14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Nuestros Episcopologios

Jorge Eduardo Arellano La serie de obispos de la provincia de Nicaragua durante la época colonial y la independiente no se conoce con precisión. Tampoco se han tomado en cuenta todos los episcopologios existentes para obtener uno veraz y lo más completo posible. Por eso enumeramos los siguientes confiando en que se sabrá aprovecharlos. El […]

Jorge Eduardo Arellano

La serie de obispos de la provincia de Nicaragua durante la época colonial y la independiente no se conoce con precisión. Tampoco se han tomado en cuenta todos los episcopologios existentes para obtener uno veraz y lo más completo posible. Por eso enumeramos los siguientes confiando en que se sabrá aprovecharlos.

El primero, realizado por un homónimo del descubridor de la región del Pacífico de Nicaragua, Gil González Dávila, data de mediados del siglo XVII y forma parte de una obra mayor: Teatro eclesiástico de la primitiva iglesia de las Indias Occidentales (Madrid, Diego Díez de la Carrera, 1649), obra que volvió a reimprimirse hasta 1959 en edición limitada de José Porrúa Turanzas, México, con la misma disposición tipográfica y grabados originales.

Cronista Mayor de las Indias, González Dávila aporta datos generales acerca de la provincia y de los obispos de la misma hasta el año de la publicación de su capítulo Teatro eclesiástico de la Santa Iglesia de Nicaragua y vida de sus obispos. Éste fue completado por el segundo episcopologio, que abarca más de un siglo, inserto en el Diccionario Geográfico de las Indias Occidentales (1789) de Antonio Salcedo. La última edición de esa enciclopedia americana apareció en la biblioteca de Autores Españoles (volumen CCVIII, en Madrid, Ediciones Atlas, 1967) y el episcopologio citado entre las páginas 27-29 del tercer tomo.

Al poco tiempo del anterior, surgió uno más: el de José Pablo Valiente que corrige algunos errores de González Dávila, a quien lee mal, arrastrando un error que ha perdurado en nuestros días y en demasiados textos que sería tedioso señalar: que el primer Obispo fue fray Pedro de Zúñiga. En realidad, dicho fraile no existió en el siglo XVI, y el primer Obispo fue Diego Álvarez Osorio. Así lo han demostrado Víctor Sanabria: ¿Quién fue el primer obispo de Nicaragua? (Mensajero del Clero, San José, Costa Rica, marzo de 1936, pp. 1258-1269), Sofonías Salvatierra en el tomo I de su Contribución a la historia de Centroamérica (Managua, Tipografía Progreso, 1939, 265-266) y Ricardo Blanco Segura en la Historia eclesiástica de Costa Rica (San José, C.R., Editorial Costa Rica, 1967, pp. 53-60).

El de Valiente, que es el tercero, se titula: Catálogo de los Ilmos. Señores Obispos que han obtenido la Silla Episcopal de la Sta. Iglesia Catedral de León de Nicaragua… Extraído de los registros y reales cédulas conservados en el Archivo de la Audiencia de Guatemala y en los originales de Tomas de razón, de la Contaduría Mayor del Reino, se publicó como apéndice de la Oración fúnebre de Pedro Ximena, pronunciada durante las exequias del Obispo recién fallecido Esteban Lorenzo de Tristán en Guatemala, Ignacio Beteta, 1796.

El mismo episcopologio de Valiente, que difundió el chileno José Toribio Medina en La imprenta en Guatemala (2ª. ed., Tomo II, Guatemala, Imprenta Nacional, 1960, pp. 286-290), fue incorporado en su totalidad, y casi textualmente, por Gregorio Juárez en su Reseña de los Obispos de Nicaragua que vio luz en un periódico capitalino del siglo antepasado: El Semanal Nicaragüense, fechado el 14 de enero de 1875 y reproducido por la Revista de Geografía e Historia de Nicaragua (año II, tomo II, núm. 1, septiembre de 1937, pp. 79-88) con una breve adición, probablemente de su director Pedro Joaquín Chamorro Zelaya.

De considerar al de Juárez el cuarto, el quinto y el sexto episcopologio nicaragüense serían los contenidos en el libro Reseña de la Diócesis de Nicaragua (León, Editorial Hospicio, 1927) de Arturo Aguilar y en el capítulo Gobernadores y obispos de Nicaragua durante la colonia y noticias relativas a la antigua provincia del ya referido tomo I de la Contribución a la historia de Centroamérica (pp. 263-396) de Salvatierra.

Finalmente, basado en los dos textos anteriores y en la colección de Bulas, Breves y Otros Documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas (Bruselas, 1879) de Francisco Javier Hernández S. J., Edgar Zúñiga trazó una lista bastante completa de los Obispos de la Diócesis de Nicaragua en la revista Encuentro de la Universidad Centroamericana (Managua, año III, núm. 13, pp. 5-8). La misma figura como anexo N° 1 de su Historia eclesiástica de Nicaragua (Managua, Hispamer, 1996, pp. 509-510): desde el primero —Diego Álvarez Osorio, electo en 1531— hasta el último: Simeón Pereira y Castellón (1902-1913).

Cabe aclarar, que no todos los obispos nombrados aceptaron el cargo y que algunos, ya nombrados, no llegaron a Nicaragua, y también que el Obispo de León lo fue también de Costa Rica hasta 1850. Nuestra Diócesis la erigió el 26 de febrero de 1531 el Papa Clemente VII, reunido con los Cardenales de la Iglesia Romana, en Consistorio, ante la petición de Carlos V, y en virtud del Patronato Real. La bula, sin embargo, no fue emitida sino hasta el 2 de noviembre de 1534 por el Papa Paulo III, confirmando la erección.

De los prelados que gobernaron la Diócesis durante la época colonial, tres nacieron de Nicaragua (José Xirón y Alvarado, Juan Carlos Vílchez y Cabrera, José Antonio de la Huerta Caso). Otros tres del siglo XIX también fueron naturales del país: Manuel Ulloa y Calvo, Francisco Ulloa y Larios (19/101880-30/07/1892) y Simeón Pereira y Castellón, Obispo Auxiliar a partir del 30/07/1892 (por enfermedad de su antecesor) y titular desde el 2 de diciembre de 1895.

LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE NICARAGUA

A fines de 1912 el Delegado Apostólico, Monseñor Juan Cagliera SDB, visitó por segunda vez Nicaragua (en 1908 ya había estado, siendo recibido con todos los honores por el presidente Zelaya) con el fin de dar los primeros pasos para la división de la Diócesis de Nicaragua. Así, de acuerdo con el gobierno de Adolfo Díaz, fue creada la Provincia Eclesiástica de Nicaragua por el Papa Pío IX, el 2 de diciembre de 1913. Ocho días después eran nombrados los primeros obispos para asumir su respectiva Diócesis.

A saber: Simeón Pereira y Castellón (1863-1921), nacido en Pueblo Nuevo, último Obispo de León (cuando esta Diócesis abarcaba todo el país) y primero también de León (que comprendía los departamentos de León, Chinandega, Estelí y Nueva Segovia); José Piñol Batres, guatemalteco, Obispo de Granada (que tenía bajo su jurisdicción el departamento del mismo nombre, los de Rivas y Chontales, más la comarca de San Juan del Norte); José Antonio Lezcano y Ortega (1865-1952), natural de Granada, Arzobispo de Managua (con los departamentos de Managua, Masaya, Carazo, Matagalpa y Jinotega); Isidoro Carrillo y Salazar (1875-1931), nacido en el barrio San Felipe, León, Obispo Auxiliar de Managua con residencia en Matagalpa; y fray Agustín Bernaus y Serra, nacido en Aresa de Segre (España), vicario apostólico de la Costa Atlántica con sede en Bluefields. Este vicariato abarcaba el departamento del mismo nombre (entonces se había sumido el nombre de Zelaya, restituido ya con los liberales en el poder), la comarca de Cabo Gracias a Dios y los distritos de Prinzapolka, Siquia, Río Grande e islas adyacentes a la costa de Nicaragua.

Salvo el primero (Pereira y Castellón) y el último (Bernaus y Serra), los citados habían sido gratos al Gobierno de la época en nota del 31 de diciembre de 1912, dirigida por el Ministro de Relaciones Exteriores, Diego Manuel Chamorro, a Monseñor Juan Cagliero, Delegado Apostólico de Su Santidad para Centroamérica, quien residía en San José, Costa Rica.

En cuanto al nombramiento del Vicario Apostólico de la Costa Atlántica, el Ministro Chamorro sugería una candidatura que perteneciese a una comunidad religiosa determinada y hablase español, francés e inglés. Sobre la ausencia en dicha nota del gran Obispo Pereira y Castellón, el gobierno del conservador Díaz era ajeno a la misma. Realmente obedecía a la negativa que el mismo prelado de León había dado, en enero de 1909, a Monseñor Cagliero cuando éste personalmente le propuso la división de la Diócesis. Fue por esta causa que León perdió el derecho de ser sede arzobispal, y su Catedral el de adquirir rango de Metropolitana.

Como se observa en el cuadro elaborado por Mario A. Borge, sólo el primer Obispo de Granada —Piñol y Batres— ejerció su dignidad efímeramente: del 19 de marzo de 1914 al 29 de octubre del mismo año. Para ambas fechas no residía en la ciudad. Hizo su entrada a ella el 24 de abril de 1914 y salió en septiembre, también de 1914, por su voluntaria dimisión. La tradición oral granadina afirma que no se adaptó al clima.

CREACIÓN DE LA DIÓCESIS DE MATAGALPA

La Diócesis de Matagalpa fue creada por Pío XI en su bula Animaroum Saluti, expedida el 13 de diciembre de 1924, comprendiendo los departamentos de Matagalpa y Jinotega. Fue ejecutada por decreto del Arzobispo de Managua, José Antonio Lezcano, el 1 de agosto de 1925. La nueva Diócesis quedó como sufragánea de la Metropolitana de esta Provincia Eclesiástica de Nicaragua y se estableció en ella, en lugar de capítulo de Canónigos de Catedral, el Consejo de Consultores Diocesanos que prescriben los cánones 423 y siguientes del entonces Código de Derecho Canónigo Vigente.

VER TAMBIÉN

Obispos de Nicaragua (1913-2005)

Nacionales

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí