Emma Lugo Downing
La democracia de nicaragua es insuficiente. Los viejos dictadores tenían sentimientos patrióticos, querían modernizar el país y mejorar las condiciones de vida de la gente, sin pensar en megasalarios ni pensiones de por vida. Esto empezó con los sandinistas que dicen ser defensores del pueblo. Aunque también es verdad que los Somoza buscaron cómo enriquecerse. Luego vino la “robolución”. En el noventa surgió un nuevo régimen democrático, y la esperanza de que emergeríamos de la podredumbre donde nos habían sumergido. Pero se promulgaron nuevas leyes que lejos de defender los derechos del ciudadano contra los abusos gubernamentales, se convirtieron en pesadas piñatas que favorecieron a los más poderosos económicamente.
Peor resultó la costumbre de los nuevos gobiernos democráticos de irrespetar los derechos de la propiedad en su afán de redistribuir la riqueza. Bajo los gobiernos de las mayorías se han violado la Constitución y las leyes, como en el caso de mi casa en el que tengo ganado un juicio, con una sentencia de término ya notificada en mis manos y la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia, doctora Alba Luz Ramos, se pronunció públicamente contra el artículo 451 Pr., contra el artículo 90 de la Ley 278 y contra el artículo 167 de la Constitución.
Eso quiere decir que nuestras casas, nuestras tierras, nuestros negocios seguirán siendo nuestras hasta que algún burócrata diga lo contrario. Cómo añoro la época del honorable juez Idelfonso Palma Martínez.