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Los porqué de la libertad de Alemán

Sin duda que la libertad del ex presidente Arnoldo Alemán, bajo la mascarada de “convivencia familiar” en todo el país, se debe a una decisión del presidente sandinista Daniel Ortega. Era imposible que eso se diera sin su permiso. Nada ocurre en los Poderes del Estado y mucho menos en las dependencias supeditadas al Ejecutivo, sin su autorización. Esto incluye, al Sistema Penitenciario, cuyo mando toma decisiones ordinarias relativas al régimen carcelario de los reos, pero jamás hubiera dejado en libertad a Alemán si no fuera por la orden directa o indirecta de Daniel Ortega.

Y ante su falta de entereza para asumir la responsabilidad que le corresponde por actos bochornosos como este, Ortega hace el ridículo al decir que tal vez Arnoldo Alemán fue dejado en libertad porque abogaron por él los representantes de los medios de comunicación, incluyendo a LA PRENSA, que fueron invitados a una reunión con el PLC en la que estuvo presente Alemán; reunión que por cierto fue para hablar sobre las amenazas orteguistas a la libertad de prensa, igual que hablaron con la ALN.

En realidad, no se necesita ser un genio para comprender que Ortega soltó al reo Alemán por tres razones fundamentales. Primero por la próxima reforma constitucional. Los diputados danielistas van a solicitar la reelección presidencial continua a fin de que Ortega pueda optar otra vez a la Presidencia, en el 2011. Además, está de por medio la escogencia del Fiscal General y del Fiscal Adjunto, así como de cuatro magistrados a la Corte Suprema de Justicia. Es, pues, tiempo de negociación, de dame y te doy.

En segundo lugar, Ortega, al dejar en libertad al doctor Alemán atiza las diferencias entre el PLC y la ALN, para evitar la unidad entre estas dos facciones liberales y poder ganar nuevamente las elecciones, como en noviembre pasado, enfrentando a una oposición fragmentada. Y no sólo para eso, sino también para impedir que las bancadas liberales se unan en la Asamblea Nacional y formen un dique de contención a los desmanes autoritarios del orteguismo. Ahora mismo, si el PLC y la ALN se unieran en la Asamblea Nacional, los diputados danielistas no podrían aprobar ninguna ley, estarían con las manos atadas y tendrían que negociar cualquier proyecto o cualquier decisión que demande la aprobación del Poder Legislativo. Pero no lo hacen porque el PLC está subordinado a Alemán y éste a Daniel Ortega.

Ortega sabe bien esto y apuesta a lo que sea necesario para evitar la unidad liberal. Al dejar en libertad a Alemán echa leña al fuego de las diferencias entre el PLC y la ALN. Divididos es como Ortega quiere tener a los liberales para poder gobernar sin límite de tiempo, con un Poder Electoral que jamás lo dejará perder una elección de aquí en adelante, con un Poder Judicial que usará como revólver para mantener a raya a sus adversarios políticos y con una oposición fraccionada en el Poder Legislativo.

Y una tercera razón de por qué Daniel Ortega ha soltado a Alemán es para que éste le ayude desde la Asamblea Nacional a intimidar a Eduardo Montealegre, al ex presidente Enrique Bolaños y a varios funcionarios del gobierno anterior y, con el auxilio del Poder Judicial procesarlos y condenarlos por cualquier clase de supuestos delitos. O al menos humillarlos y desacreditarlos.

Ahora a Ortega sólo le falta ordenar al Tribunal de Apelaciones que dicte el sobreseimiento definitivo de Alemán. Pero sólo lo hará cuando esté seguro de que Alemán y el PLC aprobarán la reforma constitucional que le permita proponerse para la reelección en el 2011. Y aún así, quién sabe. Mientras el caudillo liberal siga siendo útil como rehén de Ortega, este no hará que “su” Tribunal de Apelaciones libere a Alemán también de los cargos de corrupción que lo mantienen legalmente en condición de reo.

Pero podría ocurrir que Alemán no sea sobreseído por el Tribunal de Apelaciones sino que sea absuelto por una amnistía general que “beneficiaría” a los otros acusados por el danielismo, incluyendo a Montealegre y Bolaños. Así, Ortega dejaría estigmatizada a toda la oposición desde mucho antes de que comience la campaña electoral. Los siniestros planes de Daniel Ortega secundado lastimosamente por Alemán están a la vista, no los puede disimular con ridículas socarronerías para culpar a terceros.

Editorial
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