- Restos de nica apuñalado en Alajuela, llegaron a Santa Lucía
Auxiliadora Martínez y Josué BravoBOACO Y SAN JOSÉ
“Quiero que se haga justicia, que eso no quede así”, fue el clamor de la joven María Auxiliadora Silva Urbina, quien desde Costa Rica acompañó el féretro de su hermano José Ariel (22 años), hasta la comarca Los Llanitos, en Santa Lucía, Boaco, donde será sepultado hoy a las 10 de la mañana.
Un costarricense de 38 años, de apellidos Arguedas Calderón, fue detenido ayer en Costa Rica como sospechoso de haber cometido el crimen.
“Dicen que ese hombre (el asesino) tenía 15 días de haber salido de La Reforma (cárcel), si lo dejan libre puede hacer lo mismo con otro, eso no se puede quedar así”, exclamó María Auxiliadora, quien pronto dará a luz.
José Ariel Silva fue asesinado a puñaladas el domingo al salir de un bar, en Alajuela, Costa Rica.
“Los de la ambulancia no pudieron hacer nada cuando llegaron, porque mi hermano se había desangrado, toda su sangre quedó en la calle. Ellos ya iban para la casa, cuando un maldito se bajó de un carro y los apuñaló a los tres, porque no llevaban con qué defenderse”, relató ayer su hermana.
“En el bar Espejos los comenzaron a ofender, diciéndoles ‘muertos de hambre, mal paridos’; después de eso y para evitar problemas, salieron rumbo a la casa, porque mi hermano no se metía con nadie, pero los siguieron”, añadió.
“Ya herido pedía que no lo dejaran morir, pero se desangró todo y cuando la ambulancia llegó, no pudieron hacer nada”, lamentó María Auxiliadora.
Los restos del joven arribaron a las cinco de la tarde de ayer martes a Los Llanitos, dos kilómetros al norte del poblado de Santa Lucía, donde era esperado por vecinos y familiares.
CONSTRUÍA CASA
La mamá de José Ariel, Flora Urbina Mendoza, de 52 años, dijo que “él se fue legal a Costa Rica cuando tenía 18 años, hace cuatro años, en busca de mejores condiciones para su familia; desde entonces sólo dos veces había venido y la segunda vez compró un solar y comenzó a construir su casa, trabajando hasta de noche, ya que sus intenciones eran venirse para Nicaragua”.
“Me quitaron el bocado de la boca, él era el único hijo varón que me ayudaba, cada 15 días me mandaba para pagar la provisión; pido que esas personas tengan el debido castigo, porque no es el primer crimen que cometen”, exclamó Flora.
GOBIERNO PROTESTA
El viceministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Javier E. Williams, envió ayer una carta de protesta al canciller de Costa Rica, Rodrigo Tovar, por el asesinato del nicaragüense José Ariel Silva Urbina y las heridas sufridas por José Antonio Martínez Urbina y Francisco José Martínez Urbina.
“El Estado (de Nicaragua) exige una investigación inmediata, objetiva y exhaustiva sobre este acto criminal, y la consiguiente aplicación de la justicia a los autores de este hecho de barbarie y degradación moral inauditos, que nos vuelve a la época de terror que creíamos superados en la historia humana en América”, señala la misiva.
“Los culpables de este crimen, son autores de un crimen de lesa humanidad, al tratarse de un asesinato atroz motivado única y exclusivamente por razones de nacionalidad, por lo que la pena debe ser la más severa posible y ejemplar”, afirma también una nota de prensa de la Cancillería nicaragüense.
CAPTURAN A UNO
A las nueve de la mañana de ayer fue arrestado en un vivero de La Guácima de Alajuela, al norte de San José, un costarricense de 38 años, de apellidos Arguedas Calderón, a quien las investigaciones señalan como el presunto autor del homicidio del nicaragüense José Ariel Silva Urbina.
Fuentes del Poder Judicial aseguraron que el sospechoso es una persona “conflictiva” en la zona, por lo que investigan si tiene antecedentes penales.
La agresión que condujo a la muerte del inmigrante nicaragüense se habría originado por algunos “chistes” relacionados a la muerte, hace semanas, de un nicaragüense atacado por dos perros, dijeron testigos, pero la versión oficial no lo especifica.
El parte oficial indica que se encontraban cerca de 15 personas en un bar en La Guácima y al retirarse del lugar seis de ellos, se produjo un intercambio de palabras que terminó con una guerra de piedras y después, suponen, el presunto agresor que estaba dentro del bar se fue tras el grupo de nicaragüenses que salía, alcanzando a uno por uno de los tres y los atacó con un puñal.
José Ariel Urbina, el que murió, trabajaba en la siembra de hortalizas. Quedaron heridos los nicaragüenses Antonio Martínez Urbina, al que se le salieron las vísceras por la agresión y aún se encuentra en el Hospital México; y Francisco Linares García, quien está en el hospital de Alajuela.
El nicaragüense Rito Antonio Obando, uno de los testigos, recuerda que en el bar, dos ticos se burlaban del nica asesinado en Cartago por dos perros rottwailer, por lo que José Ariel Silva les respondió.