Edgard Cruz [email protected]
Hace ocho meses el consumo promedio de agua en mi pequeño negocio (un ciber café con un baño, un lavamanos y un lavandero pequeño) era de unos ochenta córdobas al mes. Repentinamente, en mayo del año pasado me llegó un recibo de más de dos mil córdobas, que no pagué. En junio fue de 90 córdobas y ése sí lo pagué. En julio otra vez llegó de más de dos mil córdobas pero tampoco lo pagué.
En octubre mi esposa fue a reclamar y le dijeron que harían una inspección. Dos semanas después llegó una cuadrilla, preguntaron por el dueño del negocio y el encargado les dijo que no me encontraba. Entonces se marcharon sin hacer la inspección.
En diciembre cortaron el servicio, fui a Enacal y les expliqué que no podían suspenderlo porque estaba en proceso de reclamo. Reactivaron el servicio y fueron a hacer la inspección. Dijeron que había fuga en un inodoro y que por eso salía la cantidad alta en el recibo. Fui a sus oficinas y me dijeron que debía pagar los tres meses más altos, lo que equivale a unos seis mil córdobas, o cortarían el servicio. Respondí que no pagaría eso y que mejor cortaran el servicio.
Enacal y otras entidades públicas están acostumbrados a tratar mal a sus clientes. Muchas personas tienen que aguantar porque no pueden subsistir sin el vital líquido. Creo que para brindar un buen servicio con amabilidad y respeto al cliente no se necesita mayor presupuesto.