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Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, durante la reunión virtual extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA, en la que se emitió una declaración con recomendaciones a los estados miembros y órganos del SICA para actuar frente a la pandemia del Covid-19. En esta reunión participaron representantes de la Organización Panamericana Salud (OPS)

Los episodios de la diplomacia bipolar que Daniel Ortega practica ante la comunidad internacional

El exrepresentante de Nicaragua ante las Naciones Unidas (ONU), Julio Icaza Gallard, ve el comportamiento de Ortega como "un reflejo del narcisismo infantil presente en el temperamento de casi todos los tiranos"

A medida que Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, pasan más años en el poder, se les hace más difícil justificar sus acciones dictatoriales, represivas e irresponsables contra el pueblo nicaragüense ante la comunidad internacional. Ortega y Murillo han intentado convencer a organismos internacionales de sus acciones y cuando no pueden hacerlo, pues simplemente les cortan la comunicación o los insultan.

El exrepresentante de Nicaragua ante las Naciones Unidas (ONU), Julio Icaza Gallard, ve el comportamiento de Ortega como “un reflejo del narcisismo infantil presente en el temperamento de casi todos los tiranos” y, a la vez, valoró que es “una forma violenta de relacionarse con los gobiernos y organismos internacionales”.

Icaza recordó un caso de septiembre de 2015, cuando la Representante Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Nicaragua y del PNUD, Silvia Rucks, abandonó el país por discrepancias con la forma de administrar la cooperación internacional.

Según Icaza, “el gobierno pretendía eliminar toda intermediación en los proyectos de desarrollo, administrar directamente los fondos, decidir sobre las contrataciones del personal y de suministros”.

“Tras la salida de Rucks, la cancillería nicaragüense acusó al PNUD de entrometerse en los asuntos internos, financiar agrupaciones políticas y tergiversar los datos económicos del país. Como consecuencia el presupuesto de cooperación 2015-2017 se vio reducido en un 76 por ciento”, manifestó el exdiplomático.

Para Icaza, todo esto es visto en el ámbito internacional como una política “poco seria, muy poco de fiar, y que en muchas ocasiones llega al ridículo”.

Estos son otros episodios que reflejan la política bipolar de Ortega.

Amor-odio con la Secretaría de la OEA

Cuando Ortega buscaba su segunda reelección consecutiva, en 2016, para un tercer período que en este momento va desarrollándose hasta 2021, recibió un informe sobre el estado de la democracia en Nicaragua, de parte de la Secretaria General de la Organización de Estados Americanos (OEA). A partir de ese momento comenzó un proceso de diálogo con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, para “el fortalecimiento de la democracia en Nicaragua”.

Esa apertura a dialogar le sirvió a Ortega para hacer creer que tenía intenciones de corregir los defectos del sistema electoral del país, que desde 2008 está controlado por el partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y viene cometiendo fraudes electorales que le han permitido a Ortega mantenerse en el poder más de 13 años.

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El 2 de diciembre de 2016, reunión del dictador Daniel Ortega y el secretario general de la OEA, Luis Almagro. LA PRENSA/ ARCHIVO/ TOMADO DE PRESIDENCIA

Durante el proceso de conversaciones con Almagro –quien incluso visitó el país el primero de diciembre de 2016, Ortega se reeligió de la mano de su esposa Murillo, impuesta como vicepresidenta del país, en unas elecciones que se caracterizaron por la expulsión de la principal fuerza opositora, la escasa participación ciudadana y la instauración de una dictadura dinástica.

Dos años después, en 2018, el diálogo entre Ortega y Almagro quedó truncado ante los reclamos, condenas y demandas de la OEA por la represión brutal del régimen de Ortega contra la población opositora,lo que dejó más de 328 muertos, según verificó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), entidad adscrita a este organismo regional.

En ese contexto, Ortega demandó la renuncia de Almagro al cargo de Secretario General, por considerarlo una “amenaza a la paz y seguridad internacional”. Esa fue la reacción de Ortega a unas declaraciones de Almagro referidas a Venezuela, en las que dijo que no descartaba “ninguna opción” cuando le preguntaron si era posible una intervención militar para derrocar el régimen venezolano de Nicolás Maduro.

Icaza calificó este caso particular entre Ortega y Almagro, como una relación de “amor odio”. “Un día ensalzado y abrazado y otro execrado al punto de pedir su renuncia de la organización. Un reflejo de los trastornos emocionales que marcan la política exterior de la dictadura Ortega Murillo”, manifestó Icaza.

Expulsa organismos internacionales de DD.HH.

El contexto de represión contra las protestas civiles, desenmascaró a Ortega frente a la comunidad interancional.
En agosto de 2018, Ortega expulsó del país al equipo de trabajo de Naciones Unidas (ONU), que se encontraba investigando las violaciones de derechos humanos por la represión orteguista. Esto luego que el dictador abriese las puertas a Naciones Unidas, presionado por las protestas sociales en su contra que se desencadenaron en todo el país.

Miembros de las Naciones Unidas y el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni), de la CIDH en una visita a El Chipote en 2018. LA PRENSA/ CORTESÍA

El informe de la ONU confirmó la violación masiva de los derechos humanos de los nicaragüenses, las torturas, abusos contra los detenidos, desapariciones forzosas, persecución a los activistas de derechos humanos, periodistas, líderes comunales, estudiantes y cualquier forma de expresión contraria a las directrices de la dictadura.

Luego, en diciembre de ese año, también expulsó a la misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Estos organismos también verificaron las graves violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses por salir a protestar. El GIEI determinó que se había cometido “crímenes de lesa humanidad” contra el pueblo de Nicaragua. 

Actores nacionales e internacionales han pedido el retorno de estos organismos internacionales, pero Ortega ha desoído esta demanda.

Insulta a los países de Europa

En el contexto de la represión contra las protestas civiles, Ortega insultó a la Unión Europea (UE) en un discurso brindado el 9 de noviembre de 2018.

Eurodiputados durante una reunión con el dictador Daniel Ortega. TOMADA DE TWITTER

Ortega llamó a los países europeos “fascistas, esclavistas, genocidas”, en momentos que los 28 Estados miembros de la UE se habían pronunciado sobre la necesidad del diálogo como la salida a la crisis que vivía el país en ese momento. La UE además había manifestado la necesidad de que el Estado de Nicaragua coopere con los organismos internacionales que investigaron los abusos cometidos durante la represión policial.

No volvió a dar información a la OPS

El caso más reciente fue el de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Este organismo, en un primer momento, estuvo codo a codo con el régimen orteguista. La representante de la OPS, Ana Solís-Ortega Treasure, apareció en una conferencia con Ortega y Murillo. También avalaba el manejo del régimen frente a la pandemia del Covid-19, aunque el régimen no establecía ninguna medida ni restricción para evitar los contagios masivos. El organismos también se disculpó con el régimen por cometer un supuesto error.

coronavirus, Daniel Ortega
El dictador Daniel Ortega en una actividad pública, en la que estuvo la representante de la OPS. LA PRENSA/ TOMADO DE PRESIDENCIA

Pero cuando la OPS señaló el manejo “inadecuado” del gobierno de Ortega frente a la pandemia del Covid-19, el régimen orteguista redujo su comunicación con el organismo.

Icaza Gallard consideró que todo esto también es “un reflejo de los trastornos emocionales que marcan la política exterior de la dictadura Ortega Murillo” y, además, de una “falta total de sensibilidad, que denota el desprecio sádico que siente el dictador hacia quienes no están de acuerdo con su forma errónea de proceder”.

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