14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La alianza que necesitamos

  • La circunstancia coyuntural que impone el momento político, obliga a los partidos importantes a crear una alianza de partidos homogéneos, identificados por sus principios democráticos

Silviano Matamoros Lacayo

En el desarrollo político de la última década nos hemos visto los nicaragüenses envueltos en una serie de alianzas políticas heterogéneas que no han podido producir suficientes resultados positivos en el balance democrático y en el acto de gobernar. El ciudadano ve con desconfianza los intentos de aliarse como en el pasado.

Naturalmente las alianzas son generalmente producto de las circunstancias políticas del momento, y aunque como digo las alianzas pasadas no han dado suficientes resultados, no es menos cierto que nos han permitido llegar hasta donde estamos sin matarnos. Entonces, las alianzas siguen siendo en este momento todavía una necesidad dentro del panorama político de nuestro país. Hagamos las siguientes preguntas. Si las alianzas son producto de una necesidad política, ¿cuál debe ser el próximo paso de los partidos políticos de oposición en este momento? ¿Qué clase de alianza política está necesitando el pueblo de Nicaragua en estos momentos?

A mi entender, la circunstancia coyuntural que impone el momento político, obliga a los partidos importantes a crear una alianza de partidos homogéneos, identificados por sus principios democráticos, desprendidos de cualquier interés partidario y personal que les permita conformar una fuerza democrática capaz de enfrentarla exitosamente a los pactistas libero-sandinistas en las próximas elecciones.

Al pueblo nicaragüense lo han confundido en el pasado por razones de conveniencias partidarias, haciéndole creer en un concepto de reconciliación equivocado que ha llevado al pueblo a pensar que reconciliación es una mezcla insustancial de principios y conceptos políticos diversos e insípidos que bien pueden ser fundidos en uno cuando vamos a elecciones.

Esto no es así, no se trata de unirse y aliarse con cualquiera motivados únicamente por ese concepto equivocado de reconciliación, se trata de buscar aliados selectivamente confiables y comprometidos con la aspiración de servir a la patria y el bien común y que estén dispuestos a luchar cívicamente por la democracia y la dignificación de la política como una actividad cívica honesta. Los fracasos políticos de las alianzas en el pasado se han debido precisamente al conflicto de ideologías encontradas y a intereses partidarios y protagónicos.

No esperamos los conservadores que en nuestra alianza las candidaturas y las posiciones personales o partidarias de cualquiera de los integrantes lleguen a estar por encima de los intereses del pueblo y el bien común, porque esos intereses deben estar en segundo plano en los objetivos de nuestra alianza.

Es pues necesario que se entienda que las ideas y los propósitos democráticos compartidos por varios partidos aliados dentro del Partido Conservador son primariamente la razón de ser y el eslabón de la unidad, pasando a segundo plano todo interés partidario o personal para que la alianza que se llegue a conformar tenga verdadera solidez y que le permita pasar de la timidez a la claridad, identificándose diáfanamente con sus propios ideales y principios, dándole al pueblo una casilla limpia donde se sepa que se vota por una legítima democracia e higiene política, que busca rescatar en nuestra patria los valores perdidos, para hacerla grande y digna.

El autor es ex presidente del Partido Conservador.   

Editorial
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí