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Los problemas con laayuda norteamericana

Durante una comparecencia de prensa en la que se hicieron acompañar por los representantes en Nicaragua de los organismos financieros multilaterales Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, miembros del gabinete económico del Presidente Arnoldo Alemán minimizaron ayer los efectos que podría tener la suspensión de la ayuda norteamericana.

Sin embargo, el Presidente Alemán tronó el día anterior (miércoles) contra los norteamericanos de origen nicaragüense que reclaman la devolución, indemnización o compensación de sus propiedades confiscadas por el Gobierno sandinista, porque supuestamente ellos motivaron la iniciativa de ley del Representante Benjamín Gilman para suspender la ayuda a Nicaragua. Además, la Asamblea Nacional decidió enviar a Washington una delegación encabezada por su Presidente, diputado Iván Escobar Fornos, para cabildear con congresistas norteamericanos la no aprobación de dicha iniciativa de ley.

En realidad, la suspensión de la ayuda norteamericana podría tener graves consecuencias para Nicaragua, que depende casi absolutamente de la asistencia extranjera. De aprobarse la ley Gilman no sólo se suspendería la ayuda norteamericana que no tenga un estricto carácter humanitario; también, el Gobierno de Estados Unidos estaría obligado a votar en los organismos financieros internacionales contra toda clase de ayuda a Nicaragua. Y si bien es cierto que en los entes multilaterales nadie tiene veto, según lo explicaron los representantes del Banco Mundial y el Fondo Monetario, tampoco se puede poner en duda la poderosa influencia del Gobierno norteamericano en las decisiones de esos organismos. Además, en esas circunstancias sería casi imposible que Nicaragua pudiera ingresar a la iniciativa HIPC para el alivio de la deuda externa, con lo cual desaparecerían por mucho tiempo las esperanzas de impulsar el desarrollo económico y comenzar a resolver el problema de la extrema pobreza.

Ahora bien, el peligro de que se suspenda la ayuda bilateral norteamericana porque el Gobierno del Presidente Alemán no resuelve integralmente los reclamos de los norteamericanos confiscados por el régimen sandinista, no es un hecho aislado ni casual. Por el contrario, se trata de una consecuencia inevitable del errático manejo que este Gobierno ha dado al problema de la propiedad y a muchos otros asuntos de interés nacional, incluyendo la política.

En efecto, según lo que informó ayer jueves uno de los asistentes del congresista Gilman (el señor Caleb McCarry) por medio del Canal 2 de Televisión, la iniciativa de ley para suspender la ayuda norteamericana no humanitaria a Nicaragua fue presentada después de que el Gobierno incumplió un compromiso que contrajo después de Semana Santa, con legisladores estadounidenses, de que antes de la reunión del Grupo Consultivo en Washington se resolverían satisfactoriamente 10 reclamos de norteamericanos confiscados, especialmente seleccionados para ese efecto.

Pero se llegó a la reunión de Washington y los 10 casos no fueron resueltos, en tanto que los aún inoperantes tribunales de la propiedad fueron instalados hasta después de que el Embajador norteamericano Oliver Garza señaló que la paciencia de su Gobierno se estaba terminando y advirtió que la conducta de la Administración del Presidente Alemán ponía en riesgo la ayuda económica a Nicaragua.

Antes de eso, varios asistentes de primera fila de influyentes congresistas norteamericanos visitaron Nicaragua, por invitación del confiscado ciudadano norteamericano de origen nicaragüense, Luis Raúl Cerna, y expresaron una grave preocupación por el pacto del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) con el Frente Sandinista, mediante el cual el Gobierno del Presidente Alemán convalidó la piñata sandinista y reformó la Constitución, para dar al FSLN la posibilidad de regresar al poder en las próximas elecciones presidenciales, con apenas el 35% de los votos, a cambio de algunas ventajas políticas personales para el Presidente Arnoldo Alemán.

De modo que es el mismo Gobierno del Presidente Alemán el que está poniendo en peligro no sólo la ayuda norteamericana a Nicaragua, sino también la continuación del proceso democrático y la solución definitiva del problema de la propiedad, de los norteamericanos de origen nicaragüense y de todos los demás confiscados.

Pero nunca es tarde para comenzar a hacer bien las cosas y este podría ser el momento apropiado, para que el Presidente Alemán cumpla el principio de Confucio que citó en su discurso de Washington, de que “rectificar es gobernar”. Y que comience ahora mismo a rectificar.   

Editorial
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