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Luchando contra la adversidad

Madolin Katerin López Otero, con su nacimiento vino a dar vida y bendición al hogar de sus padres. La niña tenía el mismo color de tez de su madre, hecho que a la mamá enorgulleció grandemente. La niña creció y jugaba con sus compañeritos de los primeros niveles. Podía ir a la playa y a […]

Madolin Katerin López Otero, con su nacimiento vino a dar vida y bendición al hogar de sus padres. La niña tenía el mismo color de tez de su madre, hecho que a la mamá enorgulleció grandemente.

La niña creció y jugaba con sus compañeritos de los primeros niveles. Podía ir a la playa y a la piscina cuantas veces pudiera, y exponerse a los rayos solares sin ninguna precaución en particular.

Esta etapa en la cual los niños suelen ser extrovertidos, juguetones y felices, desapareció para Madolin a la temprana edad de seis años. Su vida dio un gran giro cuando unas manchas blancas fueron apareciendo en su cuerpecito, desvaneciendo así, poco a poco, su color de piel canela.

Con el pasar del tiempo Madolin ya no era la feliz niña juguetona, sino una pequeña muy tímida y retraída. Su cabello lacio, comenzó al igual que su piel, a sufrir despigmentaciones, ya se le notaban partes blancas y partes oscuras en su cuerpo.

Su mamá, que la acompaña al momento de la entrevista, la llevó al médico tres meses después de haberse presentado las manchas. Su tratamiento, que consistía en melaginina cubana a base de placenta de mujer, se hacía de manera esporádica por falta de recursos económicos.

Madolin, que cumplió 11 años el miércoles pasado, cursa el cuarto grado de primaria en el Colegio Divina Inmaculada, y cuenta para Aquí Entre Nos lo difícil que ha sido para ella cargar con esta enfermedad y de qué manera han superado, hasta cierto punto, el dolor.

La niña se muestra tímida a la hora de la entrevista, pero con ayuda de su mamá le es fácil contarnos cómo es su relación con sus compañeros de clase. “A la hora del recreo sólo compro y me voy a sentar sola, porque me da pena”, dice.

Quizás esta pena no sólo se deba a su característica física, sino también a la falta de conciencia de algunos compañeros que no saben el daño psicológico que le han causado al ponerle un sobrenombre. “Me dicen café con leche”, manifiesta.

Madolin tampoco juega con las niñas de la clase, ya que no todas están de acuerdo en compartir el momento libre con ella.

“Ahora se le va a despigmentar su piel, y quedará únicamente blanca”, explica su mamá con los ojos llorosos. A la vez agrega que su hija debe tener mucho cuidado con los rayos solares, ya que éstos son dañinos para su piel.

“Una vez la llevé a una piscina, pero inmediatamente le salieron unas ampollas por todo el cuerpo”, cuenta.

El tratamiento de Madolin puede durar un período de tres años, tiempo en el cual sus padres y ella deben tener mucha paciencia. Madolin aún no logra tener un buen estado anímico, que es causado por su problema de despigmentación, “pero nosotros hablamos con ella, y la aconsejamos mucho para que salga adelante”, dice la mamá entre sollozos.

Muchos problemas de piel son originados a temprana edad, y es más difícil sobrellevar la carga por lo que no se tiene la madurez suficiente para entender y saber vivir con el problema. Sin embargo, todos debemos saber que cualquier ser humano está expuesto a sufrir este tipo de enfermedades, que en la mayoría de las veces es impredecible y no respetan color de piel, ni edad, ni tu nivel social.

“No puedo usar short, ni faldas cortas”

Tres años atrás apareció un granito en la pantorrilla de Patricia Mejía Miranda, de 24 años de edad. La joven nunca se imaginó que ese granito le iba a cambiar su forma de vestir, y que le iba a originar cierto complejo. “El granito era normal, pero poco a poco se fue haciendo más grande. Por eso dejé de usar faldas cortas y short”, afirma.

Mejía, de 24 años y estudiante del segundo año de contabilidad, estaba en sala de espera del Hospital Dermatológico, ya que el grano le duele y se le inflama. Cabe señalar que ésa era su primera consulta para ver las causas de su problema y así poder tomar un tratamiento adecuado.

La joven añade que “la gente queda viendo, y dicen ‘mirá la muchacha del grano’, y es incómodo”, narra. El grano de Miranda persiste en su pantorrilla, pero ella ha optado por no martirizarse, aunque ya no pueda usar short.

“Ahora sólo me visto de pantalones y faldas largas, y trato de no darle importancia al qué dirán”, dice, tras asegurar que ya se ha acostumbrado a las faldas largas.

“Mi novia, mi gran aliada”

Hace tres meses las uñas de Carlos José López Sequeira, de 20 años, cambiaron su apariencia normal. “Trabajo en el archivo del Banco Popular y ahí hay documentos de diez y trece años, entonces ese polvo me ha afectado”, narra.

La enfermedad de López se llama onocomicosis, y se la ha tratado con cremas humectantes y a la vez se hace una vez por semana radiaciones, lo que le cuesta cincuenta córdobas.

El joven no tiene complejo, pero sí le molesta que “la gente de los buses sea curiosa y siempre le estén viendo las manos”, señala, y agrega que por eso tiene que andar ocultando sus dedos. Tampoco le da pena con su novia, “ella más bien me ha ayudado, ya que me lima las uñas, y esto me ha dado una gran mejora junto con el tratamiento”, afirma López.

Para López, sus uñas no son un complejo, aunque las oculte en el bus, “pero sí estoy muy contento porque he visto mejoría en poco tiempo”.

“Tengo acné y lunares de pelota”

Diana Alvarado, de 18 años de edad y estudiante de Contaduría Pública y Finanzas en el RUCFA, ha presentado acné y lunares de pelotitas desde su desarrollo en la pubertad. “Mi abuela tiene lunares y mi papá también, y ahora tengo bastantes en la espalda, y me los quiero quitar, porque me estorban además dicen que pueden ser cancerosos”, señala.

A la vez, la simpática joven no puede lucir blusas muy escotadas, ya que no es muy agradable para ella exhibir los lunares hereditarios, de hecho viste de mangas largas.

“Es que tengo muchos y algunos son grandecitos, por eso no me gustan”, apunta, dejando entrever que no sólo es por hacerle caso a los comentarios de un posible cáncer, si no a la vez por vanidad.

Añade que ahora le salen más espinillas por sudor y por el polvo, y también “cuando me lavo la cara, la orilla de los labios y de la nariz se me pone reseca”, explica Alvarado. Agrega que no se le nota porque cuando sale del baño usa cremas humectantes. Su acné realmente no es tan visible, no así los lunares que tiene en la espalda.

Bolitas en los párpados

“Siempre he tenido este problema, pero ahora se me está regando en toda la cara, y pienso que se me pueden hacer más grandes, por eso me los quiero quitar”, dice Nidia Corea, una morena muy graciosa, de 23 años de edad y estudiante de Ingeniería Civil en la UNI.

Corea tratará su problema por primera vez, porque “lógicamente para ninguna chavala es agradable tener bolitas en el rostro”. Nidia admite, con una risa muy pícara, que no le gustan esas manchitas y que con maquillaje trata de ocultarlas, “he aprendido a vivir con ellas, además espero quitármelas pronto”, concluye.

El vitíligo tiene cura

Los casos de personas que no tiene pigmentación son conocidos como vitíligos o bien personas que tienen “bien te veo”. No siempre las personas nacen sin pigmentación en la piel, hay muchas que son normales y de repente comienzan a presentar manchas totalmente blancas.

Según Prado, esto se debe a que el cuerpo comienza a producir antimeladocitos, “es decir el meladocito esta ahí pero no produce la meladenina que es un grado especial que da el pigmento. El tratamiento consiste en reorganizar a esas células que no quieren trabajar. Toda persona que tiene vitíligo o “bien te veo”, puede curarse, lo único que se debe tener paciencia, tanto el médico como el paciente”, apunta el especialista.

Enfermedad aparatosa

Una enfermedad aparatosa es el albinismo. “La persona que tenga una enfermedad en la piel de tipo aparatosa deber saber que permanecerá toda su vida con ese problema, y que los doctores lo único que pueden hacer es ayudar para que asimilen su problema y que el paciente aprenda a ver su vida de manera normal”, afirma el especialista.

“Hay que valorar las cosas”

Un día tan normal como los demás, Alejandro Blanco, entonces de 19 años, se encontraba en casa solamente con su papá. Mientras se disponía a encender el carbón, no encontraba gas por ningún lado, solamente el recurso de la gasolina.

Blanco, sin medir el grado de peligro de este volátil líquido, imprudentemente dejó caer un poco sobre el carbón, mientras se distrajo al despedir a su papá. Recuerda que solamente escuchó una explosión y en menos de un segundo la mitad de su cuerpo ardía en llamas, quemándose más o menos un cuarenta y cinco por ciento de su cuerpo. Estuvo dos meses y medio en el hospital.

Ya han transcurrido dos años desde aquel trágico incidente, pero este joven de ahora 22 años, no dejó de ser el mismo, ni renunció a su vida normal, a pesar de que cicatrices protuberantes se notan visiblemente en su brazo derecho, en casi toda la espalda, la parte inferior derecha de su cuello, más una oreja casi deformada.

“Este incidente no causó en mi vida nada trascendental, la única lección que aprendí fue que debía valorar más las cosas de la vida. Dios me quiso enseñar que las cosas sencillas que se hacen diariamente tienen valor”.

Ese mal momento en este joven no dejó secuelas psicológicas, ni tampoco complejos, a pesar que la gente en las calles lo mira con curiosidad o muchas veces con desprecio.

Camina muchas veces por la calle sin camisa y no se afrenta, hasta el hecho de que puede recuperar la normalidad de su oreja con una operación, pero prefiere quedarse así pues su novia tal y como es lo sigue queriendo aún más que antes, y sus amigos no lo han rechazado jamás.

Tratamiento del acné

“El acné es una patología que se manifiesta a temprana edad, como la pubertad. Puede persistir por otros procesos de tipo hormonales con mucha frecuencia. Es una patología que se llega a controlar, pero muchas veces el paciente no acude a los centros donde se les puede ayudar”, dice el doctor Federico Prado, director del Hospital Dermatológico Nacional.

El tratamiento del acné no sólo es un tratamiento de la cara, no es darle al paciente el jabón y la crema, también se tiene que ver el tratamiento sic hormonal del paciente.

Hablando un poco de la alimentación, higiene y vestimenta podemos decir que: no es necesario cumplir ninguna dieta especial, pero si sientes o percibes que determinado alimento empeora tu estado, debes evitarlo.

“Lo ideal sería que tengás una alimentación balanceada para beneficio de tu salud y de tu piel. Si también padecés de acné en el pecho o en la espalda procura no usar ropa muy ajustada ni prendas de materiales que puedan irritarte la piel”, dice el galeno.

No se recomienda hacer limpiezas faciales, “porque casualmente los pacientes se vienen exacerbados acá cuando ha habido procesos de limpieza, que es romper los procesos químicos que tienen las bolsas quísticas, y éstas dan un proceso inflamatorio a nivel interno y dan esa sensación de quiste, enrojecimiento y pus en la cara”, señala el especialista.

Para las personas que abusan de los rayos solares en esta época de verano, el doctor recomienda que después de las nueve de la mañana no es aconsejable exponerse al Sol y se debe volver a la costa después de las cuatro de la tarde, el resto de tiempo se debe estar bajo sombra.

El tiempo en que el joven debe estar en tratamiento depende de muchas causas que intervienen en el mismo, tales como el estrés provocado por los exámenes y problemas del hogar y la alimentación excesiva o desordenada.

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