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Las denuncias incluyen desde compañeros de clase, maestros, novios, conocidos y desconocidos, amigos y familiares. LA PRENSA/Jader Flores

Redes sociales, el espacio que han encontrado las mujeres nicaragüenses para denunciar a sus agresores

Decenas de mujeres han compartido sus testimonios de abusos y violaciones. Mujeres que, ante la falta de confianza en la justicia estatal, decidieron alzar sus voces y exponer el sistema machista que se vive en Nicaragua

Una pareja va en un carro, ella llora, suplica al hombre que maneje con precaución porque llevan en el vehículo al hijo de ambos. El hombre grita, se oyen golpes que quizá pegan contra el manubrio, pregunta por qué la mujer llora, como si su actitud no fuera suficiente respuesta. Es un audio que se publicó en pedazos y que forma parte de una serie de denuncias que en los últimos días decenas de mujeres han publicado en redes sociales, exponiendo a sus agresores.

Una denunció que su exnovio compartió fotos íntimas suyas sin su consentimiento, otra que fue abusada por el coordinador de un grupo infantil en una iglesia, otra que fue acosada por su profesor en la universidad y la lista sigue. Mujeres que se han atrevido a exponer desde sus experiencias la situación de acoso, violencia y machismo que se vive en Nicaragua.

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Las víctimas lo hacen desde sus cuentas personales, de forma anónima u optan por recurrir a cuentas que se encargan de recopilar las denuncias y hacerlas públicas. Nombres, fotografías, capturas de pantalla de las conversaciones y amenazas y otras evidencias acompañan los relatos, en su mayoría de jóvenes.

Sistema no protege a las víctimas y sobrevivientes

Por qué las mujeres optan por estas plataformas y no utilizan el sistema judicial de Nicaragua. La razón principal, expone Lois González, abogada de Católicas por el Derecho a Decidir, es que en el país no existe un verdadero Estado social de Derecho y aunque hay leyes que protegen a las mujeres, no se cumplen, como la Ley 779, Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres. En teoría, las víctimas y sobrevivientes deberían contar con un sistema que les otorgue justicia, pero el Estado ni siquiera reconoce la mitad de los casos de femicidios que ocurren en el país.

Además, las políticas públicas, los instrumentos jurídicos nacionales e internacionales para prevenir, sancionar y erradicar la violencia tampoco se cumplen, asegura la abogada. Y sostiene que esto lleva a las víctimas de violencia a desconfiar “de un sistema que no cree en nuestros testimonios, es burocrático y nos hace perder nuestro tiempo sin recibir una respuesta”.

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Los testimonios expuestos muestran el acoso, la violencia física, las humillaciones, las amenazas, las violaciones sexuales que ocurren a diario a decenas de mujeres nicaragüenses en todos los niveles sociales. Muestran también la impunidad con la que los agresores actúan, ya que en varios de los relatos que se han compartido las mujeres narran los beneficios otorgados a los perpetradores: libertad casi inmediata, cierre de los procesos judiciales o simplemente ni iniciar una investigación.

González agrega que esta impunidad genera el temor en las víctimas. El tráfico de influencias y la falta de voluntad de las autoridades para aplicar las leyes provoca que se incumpla la ruta de acceso a la justicia y el modelo de atención a las sobrevivientes de los abusos.

Redes sociales, una extensión del espacio público

Para la sicóloga y especialista en abordaje de traumas y violencia sexual, Estrella Lovo, las redes sociales son una extensión del espacio público y ahí se comparte gran parte de la vida personal. Agrega que en ese espacio se han desarrollado redes de afecto, de acompañamiento y señala el ejemplo de movimientos feministas o feministas individuales que comparten información y, en situaciones de violencia o de denuncia como es estos casos, le dicen a las víctimas: “estoy aquí para escucharte”.

Las denuncias que han surgido en los últimos días nacieron a raíz de la filtración de un supuesto grupo de WhatsApp, integrado solo por hombres, donde comparten fotografías o videos íntimos de mujeres sin su consentimiento. Contenido que las víctimas enviaron a sus novios, amigos o conocidos y estos compartieron a través de este grupo, violando la confianza de ellas.

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El Blog de la Denuncia, una cuenta en Twitter, se ha encargado de recopilar los testimonios de las mujeres, publicar las denuncias pero además darle seguimiento. Este colectivo digital trabaja con otras organizaciones para ayudar a las víctimas en sus procesos de sanación. “Nuestro principal objetivo es la protección de la víctima y así hacer que las denuncias sean anónimas y exponer al agresor”, cuenta a LA PRENSA una de las personas que integran la red.

Según explica este colectivo de feministas, una vez que reciben las denuncias, publican de forma íntegra el relato de la víctima, las evidencias que envían las denunciantes no se publican en su totalidad para evitar entorpecer un futuro proceso legal. Además, aseguran, tienen un acuerdo de confidencialidad y permiso para compartir el relato.

¿Por qué denuncian ahora?

Las denuncias incluyen desde compañeros de clase, maestros, novios, conocidos y desconocidos, amigos y familiares. En uno de los relatos, la mujer expone que, debido a la codependencia que sentía hacia su novio, este la humillaba e incluso llegó a golpearla mientras ella sostenía a su hijo en brazos.

Aunque muchos de estos casos pasaron hace varios años, las expertas explican que no tiene que haber un momento específico para denunciar, pues lo que importa es el proceso personal de cada mujer. Respetar los tiempos de cada una para sanar.

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“Es una forma de exponer las vivencias de las chavalas, lo que sienten, de encontrar contención, de visibilizar que la violencia existe porque muchas veces, como no se habla porque continúa siendo un tema tabú, pareciera que le pasa solo a una minoría de la población”, sostiene Lovo. Y no, lo que esta ola de denuncias ha mostrado es que la violencia machista no tiene estrato ni condición social.

La red que surgió entre las denunciantes también agrega un elemento del que poco se habla: la creación de un entorno seguro para las mujeres, ya que al exponer a los agresores se crea una alerta para todas. Una mujer puede estar cerca de un agresor sin saber que lo es porque su comportamiento con ella es diferente.

Además, la psicóloga señala que leer o escuchar estos testimonios de violencia, hace que otra persona conecte las situaciones que ha vivido y comprenda que lo que le pasó es violencia y en ningún caso es su responsabilidad.

¿Cómo denunciar de forma segura?

Al ser cada proceso personal, no existe un manual que todas las mujeres deban seguir al pie de la letra, sin embargo las expertas recomiendan ciertas acciones que las víctimas deben tomar en cuenta cuando se sientan listas para contar sus testimonios en espacios digitales:

-Identificar quién está detrás de la red que está recopilando los testimonios, esto para tener seguridad de que la denuncia no caerá en manos equivocadas.

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-Asegurarse que es un espacio seguro. Es una persona que, sobre todo, honra tu historia, tu vida y por ello va a protegerte frente a la denuncia que vas a hacer.

-Saber cuál va a ser el uso real de esa información y analizar cuál es el antecedente de esa persona o esa red.

Lo que sigue tras hablarlo públicamente es tener un acompañamiento psicológico, cuidar la salud mental y saber cómo superar las secuelas de la violencia que se vivió.

Posterior a eso, en el caso de que una víctima quiera recurrir a la vía legal y denunciar a su agresor, la abogada Lois González explica:

-Se debe acudir ante la delegación o comisaría en el distrito donde ocurrieron los hechos

-Denunciar el hecho

-Se acude ante el Instituto de Medicina Legal (IML) con la transferencia de la delegación o comisaría, para el examen físico y psicológico

-El IML y la delegación o comisaría valoran para hacer la transferencia al Ministerio Público y posteriormente a los juzgados correspondientes

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