En las pasadas elecciones del 5 de noviembre del 2000 para alcaldes municipales de Nicaragua, se detectaron una serie de anomalías, las cuales no deben volver a ocurrir en las Elecciones Presidenciales que se darán en noviembre del año 2001.
A pesar del aumento del personal en el Consejo Supremo Electoral de Magistrados hacia abajo, del personal Técnico en Informática con sus correspondientes equipos, del Equipo de Transporte, Equipo de Comunicaciones y de las grandes facilidades presupuestales que les brindó el Gobierno Central, se cometieron un sinnúmero de fallas en la entrega de las cédulas, en la elaboración del Padrón Electoral, en los locales de las Juntas Receptoras de Votos, en el Conteo de los votos y el envío de las litas del conteo final al Centro de Cómputos, las quejas múltiples de los partidos políticos, la presentación de impugnaciones y un montón de quejas menores de toda índole.
Consecuentemente ahora lo primero que hay que hacer es reformar todas esas leyes y reglamentos electorales para evitar que vuelvan a suceder y hacer que las elecciones presidenciales sean más fluidas y los resultados se conozcan más rápidos y evitar también en lo posible se produzcan impugnaciones.
Haciendo historia de las elecciones llegamos a la conclusión que la administración del Consejo Supremo Electoral estuvo mejor bajo todos los aspectos la doctora Rosa Marina Zelaya, teniendo menos recursos económicos, técnicos y de personal.
Hernaldo Núñez Molina.