Sr. Director de LA PRENSA
Escribo estos comentarios sobre lo que yo llamo “Semáforos-trampa” para contribuir en algo al mejoramiento del tránsito vehicular.
Hay algunos semáforos colocados en las principales y más transitadas calles de la capital, que constituyen una trampa para los conductores: si el conductor llega a la bocacalle con el semáforo en verde, y a punto de cambiar, lo corriente es seguir adelante puesto que nadie es adivino para saber en qué momento el semáforo cambiará a amarillo, pero así como están programados esos semáforos, no han transcurrido ni dos segundos cuando se cierra la trampa y el conductor se encuentra a media calle con el semáforo en rojo.
Invariablemente anda cerca un agente que libreta en mano le cae encima para aplicarle la consabida multa de C$600.00, lo natural sería que los encargados de programar el tiempo de duración de la luz amarilla, tomaran en cuenta cuánto se demora un motorista en cruzar de un lado al otro de la calle a la velocidad legal, y ese tiempo programarlo en los semáforos como duración de la luz amarilla.
Carlos Belli A.
Managua, Nic.