Jorge J. Cuadra V.
Los liberales arnoldistas son inaguantables. No conocen la vergüenza ni la ética. Las declaraciones de la diputada Jamileth Bonilla fueron sencillamente escandalosas.
¿Qué culpa tenemos los nicaragüenses de que su jefe haya sido acusado de lavado de dinero y otros cargos más? Según ella el pueblo tiene que pagarle a su abogado defensor. Si tanto es el amor que siente por su jefe, ¿por qué no destina su sueldo de diputada y el de los demás diputados que la acompañan en ese amor para pagarle al doctor Martínez? La Asamblea Nacional no le pertenece a los arnoldistas. Por lo tanto no deben usar el presupuesto para pagar deudas personales.
Con este bochorno el flamante nuevo presidente de la Asamblea se encuentra con su primera prueba de moralidad y respeto a la ciudadanía. Si dice que es independiente y que sólo busca el bien de la nación, que renuncie a la pretensión de nombrar a Martínez como su asesor. Pero, ¡qué va! primero cae nieve en Chinandega antes de que Carlos Noguera sea capaz de ese gesto. Después de todo él es uno más entre los que dan la vida por Arnoldo Alemán.