¿Se han imaginado qué sería de Juan Carlos Ramírez con la precisión para lanzar de Erasmo Ramírez, o qué sería de Erasmo, si además de manejar tan bien la zona de strikes, enviara la bola con la potencia de J. C.? Probablemente tendríamos a una pareja de ases del montículo.
Sin embargo cada lanzador o cada atleta en general tiene características que lo hacen único. Pasa como en el boxeo, hay estilistas, fajadores y pegadores. Y a pesar de lo que se cree no es sencillo pasarse de un género a otro. Cada quien trae lo suyo, su talento.
Lo esencial es sacarle el mejor provecho posible a esa habilidad que te distingue de los demás, sin que ello signifique dejar de explorar otras opciones. Y sin duda los dos lanzadores nicas trabajan duro cada día para expandir sus posibilidades y así hacerse mejores.
Juan Carlos, que tiene una recta promedio de 96 millas y se empeña fuerte para afinar su slider, curva y cambio. Pero necesita tener establecida su bola rápida para luego tratar de afinar sus demás disparos, que le darán la variedad requerida para ser abridor de juegos.
Erasmo es un hombre de precisión, coloca los envíos. En ocasiones lanza hasta 94 millas, pero su promedio según Fangraphs es 91.5. Su habilidad es mezclar los disparos, lanzar bajito y ser consistente en el dominio de la zona de strikes.
¿Pero por qué J.C. no puede lanzar con el control de Erasmo? Por la misma razón por la que Erasmo no puede lanzar con el poder de J. C. Cada quien tiene su talento. Y la clave es sobresalir con el material del cual se dispone. Ese es el trabajo que toca.
Estos Ramírez son distintos en todo, hasta en el tamaño. Han tenido experiencias diferentes en su proceso de desarrollo y hasta han seguido un ritmo de progresión casi opuesto. Pero están arriba. Han llegado a la meta.
Lo más importante ahora, es que para ambos nicas se han abierto oportunidades valiosas en este momento de sus carreras. Los dos abrirán juegos. Y del provecho que le saquen, se definirá buena parte de su futuro.
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