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Edén Pastora:“No regreso con el rabo entre las piernas”

En las postrimerías de su larga vida de guerras, el veterano “Comandante Cero” se da cuenta de que no ha logrado nada por lo cual ha estado luchando; temeroso de que lo suyo sea un sacrificio vano, inicia la que posiblemente sea la última de sus batallas, y la más cuestionada, pero esta vez desde […]

  • En las postrimerías de su larga vida de guerras, el veterano “Comandante Cero” se da cuenta de que no ha logrado nada por lo cual ha estado luchando; temeroso de que lo suyo sea un sacrificio vano, inicia la que posiblemente sea la última de sus batallas, y la más cuestionada, pero esta vez desde la política y al lado de un partido del que hasta hace poco abjuraba

José Adán Silva [email protected]

Dos décadas después, el “Comandante Cero” regresó al redil de las banderas rojinegras y las consignas antiimperialistas. Se le vio abrazado a uno de los comandantes de la Revolución a quien más criticó; izó la bandera rojinegra y hasta pronunció un discurso al mejor estilo de la izquierda de los años de las dictaduras latinoamericanas. Su presencia en la protesta sandinista del pasado 23 de noviembre frente al Consejo Supremo Electoral, causó efervescencia entre las siempre agitadas masas sandinistas que reconocieron en el renegado cazador de tiburones al hijo pródigo que regresa a casa. Y su discurso, llamando a la unidad de la dispersa familia sandinista, fue lo suficientemente emotivo para que los miles de simpatizantes de la ortodoxia sandinista perdonaran las agudas y satíricas críticas que Edén Pastora hizo contra la cúpula del Frente Sandinista por más de 20 años y que, a fuerza de plomo y tenacidad, lograron edificarle mucha credibilidad y una dura reputación combinada del Rambo tropicalizado y de Che Guevara centroamericano. Hoy, a su regreso “exploratorio” al seno del partido que ayudó a llevar al poder para luego combatirlo, dice que no teme que esa credibilidad se rompa. “No regreso con el rabo entre las piernas”, alega Pastora, a quien el FSLN ha buscado para que sirva de enlace entre los sandinistas disidentes y los ortodoxos. Dice que lo mueve la dura sensación de haber llevado una vida de batallas y guerras, sin que nada haya cambiado para él y para el pueblo.

–Se le vio muy animado hace días durante las protestas de los sandinistas frente al CSE. ¿Podría decirnos a qué se debió esa alegría?

Eso obedece a muchas cosas. Ayer que se protestaba contra una amenaza del Gobierno que quiere echar preso a Herty Lewites, o quiere desconocer la voluntad del pueblo, irrespetar el voto popular, pues pasó por aquí la marcha, Tomás Borge me vio aquí en mi casa, se acercó, entró, me saludó como viejos amigos, como hermanos de lucha, y me invitó a defender la voluntad de la mayoría. Yo acepté la invitación de Tomás, quien es un hermano histórico que en determinado momento estuvimos agarrados de los pelos tirándonos golpes, porque pienso que es la hora de que la familia sandinista deje intereses personales, o mezquinos, y se una para frenar los abusos contra este pueblo. Estoy por la unidad porque creo que hoy más que nunca Nicaragua necesita un cambio de rumbo. Yo me sorprendí de cómo el pueblo ahí presente me recibió con cariño, con respeto… tenía muchísimo tiempo de no estar frente a un pueblo como ése que te saluda, te aplaude y te reconoce. Esas son cosas que alegran a cualquiera.

–¿Cuánto tiempo le llevó reflexionar que tenía que regresar al partido que Pastora tanto criticó, y el cual no ha cambiado nada desde que usted lo dejó en 1981?

El Frente Sandinista ha cambiado mucho desde 1980. Ya no es aquel grupito de guerrilleros llenos de místicos. Ahora son más maduros, más políticos y bueno, más empresarios. Todo esto no significa que yo voy a dejar de criticar a los que cometen abusos y errores. Yo siempre he pensado que el Frente debe unirse, y si los critiqué fue porque nunca hubo esa apertura democrática que se necesitaba y que ahora se necesita más que antes, porque si los liberales se unen con los conservadores, le pueden quitar la victoria al Frente Sandinista. Yo he pensado mucho, toda mi vida, en formar parte de un sandinismo amplio y democrático, unido y que vele por los nicaragüenses. Toda mi vida ha sido de luchas por este pueblo, y nunca dejé de pensar que quizás algún día el Frente tuviera que unirse como nos unimos para botar a Somoza.

–Usted siempre dijo que mientras la cúpula del Frente estuviera al mando del partido, no habría posibilidad de apertura. La cúpula sigue ahí.

Sí, pero si ellos nos ven solos, no hay condiciones. Si nos ven organizados entonces sí, yo creo que ellos tienen que vernos muy seriamente. Veremos ahí si han cambiado. Si no lo han hecho y siguen con la arrogancia de siempre, van a obligar al sandinismo disidente a buscar otras opciones políticas. Este no es movimiento electorero. No estoy desesperado por participar en las próximas elecciones, no es movimiento de figureo, es un proyecto de siempre y espero que los sandinistas del partido lo tomen en cuenta. Hay que darle a todos un voto de confianza, todos podemos cambiar, y yo espero que ellos hayan cambiado y busquen la unidad.

–A Edén Pastora se le ha visto en los últimos tiempos siendo incisivo y muy crítico contra el pacto liberosandinista, contra las maniobras políticas para sacar del juego a los adversarios, la repartición de poderes, leyes electorales… ¿Está regresando usted a ese partido que tanto ha criticado?

No precisamente. Pudiera decirse que es un intento más por salvar el verdadero sandinismo, por salvar una revolución democrática, y no me voy a cansar de hacer intentos. Yo siempre he sido rebelde, y voy a seguir siendo crítico a los errores, a las desviaciones… creo que las críticas son sanas, pero hay que hacer esfuerzos por escucharlas. Por otra parte, si el partido no da visos de cambios, pues seguiré señalando las cosas que estén malas.

–Recuerda usted aquella famosa pregunta de los años 80: “¿Edén, por cuánto venderías tu carné?”. Pues bien, ¿cree usted que Tomás Borge le dé un nuevo carné de militante sandinista, y usted lo aceptaría?

Dos cosas: nunca vendí mi carné de militante sandinista, y para ser sandinista, no necesito de carné. Además, esa frase la dijo Tomás estando yo presente en la primera promoción de militantes sandinistas. Él hizo una reseña de que el carné no se vende porque estaba hecho de la sangre de miles de hermanos, y delante de Ernesto Cardenal, me preguntó qué por cuánto vendería mi carné, queriendo escuchar que yo le dijera que el carné no tiene precio, que es lo yo pensaba en ese momento, pero que nunca se lo dije. Después, los propagandistas agarraron esa frase, la acuñaron, y la tiraron como si Tomás me la estaba recordando a propósito de mi marcha, de mi disidencia. Con Tomás yo siempre he tenido problemas, pero eran problemas internos de la familia sandinista comunes en toda guerra, en toda situación, pero fijate que no guardo rencores, resentimientos contra ninguno de ellos, porque yo nunca he combatido a personas, he combatido a errores, actitudes, abusos. Igual lo hice contra Somoza y contra los mismos hermanos sandinistas. Yo quiero que esto quede claro: yo combatí errores políticos y morales de la dirigencia revolucionaria, pero a Tomás, a Daniel, a Humberto, a ninguno de ellos.

–Usted, a mi juicio, ha logrado construirse cierta credibilidad de hombre idealista y luchador incansable. ¿Cierto?

Honestamente, es cierto, y me siento orgulloso de que la gente vea en este hombre humilde y pobre a alguien que ha dado toda su vida para construirse una imagen honesta, porque al fin y al cabo es lo único que tengo, una imagen, ya que…

–¿No teme que su regreso al FSLN haga pedazos esa credibilidad, esa imagen de la cual usted está tan orgulloso?

No, porque voy derecho, y el que va derecho y tiene la razón no tiene por qué temer. No me mueven intereses bastardos, personales, o económicos. Los pueblos no se equivocan, la gente sabe que soy honesto. Puede suceder que algunos, muy pocos, no entiendan la política, el manejo de la misma, y no sepan diferenciar entre sandinismo y marxismo leninismo, que es lo que pretendió implementar el Frente en la década del ochenta. Estoy seguro que la razón me asiste y no tengo por qué temer. No estoy regresando al Frente con el rabo entre las piernas. Esto es un acercamiento exploratorio y aún queda mucho por ver, analizar y hablar. No es cosa de hoy y mañana. Si ésta es la oportunidad de ver convertido mi sueño en realidad, pues arriesgo mi credibilidad porque no quiero un Frente con pactos, quiero un frente opositor que combata la corrupción…

–Sí, pero entonces qué busca en el FSLN si es parte del pacto y aliado de la corrupción gubernamental que usted condena. ¿Recuerda sus críticas contra el FSLN por el pacto?

Yo critiqué el pacto, pero ahora el pacto es legal, ahora son leyes, ahora hay que cambiar esas leyes y romper ese pacto por ahí, cambiando las leyes electorales que son excluyentes. Yo me acuerdo que siempre he dicho que el pacto era bueno por una parte y malo por otra, y no he cambiado mi forma de pensar respecto a eso. Yo ando con la frente en alto, me mueven intereses nacionales, estoy preocupado por la falta de proyecto nación en el Frente. Yo critiqué, y critico el pacto en cuanto es excluyente, pero también me preocupa que pierda el sandinismo cuando tiene la oportunidad de ganar.

–Lo que no entiendo, y usted no me aclara es esa búsqueda repentina de las estructuras sandinistas ¿Se da cuenta que está regresando a un partido que no ha cambiado?

Ya le dije que sí ha cambiado. El sandinismo actual ya no es el mismo sandinismo de los primeros años de la revolución, han cambiado. Imagínese que han pactado con los somocistas, ahora son millonarios, son empresarios, pero todo eso es poco para lo que se busca, que es ese interés de ir más allá del pasado y de los errores para ayudar de una vez por toda a este pueblo que ya está aburrido de estar jodido toda la vida. Te repito que a mí, a Edén Pastora, no lo mueven intereses materiales.

–¿Entonces podríamos dar por un hecho de que Pastora no aparecerá de pronto con una candidatura a diputado o algún otro cargo con el FSLN en las próximas elecciones?

Tenga por seguro que nunca doy un paso en falso. Por lo pronto eso no aparece en mis planes. No estoy buscando nada de puestos, y aunque en política cualquier cosa puede suceder, estoy seguro que antes de aceptar cualquier invitación a alguna candidatura, primero pienso en si eso no va a variar mis proyectos de unidad, porque antes que nada mis principios y después lo que venga. Se lo garantizó a usted, a mí no mueve un millón de dólares, no me mueven comodidades, menos figuraciones, que de eso ya estoy harto. Estoy harto de esa fama.

–¿Cómo vive esa fama de la que usted dice estar harto?

Pues a mi modo, a lo nicaragüense hermano. Soy de fama, muy conocido, pero respetado en mi privacidad. No quiero perder esa paz y esa tranquilidad, estoy muy pobre para hacer política, si estoy haciendo un sacrificio enorme para volverme a meter a la política. Mirá como vivo: a la orilla de un cauce, en un galerón con separaciones que yo llamo casa. No tengo empresas, no tengo cuentas en los bancos y por eso no me preocupan las cuentas de los bancos; estoy tranquilo con mi conciencia, duermo tranquilo con todo esto.

–¿Entonces por qué ese afán de volver a la política, si usted mismo ha dicho que es una cosa de puñales, intrigas, zancadillas y otras “pequeñeces humanas”?.

Es que no soy el Edén egoísta, el que quiere regresar a la política. Es el Edén que combatió para cambiar Nicaragua, el Edén pobre que quiere que nadie más sea pobre, jodido. Mirá muchacho, estoy organizando un acopio de mariscos en la Costa Atlántica, quiero que me paguen lo que me deben para comprar una panga, un motor, una cuerda y un anzuelo e irme a pescar. Estoy esperando que un viejo amigo mío, compañero de lucha, me pague para irme a pescar. Estoy viniendo de la Costa Atlántica y me llaman para que participe en este proyecto de unidad. Siento que mi deber está en el Edén guerrillero, de entrega por los otros. Sé que mi amigo me va a pagar lo que me debe, pero dedicarme a ese proyecto de la pesca es hacerle caso al otro Edén. No puedo evadir una responsabilidad. Yo ya estoy viejo, debería trabajar para asegurarme mi vejez, porque no tengo dinero, no tengo nada.

Fijate en eso, estoy anteponiendo mi vida a un proyecto político. Es una cosa difícil si me vuelvo a meter a la política, hasta tendría que sacrificar a mi mujer que es lo último que me queda, pero aún así me dedico al deber, a lo que me llama desde adentro. Eso no es interés mezquino. Lo que quiero es que el sacrificio largo de mi vida no sea en vano. Miro atrás y me pregunto: ¿Y yo qué he hecho? ¿Para qué he luchado? ¿Qué he ganado? ¿Qué ha ganado este pueblo? Yo miro a este pueblo, me miro ya viejo, y no me queda más que hacer un último intento, total, si eso es lo que hecho toda mi vida, y no quiero que sea una vida de luchas en vano.

-¿Cuál sería su papel dentro del FSLN, si decide quedarse?

Sería un enlace entre los sandinistas que están en palco, con los que están en gradas. Para hacer que no haya división entre el sandinismo. Yo estoy seguro que si le planteamos entre todos a la Dirección Nacional nuestras sanas intenciones, ellos van a aceptarlas. Ellos deben reconocer, y no entusiasmarse mucho con la victoria de Herty, que una victoria del Frente sólo se va a lograr reuniendo a la familia sandinista, y cambiando el discurso. En eso radicó la victoria de Herty, en el cambio del discurso, en la independencia, en la democracia de sus actos. Esa da confianza a los managuas, lo mismo tiene que hacer el FSLN de cara a las elecciones del próximo año: Dar confianza.

-¿Por qué tendrían los sandinistas disidentes tramitar su regreso al FSLN a través de usted, que en términos de influencia y preponderancia partidaria, es mucho menos cercano a la cúpula que otros?

Porque quizás otros no tienen las mismas intenciones sanas que yo, y porque otros no son tan sandinistas como Edén Pastora.  

Política

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