EFE
JERUSALEN.- Científicos del Instituto Biológico de Nes Siona han logrado, después de diez años de investigaciones, una vacuna inyectable contra la bacteria del carbunco (ántrax), el “arma biológica” más peligrosa de las conocidas hasta la fecha.
La vacuna, que ya ha sido probada con éxito en seres humanos con la autorización de la Comisión de Helsinki y del Ministerio de Salud Pública de Israel, es la tercera de su tipo, y, según expertos israelíes, mejor que las de Estados Unidos y Rusia.
Según el diario independiente Iediot Ajronot, que ayer escribió sobre el fin de los estudios y de la posibilidad de que pueda ponerse a la venta dentro de “unos meses”, la noticia ha sido confirmada en medios científicos y de las Fuerzas Armadas. “No lo confirmo ni lo niego, no hablamos de esto”, se limitó a declarar a la prensa el ministro de Salud, Nisim Dahán, quien indicó que “también se puede combatir el ántrax con antibióticos”.
El estudio de la vacuna comenzó poco después de la guerra de 1991 en el Golfo Pérsico, cuando Israel —que no participaba en la contienda— fue atacado por Iraq con 42 misiles balísticos. El temor entonces fue que esos cohetes del tipo Scud —que demoraban cuatro minutos en llegar a Tel Aviv— contuviesen en su ojiva armas químicas o biológicas como la bacteria del carbunco, que puede producirse con relativa facilidad en un laboratorio. Todos los misiles lanzados por Iraq durante los meses de enero y febrero de aquel año poseían cargas comunes de explosivos.
VACUNA SE PROBO EN SERES HUMANOS
La nueva vacuna es una “coproducción” entre investigadores de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Salud, que la lograron por ingeniería genética en el Instituto de Nes Siona, donde, según fuentes extranjeras, produce Israel ese tipo de armas no convencionales. En las primeras etapa de la experimentación con seres humanos, precedida por otra fase de prueba con focas marinas, la vacuna fue probada con soldados voluntarios, informa el diario de Tel Aviv.
Según algunos detalles de la investigación publicados por la Revista de Microbiología de EE.UU., los científicos israelíes emplearon bacterias no violentas de carbunco para la “construcción genética”, una sustancia que estimula al sistema inmunológico del organismo humano a producir los antídotos contra la enfermedad.
La vacuna tuvo completo éxito con ocho focas inyectadas con la bacteria del carbunco y luego con la vacuna en una de las fases de la experimentación; otras ocho a las que se les había administrado la bacteria, pero no la vacuna, murieron, según esa publicación. Una de las ventajas de la vacuna israelí sobre la de EE.UU., apunta el rotativo, es la de que aquella, para ser efectiva, exige la inyección de seis dosis, en tanto que lo local sólo requiere una dosis.