La historia está basada en la novela de Jane Austen y ha sido llevada al cine y la televisión en al menos seis ocasiones.
Una madre loca por casar a toda costa y con quien sea (todo es que tenga dinero suficiente) a todas sus hijas, una sociedad hipócrita y varios malentendidos son parte de este caldo que nos presenta Orgullo y Prejuicio, una historia ambientada en Inglaterra, aunque los paisajes, dudo mucho que lo fueran.
En todo caso, lo mejor son los exteriores y alguna que otra actuación pero en general, es como una jaula llena de loras en las que llega un momento en que no se entiende quién y de qué es lo que hablan. Además, los diálogos rayan entre los triviales y los que tratan de confundir con ser un poco más que inteligentes.
El padre de las cinco hijas, más bien parece hacerse de la 'vista gorda' ante todo el relajo que se tienen las chicas en su afán por encontrar a alguien cuanto antes. Por eso, me pareció extraña la última escena de un padre preocupadísimo y compresivo con la hija que supuestamente no es como las demás.
Por quién es quién, no esperen que les explique nada. Sólo recuerdo que una de las hijas es la más sincera, o no, tal vez fue una trama para conseguir el mejor partido pero en todo caso, es la que convence a su noviecito ricachón de que no toda la familia es una bola de aprovechados.
Todo esto se desarrolla en las afueras de Londres a donde llega a vivir un acaudalado Mister Darcy, sí, el mismo nombre del galán de las dos películas de Briget Jones, que aparenta una apatía por el sexo opuesto pero a los cinco minutos, cae víctima de las garras del amor.
Entonces, Mister Darcy (¡Qué poca imaginación tienen los ingleses!) deberá lidiar contra estas muchachas, de apellido Benet y que atacan como abejas africanas, para descubrir si en realidad lo quieren embaucar y restarle su fortuna.
La historia está basada en la novela de Jane Austen y ha sido llevada al cine y la televisión en al menos seis ocasiones. Para ser sinceros, este tipo de películas nunca, nunca ha sido de mi agrado, aunque sí puedo reconocer que se hizo un buen trabajo con el paisaje. Las lindas praderas, las colinas, el verde del bosque y los amaneceres. Por lo demás, es más aburrido que escuchar los discursos de los políticos.