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Imagen del Apóstol Santiago, se le considera la más antigua en las iglesias de Managua. (LA PRENSA/ B. Picado )

Urge rescate del arte sacro

El arte sacro ha tenido mucho valor desde la época colonial. Parte vino de España y Guatemala. La imagen de la Inmaculada Concepción, de El Viejo, fue dejada por Pedro de Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús. Pese a las recomendaciones del Concilio Vaticano II, se ha dado el comercio y venta de objetos […]

  • El arte sacro ha tenido mucho valor desde la época colonial. Parte vino de España y Guatemala. La imagen de la Inmaculada Concepción, de El Viejo, fue dejada por Pedro de Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús. Pese a las recomendaciones del Concilio Vaticano II, se ha dado el comercio y venta de objetos sagrados, casos en que se mencionaron conocidos nombres de Chinandega y Granada. El padre Mario Campos Bordas y su labor por rescatar el arte sacro en Nicaragua

Vigilen con cuidado para que los objetos sagrados y obras preciosas — dado que son ornato de la casa de Dios— no se vendan ni se dispersen, señaló hace más de cuarenta años el Concilio Vaticano II, sobre el arte sacro.

Sin embargo, pese a que el documento conciliar es muy claro, lamentablemente en Nicaragua se dieron ambas situaciones, ha habido un comercio con imágenes religiosas y objetos relacionados con el culto, en otros casos fueron a dar a casas particulares expuestas al deterioro, hubo dispersión. Hasta robos, donde fueron mencionadas conocidas personas de Chinandega y Granada.

No todo es sombras, al respecto hay algunas luces en gran medida por el esfuerzo de un joven sacerdote actualmente párroco de Nandaime, el padre Mario Campos Bordas, quien habla más de una inclinación que de una vocación hacia el arte sacro, luego de haber montado tres extraordinarias exposiciones.

CONCILIO VATICANO II

En 1958, el cardenal Ángelo Giuseppe Roncalli fue electo Papa y tomó el nombre de Juan XXIII. Dada su edad, 77 años, se creyó sería un Papa de transición. Durante su papado de apenas cinco años convocó al Concilio Vaticano II y entre las encíclicas hubo dos de gran repercusión: Mater et Magistra y Pacem in Terris. Cuando falleció en Roma, el 3 de junio de 1963, ya el Concilio formaba parte de la historia moderna.

En el Capítulo VII de las Constituciones, Decretos y Declaraciones, del Concilio Vaticano II, referente al arte y los objetos sagrados, señala que entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro. Éstos, por su naturaleza, están relacionados con la infinita belleza de Dios, que intenta expresar de alguna manera por medio de obras humanas.

Conforme el documento, la Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio y apoyó a los artistas, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales. Agrega el documento conciliar, que la Iglesia procuró con especial interés que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto con dignidad y belleza, aceptando los cambios de materia, forma y ornato que el progreso de la técnica introdujo con el correr del tiempo.

Se aclara que la Iglesia nunca consideró como propio estilo artístico alguno, sino que, acomodándose al carácter y las condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente. También que el arte de nuestro tiempo y el de todos los pueblos y regiones se ejerciera libremente en la Iglesia, con tal que sirviera a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia.

Refiere el documento que al promover y favorecer un arte auténticamente sacro, se busque más una noble belleza que la mera suntuosidad. Esto se ha de aplicar también a las vestiduras y ornamentaciones sagradas. Debe procurarse, agrega, excluir aquellas obras, entre otros motivos, por mediocridad o la falsedad del arte. El documento considera que al juzgar las obras de arte, se oiga a la Comisión Diocesana de Arte Sagrado y si el caso lo requiere a otras personas muy entendidas, como también a las Comisiones de Liturgia, Música Sacra y Arte Sacro.

En cuanto a los obispos, expresa, sea por sí mismos o por medio de sacerdotes competentes dotados de conocimientos artísticos y aprecio por el arte, se interesen por los artistas, a fin de instruirles del espíritu del arte sacro y de la sagrada liturgia. Se recomienda que en aquellas regiones donde parezca oportuno, se establezcan escuelas o academias de arte sagrado para la formación de artistas.

En el documento se plantea revisar el orden conveniente de las imágenes sagradas, de la decoración y el ornato. En cuanto a la materia y a la forma de los objetos y vestiduras sagradas, se dé la facultad a las asambleas territoriales de obispos para adaptarlos a las costumbres y necesidades locales. Refleja el documento, preocupación por la formación artística del clero, dice que mientras estudian Filosofía y Teología, deben ser instruidos también sobre la historia y evolución del arte sacro, de modo que sepan apreciar y conservar los venerables monumentos de la Iglesia y puedan orientar a los artistas en la ejecución de las obras.

El arte sacro en nicaragua

Entre los pocos conocedores de arte sacro en Nicaragua, destacan el sacerdote Mario Campos Bordas y Waldo Soza, ambos coinciden en que hay poca valoración al respecto y recordaron la importancia que le dio el Concilio Vaticano II. En cuanto a las personas más involucradas en el arte sacro, Waldo menciona a los sacerdotes Mario Campos Bordas, (Nandaime), Rodrigo Urbina Vivas (El Viejo), Víctor Manuel Rivas Bustamante (templo de la Inmaculada Concepción, en la colonia 14 de Septiembre), José Mínguez, actualmente fuera de Nicaragua.

Originario de Diriomo, el padre Campos Bordas, según sus propias palabras, nació en un ambiente lleno de buen gusto y valoración al arte. Ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1989, estuvo como Vicario en la Diócesis de Granada, antes de pasar como párroco a su natal Diriomo.

En enero del año 2000, con motivo de iniciar el nuevo milenio y el primer centenario de la dedicación del actual templo parroquial de Diriomo, realizó la primera exposición de arte sacro. La segunda fue en enero del 2001, dado el éxito de la primera, la tercera recientemente en Nandaime, donde logró reunir imágenes, objetos y vestiduras litúrgicas provenientes de parroquias de distintas poblaciones. La exposición fue de tanto valor que permaneció bajo permanente protección de la Policía Nacional. Para estas exposiciones, el padre Campos Bordas ha contado con el apoyo de Waldo Soza.

Refiriéndose a la labor de cuido, conservación, restauración y mantenimiento de nuestro arte sacro, el padre Campos Bordas, responde con una frase muy nicaragüense: “Se trabaja con las uñas”. Opina que no hay valoración, prevalece la ignorancia y faltan recursos. Basta con hacer comparaciones en relación al Capítulo VII de la Constitución Sacrosanctum Concilium, para darnos cuenta del estado del arte sacro.

En ninguna de las Diócesis en que se divide la Iglesia Católica en Nicaragua existe la Comisión Diocesana de Arte Sagrado, algunos obispos han tenido iniciativas personales, con poco apoyo y organización, ya que los mismos sacerdotes, durante su período de estudios, no reciben la debida instrucción sobre el arte sacro y la importancia que le dan los documentos conciliares.

Refiere el padre Campos que los párrocos tienen la obligación de levantar inventarios de los bienes que hay en las iglesias a su cargo, igual que de la casa cural, para efectos de entregar y recibir correctamente cuando ocurran cambios de parroquia. Estos inventarios, a criterio del sacerdote, deben tener copia en los archivos diocesanos.

Respecto a los objetos que entran en la calificación de arte sacro, el inventario debe ser más cuidadoso, incluso con la participación de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Instituto Nicaragüense de Cultura, requiere la declaratoria de bien patrimonial, una ficha que contenga toda la información necesaria, fotografías, etc.

Lo anterior, afirma el padre Campos, sería muy importante para poder cotejar cuando ocurren cambios de párrocos, también para evitar que caigan en manos de inexpertos; a veces los mismos sacristanes que pretenden restaurar, por ejemplo una imagen, provocando serios daños, más cuando usan pinturas inadecuadas. El gran problema, señala el padre Campos, es que no existe en el país un verdadero taller de restauración. Sin embargo, el solo hacer el inventario, sería un paso positivo, con recomendaciones para que sobre todo las imágenes no se sigan deteriorando en las sacristías.

El párroco de Nandaime considera que con lo que se tiene, bien podrían montarse los museos diocesanos de arte sacro, los que tendrían la administración y regulaciones de todo museo y que permitiría un acceso al campo turístico que allegue fondos económicos para su mantenimiento. A manera de ejemplo, contó que en Comayagua, Honduras, el museo de arte sacro funciona en el edifico donde reside el Obispo.

Otra idea del padre Campos Bordas, es la de organizar exposiciones itinerantes de arte sacro. Recuerda que las imágenes han sido una forma de catequizar. Debe rescatarse la historia de imágenes, objetos y vestuario, lo que queda en las sacristías. Formar conciencia en el clero nacional y laicos de la importancia de declarar Patrimonio de la Nación el arte sacro.

En relación a lo dicho por el padre Campos Bordas, es importante conocer las declaratorias de Patrimonio Cultural Mueble e Inmueble de Nicaragua. Sólo entre 1944 y el año 2000, más de 50 iglesias recibieron decretos y acuerdos, incluyendo algunas ruinas de iglesias y ermitas como las de Veracruz, San Andrés, San Sebastián y Santiago en León. Tal declaratoria permitía tener subvenciones en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República.

Para comenzar, conforme el Concilio Vaticano II, habrá que crear las Comisiones Diocesanas de Arte Sagrado o Sacro, integrando sacerdotes y laicos que sean capaces de realizar inventarios con el debido fichaje, declaratoria de patrimonio cultural de la nación, allegando fondos para una primera etapa, evitar que continúe el deterioro y saqueo que ha hecho tanto daño.

Importancia del arte sacro

Como un ejemplo para valorar el arte sacro, es el extraordinario libro de Julio Valle Castillo, sobre la Catedral de León, ilustrado por las magníficas fotografías de Rodrigo Castillo Salaverry. Es la única obra que permite conocer desde la historia del templo hasta su contenido. Es impresionante la imagen del Cristo de Pedrarias, del siglo XVI.

El arte sacro nicaragüense en su mayoría es anónimo, Valle Castillo hace el rescate de dos artistas: Antonio Sarria M. y Jorge Navas Cordonero. Sobre el primero señala que fue pintor y escultor de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Originario de Masaya, monseñor Pereira y Castellón le encargó pintar las catorce estaciones de la vía sacra. Actualmente están bastante deterioradas y en proceso de ser restauradas.

En cuanto a Navas Cordonero, Valle Castillo refiere que también fue llevado a León por monseñor Pereira y Castellón. Entre sus obras están: la estatua de la Inmaculada que está en el frontis; los cuatro Hércules que sostienen la campana mayor; los doce apóstoles; la tumba de Rubén Darío y la de monseñor Pereira y Castellón; los cuatro leones del atrio. Durante 24 años trabajó en la Catedral de León.

En el libro de Valle Castillo, las fotografías de Castillo Salaverry muestran en El Tabernáculo, el Medallón de San Pablo, la Asunción de María; el Coro Cordobés; un Cristo de marfil, varios cálices; imagen de la Inmaculada; diversas imágenes de Cristo; las imágenes de todos los apóstoles en la nave central; las catorce estaciones del Vía crucis.

Waldo Soza ha dedicado muchos años al estudio del arte sacro en Nicaragua, su conocimiento en este campo le valió el ingreso como miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. En La Prensa Literaria ha publicado interesantes artículos sobre arte sacro. Junto con el arquitecto Porfirio García Romano publicó en la revista Cultura de Paz, un estudio sobre la Catedral de León.

No es posible, en un reportaje periodístico, referirnos a las principales obras del arte sacro en Nicaragua. Recorrer las iglesias, en especial de León y Granada, es descubrir objetos, imágenes, esculturas y pinturas ignoradas o poco valoradas. La variedad de imágenes de Cristo y la Virgen reflejan distintas expresiones artísticas, cada una con su propio estilo escultórico y vestuario. Nada qué ver el Santiago de Nagarote con el de Jinotepe, Nindirí o Boaco. Aún Las Purísimas difieren, incluso las de Candelaria o las de Santa Ana.

Debe, a lo inmediato, iniciarse un serio inventario. Hay tantas obras que merecen ser expuestas al público. El viernes por la tarde, gracias a la autorización de monseñor Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, tuve acceso a la imagen más antigua que se conoce del Apóstol Santiago, se encuentra en una pequeña capilla del Seminario Arquidiocesano La Purísima.

Según la tradición, la imagen de una sola pieza de madera, la cruz en la mano izquierda y la espada a la derecha, estuvo en la primera iglesia que se levantó en Managua. Debe recordarse que el nombre oficial de la ciudad es “Santiago de Managua”, santo patrono, como puede verse en el frontis de la vieja Catedral de Managua.

A nivel mundial hay todo un rescate del arte sacro, es uno de los mayores atractivos turísticos no importa sea La Habana, Toledo, Asís, Roma o París. Por qué no Ciudad Antigua, Niquinohomo, Diriomo, León, Granada o El Viejo. No es tarea exclusiva de la Iglesia, es un compromiso de todos los nicaragüenses, el arte sacro representa en gran medida nuestra esencia religiosa, es parte de nuestra identidad nacional.

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