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Uno de los tres buses que trasladó a los 164 ciudadanos detenidos por ejercer su derecho a manifestarse. Entre los detenidos en el Chipote había algunas personas de León, Managua, Nindirí y Tipitapa. FOTO: LA PRENSA/ URIEL MOLINA.

Cuando el civismo brilló sobre el terror: así fue la liberación de los manifestantes detenidos el sábado

La manifestación del sábado 16 de marzo se iba a realizar para pedir la liberación de los reos políticos. Fue entonces cuando la Policía Orteguista (PO) vapuleó a manifestantes y periodistas

Eran las 10:10 de la noche de un sábado, que en Nicaragua, desde abril del año pasado, no ha vuelto a ser normal con la gente en sus casas desde temprano por miedo a la represión.

Sin embargo, aquí en las afueras de la estación de policía estaban familiares echados sobre las cunetas, a la espera de que fuese abierto un portón enorme de donde saldrían 164 ciudadanos, que, golpeados con saña por las fuerzas antimotines, terminaron siendo trasladados a la cárcel policial del Chipote número dos.

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Al abrirse los portones de par en par, dos oficiales salieron raudos con la intención de apartar a cualquiera que estuviese a su paso. Así fueron los minutos previos al grito de “¡Viva Nicaragua libre!”, con que los detenidos celebraron el fin de su cautiverio.

El viaje fue matizado por los manifestantes que mostraban las banderas azul y blanco, uno de los símbolos que la dictadura considera subversivo desde abril del 2018, cuando iniciaron las protestas.

La manifestación del sábado 16 de marzo se iba a realizar para pedir la liberación de los reos políticos. Fue entonces cuando la Policía Orteguista (PO) vapuleó a manifestantes y periodistas.

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La represión del Estado ha dejado entre 325 y seiscientos muertos, según organismos de derechos humanos. Así también casi seiscientos presos políticos, por los cuales la población se quería manifestar.

El operativo de la PO acabó con 164 personas detenidas, entre ellas algunos miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia que están en conversaciones con el régimen desde el 27 de febrero pasado.

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Hay otros casos de exguerrilleros sandinistas como Mónica Baltodano que también fueron detenidos, el exministro de Educación Humberto Belli, entre otros. La Policía se fue violentamente contra los ciudadanos un día después que prohibió la marcha.

Desde septiembre pasado, las autoridades no permiten manifestaciones en franca violación a lo establecido por la Constitución.

La historia de Sofía Montenegro

El sábado 16 de marzo, los detenidos fueron trasladados desde la Policía hasta Faganic, donde fueron puestos en libertad.

Bajando del bus en que los llevaron, Sofía Montenegro caminó rauda hacia los brazos de los suyos.

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Los gritos de algarabía se escucharon cerca del punto de encuentro. “¡Fue una cosa conmovedora! Ver como la gente a esa hora de la noche salió a las calles a recibirnos”, recuerda Montenegro vía telefónica.

La socióloga, feminista y crítica del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo estuvo arrestada junto con más de 160 ciudadanos durante al menos ocho horas.

El país vivía otro día de indignación, expresada por distintos piquetes de protestas en Managua y Matagalpa.
Montenegro salió de su casa en la capital casi una hora antes de la cita para llegar a la Centroamérica. No le importó el fuerte despliegue policial en la ciudad desde horas tempranas, lo que los especialistas interpretaban como un interés de intimidar.

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“A mí nunca me agarró la Guardia de Somoza ni me fichó”, dijo Montenegro.

Para salir de su casa, la socióloga burló a la Policía Orteguista que se ubica desde hace meses en la calle que vive.

Cuando llegó a la gasolinera, cerca a la Centroamérica, ya había unas cincuenta personas reunidas. Lo peor estaba por ser.

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Minutos antes de las 2:00 de la tarde, los antimotines empezaron a reprimir. Podía ser cualquier ciudadano o un periodista. El delito era oponerse a la dictadura. Peor aún: grabar con celulares u otros dispositivos el abuso.

La agresión a Azahalea Solís

“A la primera que golpearon con el manubrio de una moto (que usaba un policial) fue Azahalea (Solís, suplente de Carlos Tünnermann en la mesa de negociación). En ese momento yo estaba retrocediendo para resguardarme.

Cuando vi que ella estaba en el suelo y que están golpeando a la cineasta Kathy Sevilla, yo me regresé para ayudarlas.

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Fue en eso que me agarraron a mí también”, relata.

En tan solo minutos, la Policía sacó su peor arsenal contra los autoconvocados.

“¡Llévense a esta vieja hija de p…!”, le gritó uno de los cuatro antimotines.

“Ahora entiendo que las personas (detenidas por protestar) no sienten miedo. Lo que se siente es enojo, furia”, explica Montenegro.

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A diferencia de Azahalea Solís o la cineasta, Montenegro dijo que no recibió golpes directos en su cuerpo.

Otros capturados en el sábado largo de represión fueron Max Jerez y Sandra Ramos, miembros de la Alianza Cívica.

Así también Ana Margarita Vijil, expresidenta del Movimiento Renovador Sandinista (MRS). La violencia estatal alcanzó también al sacerdote Juan Domingo Gutiérrez Álvarez, primo de monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa.

Hubo condena mundial

Mientras esto ocurría en el país, el mundo observaba a Nicaragua y analizaba la falta de voluntad de Ortega para respetar los derechos humanos en un contexto donde supuestamente participa de negociaciones con el fin de intentar superar la crisis.

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Tanto EE. UU. como Costa Rica se dijeron preocupados, igual que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh).

Régimen destaca a Nuncio

Durante el comunicado en que la Policía Orteguista acusó a los manifestantes de interrumpir el orden público y la actividad comercial y de fin de semana de la ciudadanía, el régimen solo tuvo palabras para destacar la gestión del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag.

“La Policía Nacional cumplió con su función constitucional de resguardo de la seguridad y los Derechos de la Ciudadanía”, dijeron las autoridades.

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El embajador del papa está siendo cuestionado porque, según el testimonio de presas políticas, les habría pedido que dejaran de protestar.

En el Chipote nuevo, Sofía Montenegro fue la detenida número 85. Le tomaron fotos de frente y de perfil para el archivo policial y pasó a sitio junto con otras 16 mujeres. Del ambiente que vivieron ahí adentro, hay mucho que contar. “Había unas señoras que rezaban la Coronilla (de la Divina Misericordia) y después gritaban consignas. La gente no se calló ni un minuto”, confiesa.

Montenegro supuso que al menos esa noche iba a dormir encerrada, pero no fue así. La segunda sorpresa fue encontrarse a la gente que los esperaba al bajarse del bus y que improvisaron su propia protesta. “Salí remoralizada de esa cárcel”, dice ahora.

El impacto directo en las negociaciones

Para la universitaria Valeska Valle, del equipo de la Alianza en el Diálogo Nacional, después de la violenta represión desarrollada ayer por las fuerzas policiales, necesitan “replantear nuestra estadía en esta negociación, hoy hemos visto un régimen con crueldad; que se vuelve a ensañar con su población”.

Sin embargo, Max Jerez, el delegado de los estudiantes y jóvenes de la Alianza Cívica, declaró después de ser liberado que “la negociación y la vía pacífica es la única salida a la crisis que vive Nicaragua, incluida la liberación de todos los presos políticos… Nosotros creemos que la libertad de todo el pueblo nicaragüense se puede definir en la mesa de negociación. Se le debe garantizar al pueblo la libre manifestación, libre movilización y la libre expresión”.

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La tarde del sábado reciente Carlos Tünnermann, jefe negociador del equipo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, condenó enérgicamente las agresiones y detenciones. “Que sepa el gobierno de Ortega que con estas acciones está poniendo en peligro la totalidad del proceso de negociación que él mismo convocó”.

Tünnermann dijo que la decisión de seguir o no en el diálogo no se puede tomar de forma unilateral. Sostuvo que “debemos reunirnos como Alianza Cívica para tomar una decisión”.

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