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La prostitución infantil que propician los nuevos centros de “masajes”, que tras distintas fachadas se han hecho comunes en Managua desde mediados de los noventa, ha dado paso a una forma contemporánea de esclavitud, sostuvo Danilo Medrano, director de la Asociación de Trabajadores para Educación, Salud e Integración Social, Organismo No Gubernamental conocido por sus siglas como TESIS.
Lo anterior se desprende del análisis que realizaron los profesionales de TESIS, quienes luego de efectuar un rastreo telefónico a partir de los anuncios publicados en los diarios en los que se ofrece el servicio de “masaje” y aplicar la técnica de persona secreta lograron conversar con algunas de las menores prostituidas.
Los miembros del equipo de TESIS descubrieron que las menores llegan a los centros de masaje inducidas por los proxenetas (mediadores que favorecen y procuran las relaciones sexuales ilícitas), quienes las convencen de que ganarán dinero rápidamente.
“Los proxenetas lo hacen por la vía del convencimiento o la presión a través de deudas”, explicó el investigador.
Las menores con quienes conversaron informaron que al llegar a los centros de “masaje” necesitan de cierto avituallamiento -ropa, zapatos, maquillaje- que les es suministrado mediante préstamos por las “administradoras” del local y bajo condiciones leoninas para garantizar que se queden en el lugar.
Medrano dijo que algunos factores que contribuyen a que las menores se entreguen a la prostitución en centros de prostitución como éstos, son la maternidad precoz y la reacción negativa de la familia ante ese hecho. “Es muy preponderante en las niñas y depende de la familia que la presiona para que lleve dinero de cualquier forma”.
QUEDAN “PRESAS” EN LOS CENTROS DE PROSTITUCION
Una vez dentro de los centros de prostitución las menores quedan presas de las deudas que se acumulan una tras otra, pues en algunos centros son multadas por llegadas tardes o por clientes perdidos.
El investigador recordó que el negocio de los centros de prostitución encubiertos como centros de masaje corporal, empezó según las investigaciones de TESIS, en la segunda mitad de la década pasada con el retorno de nacionales de otros países, pues en la década de los ochenta, el régimen sandinista desmanteló los tradicionales burdeles, persiguió proxenetas y encarceló a las personas que se dedicaban a la prostitución.
Tales medidas no eliminaron la prostitución como fenómeno social, pues continuaron existiendo prostíbulos clandestinos o grupos de mujeres dedicadas a esta actividad en algunos puntos de la capital, como en las cercanías de la Carretera Norte o el Mercado Oriental.
“En el noventa con (el gobierno) de doña Violeta (Barrios de Chamorro) hay un retorno de connacionales y hay apertura de bares, entonces la prostitución pasa a ser una actividad semiclandestina y así vemos cómo van viniendo los night club, copia provinciana de Las Vegas”, explicó Medrano.
Las mujeres que trabajan en estos centros nocturnos ejercen tres funciones, según el director de TESIS, bailan desnudas en público o en privado, acompañan a los clientes para que consuman grandes cantidades de bebidas alcohólicas y sostienen relaciones sexuales. “Es realmente un negocio redondo”.
ESTADO NO SE HACE CARGO
Muchas han sido las denuncias y estudios que diversas organizaciones como TESIS, dedicadas a trabajar en pro del mejoramiento de la calidad de vida de los grupos marginados, como los niños y niñas en situación de riesgo, pero el Estado, como garante de la seguridad individual y colectiva de los nicaragüenses, no ha cumplido dicha función.
Al menos así lo expresó Medrano, tras señalar que “no hemos encontrado en el país una instancia de gobierno que responda en función de los derechos de estas víctimas”.
Para TESIS, a quien le compete intervenir en función de proteger a los menores empujados a la prostitución es al Ministerio de la Familia, pero “no se ha visto que haga algo. La sociedad tiene expectativas de que la Policía haga algo, pero ésta no puede ir de sí y para sí, sin orden judicial”.
El nuevo Código de la Niñez y la Adolescencia establece que en casos en los que ocurre la corrupción de menores las instancias responsables deben actuar de oficio, no obstante “las instancias responsables no se hacen cargo”.
Nicaragua es suscriptora de un sinnúmero de acuerdos internacionales relativos a la defensa y protección de la niñez. En 1996 firmó en Estocolmo el programa de acción contra la explotación sexual, pero “somos campeones en suscribir acuerdos y en incumplirlos”, sostuvo Medrano.
LA POBREZA LAS LLEVA DE LA MANO A LA PROSTITUCION
La prostitución infantil no se centra exclusivamente en la capital ni tiene como única modalidad los nuevos “centros de masajes”. Un estudio realizado en 1998 y publicado por el Ministerio de la Familia indica que el fenómeno social se da en puertos como Bluefields, Corinto, Puerto Cabezas; en pueblos fronterizos como Rivas, Guasaule, Somotillo, Sapoá y Peñas Blancas o en ciudades del Pacífico, que constituyen los principales centros de migración y prestan las condiciones para el desarrollo de esta actividad, como León.
De acuerdo a los investigadores, la masa principal de víctimas de explotación sexual comercial procede de familias pobres.
De las investigaciones de campo realizadas por profesionales independientes o de algunas instituciones, entre ellas TESIS, se ha concluido que además de la prostitución de los menores de la calle, de menores en estos nuevos centros de masajes o en night clubes, existe una nueva forma de prostitución y está más oculta.
Según Medrano, desde 1995 en que se realizó un mapeo sobre la situación de la prostitución en Managua, se detectó que debido a las condiciones de pobreza que vive la población nicaragüense, se registra una nueva forma de prostitución, oculta en los barrios populares. Esta se usa como medio de intercambio por mercancías o servicios. En estos lugares, las familias endeudadas con la pulpería, con el cobrador de servicios, terminan por aceptar las formas de pago insinuadas por los dueños del negocio o de los cobradores de recibos, de tal forma que se produce el intercambio de sexo por facturas pendientes de pago.
“Hay una deuda, el cobrador insinúa o establece las formas de pago y los tutores propician la situación. Es más difícil de abordar porque no es reconocida como tal, pero ocurre con más frecuencia y los padres o tutores no se preocupan de la integridad de los niños o niñas”, explicó el directivo de TESIS.
Esto se da, según el profesional, porque “existe una visión de los hijos como propiedad, como un bien generador de ingresos, por ello el riesgo no importa si se garantiza un mejor ingreso familiar”.
A lo ominoso que resulta la prostitución infantil se suma el hecho que en algunos sitios del país, según Medrano, la corrupción de estos menores se toma como algo normal, casi es una práctica común que las niñas lleven dinero al hogar resultado de la prostitución a la que fueron inducidas.