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En Letra Pequeña

Parte del ser mensajero es estar expuesto a las rabietas de los poderosos. "¿Debería mentir, señora?", pregunta el mensajero a la reina. "¡Ojalá mintieras!", contesta Cleopatra.

Cleopatra

Dice el mismísimo Shakespeare que cuando Cleopatra supo que Antonio se había casado con Octavia, estalló en cólera contra el mensajero que le llevó la noticia. Golpeó al pobre diablo, lo arrastró, y amenazó con sacarle “la bola de los ojos” y matarlo cruelmente: “¡Haré que te azoten con alambres, que te revuelquen en sal y te cuezan lentamente!”. Y aquél desde el vejamen solo atina a decir: “Graciosa señora, yo sólo traigo noticias de una boda que no es mía”. Fuera de sí, la reina le pide al mensajero que diga que no es verdad que Antonio se ha casado y lo convertirá en un hombre rico y poderoso. “¿Debería mentir, señora?”, pregunta. “¡Ojalá mintieras!”, contesta Cleopatra.

Mensajero

Por reacciones como la de Cleopatra se acuñó, desde hace miles de años, la frase “matar al mensajero”. Y aunque el episodio de Cleopatra fue imaginado por Shakespeare, abundan en la historia casos donde el mensajero paga con su vida el portar las malas noticias que incomodan a los poderosos, como si este fuese el culpable de ellas y no el hecho mismo que las origina.

No matar

Tan irracional y estúpida es esta reacción que pronto derivó la frase “no matar al mensajero” como una advertencia ética para proteger a los portadores de noticias que tan necesarios son para que una sociedad funcione. No se puede vivir solo de buenas noticias, porque el mundo no funciona así. Lamentable, hasta el día de hoy, hay poderosos que quieren que el mundo funcione de esta manera: matando, literal o metafóricamente, a los mensajeros de noticias que les incomodan, y premiando a aquellos que los halagan y adulan, aunque sea con mentiras.

Camionetas

Hace poco, LA PRENSA publicó que la Corte Suprema de Justicia había comprado una flota de vehículos de lujo para sus magistrados superiores. La reacción fue virulenta. Acusaron en sus medios oficiales y oficiosos a este Diario de difamación y mentiras y le han impedido a la redactora que dio la mala noticia el ingreso a las instalaciones judiciales como si fuesen de ellos. Como si lo malo es que se haya dado la noticia y no que magistrados del segundo país más pobre de América se compran camionetas de 60 mil dólares “a precio de flota” con el dinero público que tanta falta está haciendo en áreas más sensibles. Las camionetas ahí están, compradas con nuestro dinero, pero el periódico es el malvado porque lo dijo.

Abogados

Un amigo abogado me escribió un día de estos alarmado mostrándome la página del poder judicial: “Mirá aquí dicen que ustedes están mintiendo. Los están haciendo quedar mal porque hay 27 mil abogados que diario entramos a esa página”. ¿Y vos crees que lo que dijo La Prensa es mentira? No, me dice, si nosotros vemos todo acá. Y le explico a mi amigo que la función del periodismo es principalmente esa, informar, fiscalizar al poder, y que siempre eso levantará corroncha entre los que quisieran que se conocieran solo las noticias que a ellos les convienen. Revisemos las páginas de la historia y veremos cómo igualmente acusaron en su tiempo de manipuladora, mentirosa, y calumniadora, palabras más palabras menos, a LA PRENSA personajes como Somoza, los comandantes de la revolución, Arnoldo Alemán, Byron Jerez y otros. Así que es parte del ser mensajero estar expuesto a las rabietas de los poderosos. “¿Debería mentir, señora?”, pregunta. “¡Ojalá mintieras!”, contesta Cleopatra.

Argumento ad hominem

Una de las formas más abusivas de “matar al mensajero” en la actualidad es el llamado “argumento ad hominem” (contra el hombre) que consiste básicamente en desacreditar al medio o la persona sin entrar a cuestionar la idea de fondo. Son aquellas del tipo “Y vos que hablas si…”, “periódico de la derecha”, “planfleto de la carretera norte”, “seudo periodistas” u otras por el estilo que todos oímos todos los días ya sabemos por dónde. Así que, le dije a mi amigo, ese tipo de respuestas enaltece más bien el oficio de los mensajeros porque basta tener tres dedos de frente para saber de qué lado está la razón. Y que si Cleopatra entró en furia, no es porque sea mentira lo que oyó sino porque le dolió la verdad que le llevaron.

Tentáculos

Pero no solo es la Corte la que quisiera ver una prensa divulgando solo las noticias que les conviene. La Corte es solo un tentáculo del monstruo. Y si esta vez se puso la toga judicial, en otras se disfraza de empresario, otras de funcionario y, a veces, y esto es lo más triste, de periodistas. Todos ellos serían felices si solo existiera prensa oficialista. Y claro que cualquier periodista o medio se puede equivocar y cometer errores. No estoy defendiendo la infalibilidad del periodismo. Lo que sucede es que quienes buscan “matar al mensajero” en realidad están pidiendo propaganda a favor del poder en nombre, miren que contradicción, del periodismo. La propaganda es exactamente la anulación del periodismo. “¿Debería mentir, señora?”, pregunta el mensajero. “¡Ojalá mintieras!”, contesta Cleopatra.

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COMENTARIOS

  1. Mario Culto
    Hace 7 años

    Me gustó mas este articulo que otros de ti mismo, tal vez porque habla del mensajero como algo muy poderoso, que molesta a los opresores y autoritarios; pero quiero recordarte que toda persona, a como tu dices, con tres dedos de frente, puede ser o convertirse en un mensajero, no necesariamente ser el dueño o trabajar para tal o cual medio de comunicación, porque ésta es una labor cotidiana de todos y todas y tenemos la responsabilidad moral de ejercerla sin miedo.

  2. Ramon Salgado Valle
    Hace 7 años

    ¡Caramba, Nicaragua, — lastimosamente — está poblada por “Cleopatras”!

    Las Cleopatras nicas, se alojan en todas las oficinas públicas, del “paisito”.

    ¡Pobrecitas, nuestras Cleopatras!

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