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La disidencia

Es una práctica que no debe ser vista como perjudicial dentro del marco de un sistema democrático que pretende alcanzar un ideal común, sobre todo cuando el disidente tiene pleno derecho a defender lo que considera vital para el fortalecimiento de la libertad. La misma naturaleza posesiva del ser humano no le permite muchas veces […]

Es una práctica que no debe ser vista como perjudicial dentro del marco de un sistema democrático que pretende alcanzar un ideal común, sobre todo cuando el disidente tiene pleno derecho a defender lo que considera vital para el fortalecimiento de la libertad.

La misma naturaleza posesiva del ser humano no le permite muchas veces poder observar más allá de sus propios intereses, lo que lo vuelve insensible a los cambios que suceden a su alrededor y por supuesto si estos cambios afectan sus propios intereses, cuando se ha formado un esquema mental que privilegia de algún modo su manera de ser, pensar y actuar.

Por tal motivo es importante señalar que son los disidentes los que han cambiado el rostro de la humanidad, desde Cristo el Unigénito de Dios hasta Su Santidad Juan Pablo II, quien ha desempolvado la dignidad del ser humano desde su concepción y del capitalismo salvaje dentro del marco de una economía planificada, los unos y los otros valiéndose del mercado libre.

En estos tiempos se ha encarnizado la lucha entre el bien y el mal y el hombre ha abusado tanto de su naturaleza moral y espiritual, y está cavando los cimientos de su propia destrucción, terremotos, sequías, pestes, hambre y desolación en todas partes del planeta. Es importante destacar el papel beligerante de las personas que disienten de un ordenamiento establecido que está poniendo en peligro la existencia de la humanidad.

Actualmente el petróleo y sus derivados son la manzana de la discordia que está provocando una recesión económica mundial tan grave que tendrá consecuencias impredecibles en muy poco tiempo, sobre todo en los países menos desarrollados. Ajustarse a la verdad es tan sencillo que se corre el peligro de ser un disidente en cualquier tipo de organización política, social o gremial. Hoy más que nunca se necesita de hombres capaces de enfrentar con seriedad y responsabilidad los retos del presente y valorar con sinceridad el legado que le estamos heredando a las nuevas generaciones, un mundo globalizado en nuestro pensamientos y ocasiones debe de ser un mundo tan diverso y complejo que serán los disidentes de este nuevo orden los que tendrán la última palabra.

Thomas Salomón Ríos Escobar,

Matagalpa.  

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