El compromiso que el viernes al mediodía asumió la directora de la Policía Nacional, primera comisionada Aminta Granera, de que “no habría más agresiones de policías” contra miembros de las organizaciones y de manera especial a las mujeres, se rompió en menos de un par de horas, ya que a las 4:30 p.m. del mismo día tres agentes con exceso de violencia física y verbal detuvieron y metieron en una patrulla a la periodista y activista del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), Patricia Orozco.
El incidente ocurrió cerca del rastro del barrio Sutiaba en León, cuando Orozco regresaba a Managua procedente de Las Peñitas, acompañada de su hermana, la abogada Ana Eveling Orozco, la psicóloga Lorna Norori y el chofer del taxi que las transportaba.
Al detenerlas, la Policía alegó que habían ignorado el llamado a detenerse en un retén en la carretera.
Sin embargo, Orozco asegura que en ese retén se detuvieron y mostraron la documentación del vehículo, aunque no permitieron el registro de sus maletas, ya que no había causa legal para hacerlo.
Fue imposible obtener una explicación oficial sobre estos hechos, ya que Granera mantuvo apagado su teléfono celular y en su casa cortaron la comunicación cuando nos identificamos como periodistas de LA PRENSA. Al llamar de nuevo, nos informaron que la jefa policial “acaba de salir”.
La vocera de la Policía, comisionada Vilma Reyes, tampoco contestó las llamadas.
TRATO PEOR QUE A DELINCUENTES
“La violencia utilizada contra nosotras es impresionante. Yo no sé si estamos atendiendo a que ése es el procedimiento normal de la Policía, de un nivel de violencia extraordinaria que no lo ves en el caso del narcotráfico, que no lo ves en el caso de los abusadores sexuales y de los grandes delincuentes, o si es que estaban nerviosos porque la llegada del Presidente los pone nerviosos”, comentó Orozco al ser entrevistada ayer por LA PRENSA.
Orozco relata que permaneció “esposada y retenida” por más de dos horas, en el patio de la delegación policial, sin poder realizar la llamada telefónica a la que los detenidos tienen derecho.
Reconoce que ante la agresividad con que los agentes la trataron, al aplicarle llaves y ligamentos en brazos y piernas para obligarla a entrar a la patrulla, ella se defendió mordiendo el brazo a uno de los agentes.
ATAQUES DE RADIO OFICIALISTA
La oficialista radio Ya emprendió de inmediato una campaña que, a criterio de Orozco, es “deshonesta, desinformadora, poco veraz, mal intencionada y difamadora”.
Esa radioemisora, controlada por Rafael Ortega, hijo del presidente Daniel Ortega, en su intento por justificar la agresión a la periodista ha divulgado que Orozco y sus acompañantes estaban en “estado de ebriedad” y agredieron a los policías.
La radio oficialista también se ha referido a supuestas preferencias sexuales de las afectadas y ha proferido burlas en ese sentido.
Orozco considera que el incidente tiene un ingrediente político, porque del grupo ella fue la única apresada y en varias oportunidades los agentes se refirieron a ella como la “jefa de la banda”.
Recordó que la primera vez que estuvo presa fue durante la dictadura de Anastasio Somoza, y al comparar ambas situaciones dice estar convencida de que la historia retrocede y se repite hoy en Nicaragua.
Lamenta que este país tenga otra vez un dictador que usa a la institución policial para “reprimir al pueblo” y a las instituciones para beneficio personal, porque aquí “aunque la Constitución diga que todos somos iguales, los hechos demuestran que los ciudadanos no somos iguales; lo que está pasando es algo peor de lo que pasó cuando Somoza”.
VARIOS OFICIALES LAS INCREPARON
Al ser puesta en libertad, le dijeron que fue por orden de la directora de la Policía Nacional, primera comisionada Aminta Granera, y si deseaba interponer una denuncia podía hacerla ante la oficina de Asuntos Internos, pero esto no fue posible porque la Policía de León no pudo encontrar a un médico forense para que examinara los golpes que presentaba.
Patricia Orozco acudió entonces a un hospital público, para que la examinaran y mañana lunes presentará la denuncia en la oficina de Asuntos Internos y ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Los oficiales que la arrestaron con violencia portaban las placas 8148, 11640 y 7091. Orozco los denunciará como responsables del ataque, pero también denunciará a la institución, ya que según ella “salió toda la oficialidad a increparnos, querían vernos con las cabezas agachadas, sumisas”.
“No les pareció el reclamo que les hacía porque me enchacharon y nunca me explicaron qué delito o infracción había cometido, para que me agredieran como lo hicieron”, relató la periodista, que dirige el programa radiofónico Onda Local .
Sobre el mordisco que propinó a uno de los policías que la golpeó, Orozco explica: “Lo que hice fue actuar en defensa legítima, porque sin haber cometido la más mínima infracción o delito me golpearon y el oficial se me sentó encima, me sentenció que si le hacía algo me atuviera a las consecuencias. Después llegó a los patios de la Policía a quejarse y a llorar, porque yo lo había mordido y arañado y no sé qué otras cosas dijo”.
Dice que llevará el proceso hasta donde le sea permitido, pero no oculta su desconfianza en las autoridades, ni el temor de que el caso pase a formar parte de la larga lista de denuncias que quedan sin resolver.
ESPERA SEA ACTO AISLADO
Bayardo Izabá, director ejecutivo del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), quien fue el encargado de hacer las gestiones ante la primera comisionada Granera para obtener la libertad de Orozco, espera que se revise la actuación de los agentes policiales en este caso y que no haya sido algo dirigido.
Izabá participó el viernes en la reunión de los representantes de las organizaciones civiles con Aminta Granera y confía en el compromiso que la jefatura asumió ante los representantes de las organizaciones, que se sienten o han sido amenazados por los grupos afines al Gobierno, de garantizarles su seguridad.
“No quiero pensar que ésta sea una acción dirigida por la Policía Nacional, para reprimir e intimidar a Patricia y a las otras compañeras, sino que fue un hecho suscitado de manera muy espontánea. No considero eso como una acción dirigida de parte de la Policía”, opinó Izabá.
El funcionario espera que se realicen las investigaciones necesarias y que se cumpla el compromiso, de garantizar la seguridad, que asumió Granera.
Sofía Montenegro, periodista y dirigente del MAM, considera que lo ocurrido a Patricia Orozco, y los ataques de turbas orteguistas en los últimos días reflejan “el clima generalizado de hostilidad, incertidumbre e intimidación que se vive en el país”, que refleja el sentimiento de ilegitimidad, ilegalidad y miedo que “tiene el régimen (de Daniel Ortega) ante el repudio generalizado a sus acciones”.
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