(EFE)
MADRID.- Un atentado de ETA en Madrid con coche-bomba, que no causó muertos, sobrecogió el miércoles a los españoles, al cumplirse tres años del asesinato de un concejal del Partido Popular que provocó la mayor repulsa popular conocida hasta esa fecha contra el terrorismo.
La explosión del automóvil, cargado con 15 kilos de material explosivo, se produjo a las 04.30 GMT en una céntrica calle comercial madrileña muy transitada durante el día y donde se ubican unos conocidos grandes almacenes.
La temprana hora en que tuvo lugar la explosión y los avisos que alertaron, en nombre de la banda terrorista ETA, de la colocación del artefacto evitaron una catástrofe de grandes dimensiones.
La explosión causó un total de diez heridos, uno de ellos el ciudadano israelí Saúl Goldplat, en estado grave, e importantes daños materiales, como rotura de cristales y desperfectos en las fachadas de edificios en un radio de 50 metros.
De los heridos, la mayoría de ellos con cortes por cristales, sólo dos permanecen hospitalizados, un policía y Saúl Golplat, quien dormía en la calle.
El ciudadano israelí, de 52 años, será operado en las próximas horas dadas las graves heridas que sufrió en la pelvis al ser alcanzado por la deflagración, informaron fuentes sanitarias.
El director general de la Policía, Juan Cotino, aseguró que el “objetivo primero” de los terroristas era posiblemente “matar a los policías cuando llegaran” al lugar después de haber recibido el aviso de la existencia del coche-bomba.
La calle donde se produjo la explosión fue escenario hace cinco años de otra acción terrorista de ETA con coche-bomba, que causó la muerte de un policía.
Este atentado, el segundo que tiene lugar en Madrid desde que ETA materializó en enero pasado la ruptura del alto el fuego que mantuvo desde septiembre de 1998, se produce el mismo día en que se cumple el tercer aniversario del asesinato del concejal del Partido Popular (PP) en el pueblo vasco de Ermua Miguel Angel Blanco.