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Hace 49 años se casó con el magisterio

MANUEL SOZA [email protected] JINOTEPE.– No cabe duda que la entrada al tercer milenio nos tiene preparadas grandes sorpresas. Una de ellas es el caso de un educador originario de Monimbó, que celebrara en estos días nada más y nada menos que sus bodas de oro en el ejercicio magisterial. Se trata del profesor Orlando Castillo […]

MANUEL SOZA [email protected]

JINOTEPE.– No cabe duda que la entrada al tercer milenio nos tiene preparadas grandes sorpresas. Una de ellas es el caso de un educador originario de Monimbó, que celebrara en estos días nada más y nada menos que sus bodas de oro en el ejercicio magisterial.

Se trata del profesor Orlando Castillo Rodríguez, con 68 “abriles” encima, y que tiene 49 de permanecer inmerso en las aulas de clase con el único afán de impartir el pan de la enseñanza.

“La educación si no es verdadera no conlleva transformación ni avance, la educación es la base para el progreso y el desarrollo de un país”, fue lo que respondió de inmediato don Orlando al preguntarle cómo valora el hecho de educar.

Según su criterio, el incremento de valores positivos en el ser humano, el esforzarse como nación, cada ciudadano con una personalidad propia, con fundamentos cívico-morales y espirituales, esa es la verdadera educación.

Al analizar la educación actual, el profesor Castillo Rodríguez sostiene que los tiempos han cambiado y que naturalmente antes había mayor preocupación, mayor atención, no había tanta distracción como ahora.

Eso te hace valorar que la formación docente de antaño era mejor que la de ahora, subraya, para luego agregar que en su caso, él tuvo la dicha de trabajar “de tú a tú” con una verdadera pléyade de técnicos especialistas de la UNESCO.

Fue allá en 1961 cuando se impulsó el proyecto número uno de esa institución educativa internacional con la profesionalización de las escuelas normales.

Don Orlando recuerda a grandes luminarias de trascendencia internacional en el magisterio como el doctor Ligdano Chávez, Alejandro Covarrubias, Francisco Terán, Santiago Hernández y María de Freitas, entre otras. “Fue una época de oro difícil de olvidar”, expresó con satisfacción y nostalgia.

Todos eran técnicos de la UNESCO y vinieron a Nicaragua a hacer su apostolado en la preparación de los maestros de las escuelas normales. En otras palabras, tuvimos una universidad dentro de las mismas escuelas normales, enfatizó.

Hace 49 años se graduó en la Escuela Normal Franklin D. Roosevelt, cuando funcionaba frente al Estadio Nacional en Managua.

Actualmente es el director del Instituto Nocturno Alfonso Urroz Martínez, cuya matricula actual es de 420 alumnos.

Y algo muy importante es el hecho de que también la esposa de don Orlando, señora. María Lidia Rodríguez de Castillo, le sigue sus pasos como educadora muy próxima a celebrar sus bodas de oro como tal.

Al hogar de don Orlando y su esposa María Lidia, Dios los ha bendecido con la llegada de cuatro hijos, Orlando José, Eduardo, María Lorena y César Alberto, este último sacerdote actualmente estudiando en Roma.

¿Cómo celebrará sus bodas de oro don Orlando? interrogamos. Será una celebración familiar, pero lo primero es una misa de acción de gracia porque sin la bendición de Dios no hubiese llegado hasta donde estoy.

¿Se siente realizado como educador? Por supuesto que sí, y déjame decirte que si volviese a nacer volvería a ser maestro, recalcó don Orlando, quien también dice preocuparle el bajo salario que ganan los profesores en Nicaragua.   

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