El director de investigación del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Kimberly Green (LACC), José Miguel Cruz, advirtió del riesgo de que la Daniel Ortega y Rosario Murillo consoliden su dictadura, aprovechando el hecho que los países democráticos estén centrados en resolver la crisis de la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19 y la recesión económica. Esto puede derivar en que la comunidad internacional se relaje o se olviden de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Nicaragua.
Durante la conferencia virtual el “Impacto político del Covid-10 en Centroamérica. ¿Autoritarios, populistas o demócratas?”, promovida por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), se abordó cómo la crisis sanitaria supone una oportunidad para fortalecer las instituciones democráticas, o por el contrario, para que se asienten los regímenes autoritarios en la región.
Cruz señaló en particular la crisis de derechos humanos en Nicaragua, que puede empeorar por la inacción voluntaria del régimen orteguista para enfrentar la crisis sanitaria del Covid-19. Sin embargo, la crisis sanitaria puede además derivar que Nicaragua se pierda del radar de la comunidad internacional, debido a que los demás gobiernos extranjeros están abocados en resolver sus propios problemas con la pandemia y la recesión económica.
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“En Nicaragua se puede dar la consolidación plena de este régimen autoritario en dictadura. (…) Cada país tendrá interés en resolver sus propios problemas causado por esta crisis (sanitaria y económica), y en este escenario, los dictadores no tendrán mucho monitoreo de afuera”, refirió Cruz quien es experto en violencia criminal, democratización y opinión pública en Latinoamérica.
El pasado 18 y 19 de abril se conmemoraron dos años del levantamiento social en contra de la dictadura Ortega y Murillo. La represión desde 2018 han dejado unos 328 asesinatos, miles de heridos, alrededor de 700 presos políticos y un exilio forzado de más de cien mil nicaragüenses, según informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado para los derechos humanos de las Naciones Unidas.
Los crímenes cometidos por la dictadura son calificados de lesa humanidad, pero estos siguen impunes. La oposición agrupada en la Coalición Nacional mantiene la demanda de que se acuerden reformas que permitan elecciones adelantadas, libres y transparentes. Ortega y Murillo se niegan a cualquier salida democrática.
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A pesar de que la represión persiste y ha recrudecido en el contexto del segundo aniversario de la rebelión de abril en Nicaragua, el contexto evidentemente está quedando opacada por el crisis sanitaria causada por el nuevo coronavirus.
A Ortega le vale la crítica
Cruz refirió que Ortega de demostrado que poco le importa la crítica del resto del mundo democrático a su represión, pero alertó que la presión contra el régimen disminuiría en la medida del aumento de la emergencia sanitaria.
El experto consideró que eso es lo que está sucediendo con el gobierno de Estados Unidos, quien en el pasado ha liderado las acciones internacionales contra la dictadura orteguista, pero parece haber puesto el tema de Nicaragua a segundo plano, al estar centrado en resolver la pandemia del coronavirus y la recesión de su economía.
La atención se volvería a centrar en la dictadura orteguista en la medida que aumente la inmigración de nicaragüenses como consecuencia de la recesión económica, que el país sufre desde hace dos años y que empeora por la crisis sanitaria. Sin embargo el hecho que el principal destino de los migrantes nicaragüenses sea Costa Rica y no Estados Unidos, también juega a favor de Ortega y Murillo.
“En estas circunstancias hay más espacios para consolidarse como dictadura, al menos en el corto plazo, lamentablemente”, dijo Cruz, director de investigación del LACC.
Riesgos de deterioro democrático en Centroamérica
En el resto de Centroamérica, sobretodo en El Salvador, Honduras y Guatemala se notan altos riesgos de que la institucionalidad se fracture, puesto que la crisis por la pandemia está siendo utilizada con fines políticos por parte de los gobernantes.
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En ese sentido, Cruz refirió que los actores visibles de estar al frente de la respuesta a la crisis son los políticos, los militares y los policías, quienes han reemplazado a los funcionarios de Salud como protagonistas.
“Esos criterios responden a fortalecer la imagen de quién está a cargo”, mencionó Cruz. También se está aprovechando para limitar algunas libertades de expresión, como ha sido denunciado el gobierno de Nayid Bukele en El Salvador.
Se analizó que en Centroamérica hay tres tipos de respuesta a la emergencia. En el caso de Nicaragua es “de absoluta negligencia” de parte de la dictadura orteguista que ignora la magnitud de la crisis y promueve lo contrario a las recomendaciones de los expertos epidemiológicos.
En los países del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala) hay un esfuerzo más de carácter político donde los gobiernos aprovechan para imponer restricciones más allá de la movilidad ciudadana por la cuarentena. Una característica es que sobre el avance de la crisis sanitaria, se van inventando instituciones para responder como es el caso de Honduras.
Ampliar abusos de autoridad
También Cruz refirió que la crisis puede ampliar los abusos de autoridad y muchas oportunidades para la corrupción.
Costa Rica y Panamá parece ser donde la respuesta a la emergencia no gira con el fin de hacer publicidad de quienes están en los gobiernos, sino que se responde a criterios cientificos, se gestionan los recursos externos de forma eficientes, se impulsan las campañas de educación y se informa sobre la situación.
El director de investigación del LACC señaló que “este momento es decisivo” para que los gobiernos fortalezcan los sistemas de democracia, o por el contrario sea aprovechado para fortalecer el autoritarismo.