Aun cuando se ha ido hasta el lejano oriente, no resulta difícil imaginar estas horas para Román “Chocolatito” González, el brillante peleador pinolero, que intenta regresar a la cima del boxeo mundial.
Despojado de su corona mundial de las 115 libras del CMB en marzo pasado en el Madison Square Garden de Nueva York, González vela sus armas para la revancha ante el tailandés Srisaket Sor Rungvisai.
El duelo será el 9 de septiembre en el StubHub Center en Carson, California, y el marco de expectativas es amplio sobre el regreso del nica, afectado más por los jueces que por su oponente.
A estas alturas, seguro que no hay sonrisas en su rostro y menos cuando exprime su peso, pero habla suave y su trato es amable, con un punto de candor que desarma hasta el reportero más provocador.
Su mayor atención se la dedica a los detalles. Después de haber visto múltiples veces el video del combate, ya debe tener una idea clara en relación a las correcciones y los ajustes que hará ahora.
Pero también sabe que ya debe voltear la página y ver con optimismo hacia el futuro. El pasado ya solo será útil en términos de experiencia. Lo esencial será estar listo para el nuevo duelo en un mes.
Pero para volver a la cima del boxeo y recapturar el título mundial, González está claro que no puede darse el lujo de dejar en manos de los jueces el destino de la pelea. Debe ganar y con suma claridad.
Y tiene con qué hacerlo. Ya ha probado que dispone de los recursos y del carácter para imponerse, incluso recibiendo cabezazos y levantándose del piso, como lo hizo en Nueva York.
Ahora tiene que hacerlo mejor. Esa es su única salida. Debe arriesgar, pero con cautela, mientras trata de volver a su boxeo anterior, aquel que se caracteriza por las combinaciones constantes y prolongadas.
A un mes de su combate de revancha, el “Chocolatito” necesita apretar el acelerador a fondo en su preparación para buscar la victoria en una batalla que debe volver a ser intensa.