido en todos los comicios, salvo en los del 2006, cuando el electorado no estaba claro de cuál era la opción correcta para darle continuidad al proceso democrático.
De lo que hay que estar completamente claros es que no puede haber unidad con los partidos colaboracionistas, o aliados de hecho con el FSLN, porque puede pasar lo que ocurrió en las elecciones municipales del 2008, cuando uno de los participantes en la alianza opositora ayudó al FSLN a perpetrar el mayor y más documentado de los fraudes electorales. Tampoco se puede hacer alianza con partidos que venden su tendido electoral al oficialismo ni con los que se prestan para aparentar pluralismo.
Otra afirmación que se repite constantemente es que la oposición está destruida por su propia culpa y que no hay ningún político que motive a la gente, mientras que la empresa privada está cada vez más unida y fuerte.
Pero esto es porque el régimen de Ortega, desde el año 2007 ha venido destruyendo a los partidos y a los políticos, como lo hizo en los años ochenta con la empresa privada, la cual quedó destruida y muchos de sus representantes fueron al exilio. Sin embargo, apenas cambió la situación con el triunfo de doña Violeta, la empresa privada volvió a florecer, aparecieron bancos, comercios, compañías de construcción, etc. y la economía volvió a ser incluso más fuerte de lo que había sido antes.
Hay que preguntarse: ¿Qué hubiera pasado con los políticos y los partidos opositores si en el 2008 no les hubieran robado más de cuarenta alcaldías, incluyendo la de Managua y de varias otras cabeceras departamentales? Eso fue equivalente a las confiscaciones que en los ochenta sufrieron los empresarios, de manera que no es justo culpar a los políticos democráticos por la mala situación en que se encuentran ahora.
En la actualidad, los dos grupos principales que se aprecian como verdaderos opositores tienen diferencias de táctica, pero el mismo objetivo fundamental que es la restauración de la democracia. Además, las dos posiciones tácticas son válidas, porque no se puede abandonar el campo pero tampoco se debe renunciar a la denuncia.
Es verdad que una elección en la que no se incluye a todos los que quieran participar, no es completamente justa y libre. Pero también es cierto que no se puede dejar a los ciudadanos de los municipios sin opción para votar por sus candidatos preferidos, ni se debe entregar al orteguismo alcaldías que nunca ha podido ganar ni con fraude, como por ejemplo la de San José de los Remates.