Estas palabras no significan lo mismo, quienes las emplean como sinónimos están cometiendo un error, pues sus significados aluden a cuestiones bien precisas.
Esta vez responderemos una inquietud de un asiduo lector de nuestra columna, el señor Ramón Salgado Valle, quien nos envía el siguiente mensaje:
“Estimada profesora Izquierdo, desde Canadá mis saludos para usted, con mis mejores deseos por su bienestar. Gracias por haber escogido Nicaragua como su lugar de residencia, y por su labor altamente positiva en el campo del idioma.
Le ruego su atención a este asunto. Siempre escuché el término sanidad como la acción de recuperar la salud. Ahora está de moda el vocablo: sanación, sustituyendo al primero. ¿Cuál es el correcto, profesora? Gracias por su ayuda”.
Don Ramón, como usted mismo señala y aparece en el Diccionario de la Real Academia Española, el vocablo sanación sólo tiene dos acepciones y éstas aluden a la acción y efecto de sanar o a la curación por medio de prácticas esotéricas o de terapias alternativas.
Si nos remitimos al sustantivo sanidad, veremos que en el DRAE aparecen varias acepciones, entre ellas, las siguientes: “cualidad de sano o cualidad de saludable. Conjunto de servicios gubernativos ordenados para preservar la salud del común de los habitantes de la nación, de una provincia o de un municipio. Conjunto de servicios para preservar la salud de los habitantes de una nación, de una provincia, etc.”
También se le llama sanidad marítima a aquella que radica en los puertos y atañe a la navegación. Por su parte, la sanidad militar es el cuerpo de profesores médicos, farmacéuticos, veterinarios y de tropas especiales que prestan sus servicios profesionales en los ejércitos de aire, mar y tierra.
Como se puede apreciar, una palabra (sanación) es para designar el hecho de haberse curado de un padecimiento y la otra (sanidad) para referirnos a la cualidad de sano o a las instancias que velan por la salud de una comunidad o nación. Así que comete un error quien las utiliza a la inversa, como el ejemplo que usted nos remitió sobre un músico.
Aprovecho la ocasión para agradecer la carta de Juan Antonio Cabrera Rodríguez quien vive en Polonia y trabaja como traductor del idioma polaco al español y viceversa. Cabrera remite muchos elogios y nos afirma que “en algunas ocasiones me encuentro con situaciones que me obligan a consultar en mis libros (…) Qué interesante es leer los artículos del idioma aquí puestos en este diario”. Con respecto a la foto que nos solicita, esta columna sale con una, en la edición digital.
Por último, quiero insistir en algo dicho miles de veces: No digan más “correr para alcalde”, eso es un reverendísimo disparate… a los políticos sobre todo, les pedimos hablen mejor nuestro idioma, porque lo están destrozando con un desdén increíble.