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Minicuentos de Henry A. Petrie

Toñito, a sus escasos seis años, tenía amor por la naturaleza. Se andaba por los parques, platicaba con las plantas y animalitos, soñaba llegar a la cima del árbol más alto y robusto del mundo.

Toñito

Toñito, a sus escasos seis años, tenía amor por la naturaleza. Se andaba por los parques, platicaba con las plantas y animalitos, soñaba llegar a la cima del árbol más alto y robusto del mundo, para contemplar lo que imaginaba verde intenso vivo de seres felices. Un día, cuando su sangre no pudo darle más años, llegó hasta su lecho un colibrí para rescatar su aliento fresco.

 

Amigo fiel

Aparece todos los días por la mañana con semblante extraño. Cuando el amigo lo ve, aúlla como lobo aunque la gente lo ignore, quizá por viejo y esquelético. No se mueve, lo tiene enfrente y aúlla, impotente. Solo él lo ve. La mosca gigante, colmilluda y con patas de tarántula abraza la sombra.

 

Delictivo

Chico pilló al Perico en el icaco. Careto y corneto perseguidor en chancletas dio el sopapo como sapo inflado. El caco por no tener saco no completó el atraco.

 

Piojos

De la cabeza saltan y el cipote panzón, ojón y trompudo los atrapa para matar el  hambre.

 

Despiste

A Teyita se le perdió el  mundo, las cosas andan  buscándola.

Cultura extraño Henry A. Petrie. Minicuentos archivo

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