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Escobar Wong quiere borrar la huella de Jerez en la DGI

Dice que vivió la convulsión de los checazos como “momentos de bastantes tensiones, pero a la vez seguro que iba a prevalecer lo que la Contraloría General de la República al final dictaminó” “La personalidad de Byron yo creo es muy conocida por ustedes. Yo soy más moderado, escucho, tengo esa habilidad o defecto de […]

  • Dice que vivió la convulsión de los checazos como “momentos de bastantes tensiones, pero a la vez seguro que iba a prevalecer lo que la Contraloría General de la República al final dictaminó”
  • “La personalidad de Byron yo creo es muy conocida por ustedes. Yo soy más moderado, escucho, tengo esa habilidad o defecto de saber escuchar y al final saber responder y solucionar los problemas que se presentan”
  • “Hay muchos retos que hacer, que forzosamente no me hacen pensar en el pasado sino en el presente que es de retos, que hay que asumir y que hay que lograrlos”

FABIAN MEDINA [email protected]

Sentado en la silla que fue de Byron Jerez, con saco y corbata, a Rodolfo Escobar Wong le resultan lejanos los días en que le tocaba lavar una por una los sacos de papas que su abuelita vendía en el antiguo mercado San Miguel. “Con la energía que tenía las dejaba blanquitas y mi abuelita vendía bastante”. Con ese trabajo dice haberse costeado sus primeros estudios.

Escobar Wong, de 47 años, con un 25 por ciento de sangre china en su cuerpo, llegó a la DGI desde la Alcaldía de Managua, cuando lo llamó Byron Jerez para ser su segundo en la dirección de la DGI, cargo que ocupó hasta que la Contraloría destituyó a Jerez en uno de los más sonados escándalos de corrupción de los últimos tiempos.

Sin embargo, borrar el fantasma de Byron Jerez en la DGI no es una tarea cosmética. Escobar lo sabe y promete ir a fondo, aunque él mismo sea una reminiscencia del feudo Jerez que gobernó como propio durante más de tres años los impuestos que pagan los ciudadanos nicaragüenses.

— A usted lo han nombrado Director de la DGI, un cargo que dadas las circunstancias, resulta muy notorio.
“Ocupar este cargo es uno de los sueños que como profesional o estudiante uno tiene, de llegar a ocupar cargos, con mucha honra, ¿verdad?. Un reto para mí y soñado, porque cuando yo estaba chico siempre me ponía metas: a tal edad quiero ser tal cosa. No se dio todo eso, pero el tiempo, que es el amigo mío, me ha dado la oportunidad que me conozcan como soy en lo humano, en lo profesional y capaz de estar en este puesto. La Dirección General de Ingresos tiene muchos profesionales con carrera tributaria y cualquiera de ellos puede optar a esta posición. Yo en lo personal me siento muy capaz, y ese es mi reto personal, y ustedes serán los testigos y críticos a la vez”.

— ¿Y por qué cree que los escogieron a usted y no a otros profesionales que como usted dice estaban calificados para ocupar ese cargo?
“Sería que lo contesten las personas que me escogieron. Me siento capaz dentro del poco tiempo que he estado aquí, y por eso le digo que ustedes sean los críticos. Tal vez no tenga mucha experiencia dentro del área de la tributación, pero tampoco puedo decir que no lo puedo hacer”.

— ¿No habrá en su escogencia influencia de su esposa que trabaja con el Presidente de la República?
“En absoluto, en absoluto. Mi esposa es una mujer muy capaz, y por su capacidad está ahí. Nunca ha influido en el Presidente. Si ustedes ven fotos, nunca aparece ella, ni yo he aparecido nunca. Influencia de ella nunca ha habido, más bien me parece que fue la parte profesional lo que me ha favorecido”.

— A usted le toca sustituir a una personalidad recia en la DGI, como la de don Byron Jerez…
“En lo recio tal vez nos parecemos un poco porque somos también gorditos, pero bueno pienso hacer una labor que la inició él. Byron Jerez es un hombre seguro en las decisiones que tomaba, yo soy un poco más moderado”.

— ¿Jerez es impulsivo?
“La personalidad de Byron yo creo es muy conocida por ustedes. Hablo de mi persona, más moderado, escucho, tengo esa habilidad o defecto de saber escuchar y al final saber responder y solucionar los problemas que se presentan”.

— Toda esa convulsión que vivió la DGI con los checazos y las compras en Miami, ¿cómo la vivió usted personalmente?
“Fueron momentos de bastantes tensiones, pero a la vez seguro que iba a prevalecer lo que la Contraloría General de la República al final dictaminó. En eso no me gustaría abordar mucho porque la Contraloría ya se pronunció con mucha potestad para hacerla y la resolución ustedes ya la conocen”.

— Pero quedaron muchas preguntas sin responder. ¿La DGI en algún momento va a aclarar eso?
(Hace un gesto cómo diciendo ¿cuáles preguntas?)

— Nunca se conoció a esas personas que firmaban cheques y que siempre se supusieron fantasmas.
“Recuerden que hay una resolución de la Contraloría. Yo soy muy respetuoso. Hay una cosa juzgada. Mas me gustaría responderte a lo que es la nueva institución, que es el reto que yo he asumido, a lo que quiero responderle tanto a la ciudadanía y al periodismo nacional”.

— Pero usted también es parte de la vieja DGI y no puede ignorar esa etapa…
“En realidad sí, pero en lo que me he enmarcado ahorita es el reto que yo tengo. Te va a parecer chiste esto: pero yo le meto a mi casete, a mi mente, lo que tengo que meterle, lo demás lo desecho. En este caso en particular yo estoy centrado en el nuevo reto de la Dirección General de Ingresos, y en la oportunidad que los organismos internacionales, en este caso el BID, que es el que nos está rectoreando, nos está financiando. Estar de cara a ellos y decir que la transparencia es el reto. Tanto la Contraloría como cualquier firma (hagan auditorías). Yo estoy dispuesto que en cualquier momento que lo deseen la Contraloría y el BID lo hagan”.

— ¿Usted mantiene alguna relación con Byron Jerez?
“¿Relación en qué sentido?”

— No sé, de amistad, de colaboración, de asesoría…
“No, no… Lo único es el traspaso que lo hicimos como las reglas lo indican. Hubo inventario, se encargó en ese momento del área de seguimiento y control, y sí, eso fue lo único”.

— ¿Don Byron ya no viene a la DGI?
“Ya no viene en absoluto”.

— ¿Hay relación de amistad?
“Creo que… estuvimos poco tiempo, pero sí hay buena amistad y las amistades hay que conservarlas”.

— ¿De alguna manera usted se considera un sucesor de lo que Byron Jerez venía haciendo o está queriendo hacer un punto y aparte?
“Así es, punto y aparte. Punto y aparte, porque como te digo, estoy centrado a lo que la ciudadanía está esperando, y la DGI va a ser una institución transparente, profesional, que la misma ley de descentralización indica. Hay muchos retos que hacer, que forzosamente no me hacen pensar en el pasado sino en el presente que es de retos, que hay que asumir y que hay que lograrlos”.

— ¿De la gestión de la administración anterior qué cosas no piensa hacer porque considera que son perjudiciales?
“Por ejemplo voy a respetar siempre la decisión que tome la Contraloría en sus intervenciones”.

— Cuando habla de una gestión transparente ¿quiere decir que la administración anterior no fue suficientemente transparente?
“Si fue transparente tiene que ser más todavía”.

— A la DGI siempre se le acusó de terrorismo fiscal, que hacía auditorías con intenciones políticas…
“No, no aquí existe un plan de auditoría. A lo mejor fue por el personaje que existía en ese momento que se politizó. Pero no, aquí existen programas de seguimiento profesionales a proveedores, empresas grandes, empresas pequeñas. Hay una gran evasión fiscal aquí en Nicaragua. Yo tengo que impulsar un acercamiento con los sectores económicos, que ya lo había iniciado yo con las diferentes cámaras. Ir buscando cómo los sectores económicos te ayuden más bien a administrar y no ser los sectores quienes te ataquen”.

— El nombramiento del señor Sergio Centeno Caffarena, al cargo que usted antes ocupaba, subdirector, se interpreta como premio por la participación de su padre, el procurador Centeno Gómez, en la salida que tuvo el caso del checazo.
“Ese premio creo que se lo dio la prensa, hablo de la prensa en general. Yo de Sergio, si fue premio, pues aplaudo. Pero en lo interno, es alguien que se (lo) merece, Aquí tenemos que comenzar a respetar las capacidades de las personas. Sergio es un hombre que tiene carrera tributaria. Cuando yo vine, Sergio ya estaba aquí. Era administrador de rentas de Lindavista, y era la renta modelo que teníamos en ese entonces. Lo mejor que podemos hacer es promover a nuestra gente”.

— Yo no dudo de las capacidades que el señor Centeno tiene, lo que digo es que en este caso no fue promovido por esas capacidades.
“¿Por lo otro? Bueno, esa es una posición muy personal que usted tiene. Yo la respeto, pero aquí a lo interno jugó lo profesional. Sergio es un hombre capaz, un hombre muy joven, que tiene mucho que darle a la institución. Por eso le digo, aunque lo pongan ahí en asteriscos que fue una posición política, denle seguimiento. El tiempo dirá quién es Sergio Centeno”.

— ¿Usted diría que está trabajando con independencia?
“En lo absoluto. En lo absoluto”.

— Oí por ahí decir que usted se había dado un tiempo, un mes, para ver si lo dejaban trabajar con independencia y si no era así se iba.
“No, no. Yo he estado siempre independiente en mis actuaciones tanto como Subdirector, ahora con mucha mayor responsabilidad como Director”.

— ¿Heredó todo de Byron: su oficina, su equipo de trabajo…?
“No, mi asistente ahora es el licenciado Adolfo Porras”.

— ¿Que pasó con el personal que trabajaba con Byron Jerez, doña Ligia Segovia y el resto?
“Renunció. Lo liquidamos”.

— ¿Y la camioneta que usaba Byron Jerez, la famosa Lincoln?
“Aquí está. No la uso”.

— ¿Qué pasó con ella?
“La tenemos dentro del parque vehicular de la institución”.

— ¿Qué va a pasar con ese vehículo? ¿Nadie lo va a usar?
“Fijate que estaba pensando pasarlo al Ministerio de Finanzas. Voy a decidir qué”.

— ¿Esa es una forma de ir borrando el recuerdo de Byron Jerez? ¿Qué pasó con los centenares de fotos que había de él en la sala de conferencias?
“¿Querés verlas? Si querés te presento el otro lado. Hasta pinté, imaginate”.

— ¿Ha movido personal al asumir su cargo?
“Sí, comenzamos con la rotación de los administradores de rentas”.

–¿Personal despedido?
“Además del personal de don Byron…”

— ¿Cuántos eran ellos?
“No tengo la cifra exacta, pero aproximadamente nueve personas. Con la resolución de la Contraloría se liquidó al licenciado Jesús Martínez. Nos apegamos a la ley”.

— Usted va el domingo (hoy) a buscar una silla en la dirección del CIAT.
“Todos los directores generales de Ingresos que han pasado lo han soñado, como la descentralización que también me toca a mí. Si se nos da la oportunidad de ocupar un cargo en la directiva del Centro Interamericano de Administración Tributaria, creo que sería uno de los logros más lindos que ha tenido Nicaragua. Creo que lo traeremos”.

— Nadie sabe para quién trabaja, porque entiendo que la gestión para ese cargo comenzó en administraciones anteriores…
“Aquí hay cosas como el Código Tributario, la Ley de Descentralización, esa sillita que te estoy hablando… pero al César lo que es del César y Dios me ha puesto aquí, yo fui el beneficiado, y bendito sea. Con mucho orgullo”.  

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