- Han adquirido los conocimientos necesarios para poder ayudar en la autoconstrucción de sus viviendas
- El zanjear, encalichar y hacer mezcla, son unas de las actividades de la construcción que han aprendido las mujeres
JUAN CARLOS BOW – Especial para LA PRENSA
CHINANDEGA.– Autoconstruir sus viviendas ha hecho que muchas mujeres campesinas de los departamentos de León y Chinandega, que pensaban que la construcción era cosa sólo para hombres, olvidaran los prejuicio de género, ahora utilizan palas, piochas y martillos e iniciaron a construir.
Las mujeres junto con su familia tienen que autoconstruir sus viviendas, como requisito fundamental para ser beneficiadas con el proyecto “Rehabilitación Productiva y Mejora del Alojamiento y Medio de Producción”.
El proyecto consiste en la autoconstrucción de 100 viviendas, para familias que fueron dañadas o afectadas por el huracán Mitch, en octubre de 1998, según dijo Ada Soza, socióloga y técnica del Centro de Investigación y Promoción para el Desarrollo Rural y Social (CIPRES).
Una característica de este proyecto es que la entrega de las viviendas se hará a la madre de familia, porque es la mujer quien está a cargo del hogar y es la que da seguridad a los hijos, según dijo la socióloga.
“Si acaso los padres de familia se separaran, es la mujer quien se va a quedar con los niños y para seguridad de ellos es mejor poner a nombre de las madres los títulos de las viviendas”, explicó Soza.
Las familias beneficiadas con este proyecto pertenecen a las comunidades de Santo Tomas del Norte y Villa Nueva, municipio de Somotillo, y a Santa Rita y San Juan de las Pencas, de El Viejo, ambos del Departamento de Chinandega.
También fueron favorecidas familias de las comunidades Cruz de Apante, Ojo de Agua, Las Marías y Los Mangles, del municipio de Telica, en el Departamento de León.
La autoconstrucción ha hecho que todos los miembros de las familias y la comunidad trabajen juntos para así tener más y mejores resultados.
Un ejemplo de este trabajo en conjunto es el que se realiza en la comunidad de San Juan de la Penca, donde las mujeres se reúnen en grupos de cuatro para realizar una labor determinada, según dijo Silvia Aguilar, beneficiada de esa comunidad.
Nubia García, habitante y beneficiada de la misma comunidad explicó que ellas (las mujeres), han aprendido a encalichar, zanjear, formaletear y rellenar vigas.
En tanto, Paula Maribel Fuentes, madre de cinco hijos y habitante de Santo Tomás del Norte, dijo que al inicio la construcción les costó mucho trabajo, pues tanto ella como su marido tenían pocos conocimientos al respecto.