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La ascención de Jesús

No debe considerarse la Ascensión de Jesús un acto propiamente distinto a la Resurrección. En Lucas, la Ascensión tiene una clara misión pedagógica: Marcar el fin del tiempo de la manifestación del Resucitado y el comienzo del tiempo de la Iglesia.

La ascensión de Jesús va de la mano con su Resurrección. El Resucitado es el Ascendido y por eso San Pedro, proclamando a los judíos la victoria de Jesús por encima de la cruz, les decía: “A este Jesús Dios le resucitó y está su derecha” (Hch. 2,32-33).

No debe considerarse la Ascensión de Jesús un acto propiamente distinto a la Resurrección. En Lucas, la Ascensión tiene una clara misión pedagógica: Marcar el fin del tiempo de la manifestación del Resucitado y el comienzo del tiempo de la Iglesia.

En la fiesta de la Ascensión del Señor, la fe nos da un grito de alerta para que no caigamos en esas trampas del materialismo que espíritu de constante superación, considerar la vida como una tarea que nunca acaba, como nos dice Jesús: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt.5,48).

Una estrella en el horizonte

Estamos hechos para ser águilas, no gallinas de corral. Es verdad que no es fácil caminar siempre hacia delante, sobre todo: cuando el camino se nos hace pesado y está pedregoso. Cuando llega el cansancio y la contradicción. Cuando en la vida todo es una zancadilla. Cuando nos faltan las fuerzas y creemos que ya no podemos más. Cuando nos llegan las noches oscuras en las que se nos hace difícil ver una sola estrella en el horizonte.

Esto es verdad; por eso, algunas veces, nos viene la idea de tirar la toalla y decir: “Hasta aquí llegué”. Pero también es verdad: no es grande el que triunfa, sino el que jamás se desalienta.

Jesús, nos llama a todos a ser auténticos testigos de su Resurrección-Ascensión llevando a nuestra vida lo que él vivió (Mt.28,20) y siendo todos, con nuestras palabras y obras, auténticos misioneros de su mensaje (Mt.28,19), conscientes de que no caminamos solos, Jesús está con nosotros (Mt.28,20).

Antes de tu marcha al Cielo, nos transmitiste el mandato de dedicarnos con celo y amor al apostolado, como parte de la vida de quien quiere ser cristiano, como punto de partida para ayudar al hermano; porque siendo de justicia dar lo suyo a cada cual, llevar la Buena Noticia es parte fundamental.

Religión y Fe

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