Ing. Miguel A Soto [email protected]
Los que vivimos en Estados Unidos y participamos del mejor proceso democrático en el mundo entero, vemos con tristeza que en Nicaragua se invierte mucha energía señalándose uno al otro errores intencionales o no intencionales.
Esa energía pudiera ser empleada a proponer cambios profundos que reparen lo errores cometidos. No se hace menor el error de una persona porque el de la otra persona es mayor. Pero es mejor aquel hombre que reconociendo sus errores y culpas trata de enmendarlos con acciones genuinas y sinceras.
Esto requiere un reconocimiento público y un compromiso de mejoramiento ante el pueblo. ¿Quién se anima?