Desde que salió el cortejo fúnebre del barrio San Juan hasta un cementerio en Monimbó, Masaya, Chito un perro de raza india, siguió a su dueño hasta que fue enterrado en el camposanto. Incluso, cuando cerraron el hoyo, el can se echó a un lado y regresó a la casa, hasta que lo hicieron los familiares de Omar Pastor Mora González, de 47 años.
Mora falleció el pasado 26 de mayo en Masaya. Era tomador consuetudinario, pero había dejado de consumir alcohol desde hace dos meses. Su hermano Denis Mora, cree que su muerte tuvo que ver con el fallecimiento de su madre, ya que eran bastante cercanos. La madre de ambos falleció en noviembre del año pasado. “No quería comer, y yo traté de levantarlo, dándole suero, tratamiento, pero él ya no quería, decía: ‘Me quiero matar, me quiero matar’. Imagino que fue como depresión que le dio”, cuenta Mora.
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Denis Mora relata que su hermano Omar se iba todas las madrugas al malecón de Masaya “a buscar latas, a chatarrear como dice uno, a buscar latas para él y comprar su botella de alcohol, ese perrito cada vez que él (Omar) se iba se iba con él… Desde la una de la madrugada hasta las cinco de la mañana que llegaba con el saco lleno de latas y cosas que se encontraba en la calle”.
“El perro bandido siempre lo seguía adonde él iba, misma hora, era la rutina diaria, prácticamente eran inseparables pues, y él lo jugaba y todo”, manifiesta Mora.
El sepelio
Omar Pastor Mora falleció el 26 de mayo, fue velado, y la mañana del 27 de mayo fue sepultado. Aunque en redes sociales circularon versiones que había muerto por coronavirus, su familia desmiente esta información y cuentan que su fallecimiento fue debido a problemas con el alcohol, ya que sus órganos comenzaron a fallar. “Él ya no quería comer, estaba bien flaquito”, cuenta Denis Mora. Usaron guantes y mascarillas para el entierro, porque era el protocolo, según el cementerio.
El día del entierro, Chito salió de la casa junto a los acompañantes del cortejo fúnebre y realizó todo el recorrido hasta el cementerio. Denis realizó fotografías y las compartió en una publicación en Facebook, donde escribió: “Mi hermano con su perro… y le fue fiel hasta el sepulcro”. La publicación fue compartida más de 4 mil veces y otras páginas también la reprodujeron, arrancando muestras de cariño y ternura entre los usuarios.
Cuando salieron hacia el camposanto, “el perro bandido de repente se cuela en la fila. Se cuela de repente, nadie lo llamó, nadie le dijo nada, ‘Chito vení para acá’. Él se fue solito, él comenzó a buscar, no sé si por olor o instinto de él, o sentía la presencia de él (Omar), que él se fue detrás, y nunca retrocedió”, cuenta el hermano del fallecido.
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“Él iba a paso firme y es como que andaba buscando algo, como que lo llamaban y empezaba a dar vueltas, a colear, y seguía al ataúd. Llegamos hasta aquí a Monimbó y empezamos a sacarlo, y él se esperaba y lo esperaba de frente. Llegamos a la parte del hoyo y en la parte donde estaba la orilla del hoyo, él se echó”, recuerda Denis Mora.
El perro permaneció ahí todo el tiempo que duró el entierro y así estuvo hasta que “él empieza a cabecear y a buscar, todo inquieto pues, no sé pues, si el perro lo miraba, porque aquí los perros miran cosas, digo yo pues. Pero fue tanto el cariño que ellos dos se tomaron que él decidió acompañarlo a su última morada”, agrega Mora.
Amor por los animales
Ahora el can quedó a cargo de la familia de Omar Pastor. En la casa donde vivía Mora, residen otros cuatro hermanos, quienes lo cuidarán. “Nosotros hemos sido amantes de los animales, mi mamá mantenía 3 gatos”, explica Denis Mora.
Sobre Chito, cuenta que es nieto de una perra que había en la casa, que se llamaba Canela, ella parió a la Zorrita, a quien le pusieron ese nombre “porque era toda picudita, orejoncita, paradita, parecía un zorro pues”, y de ahí nació Chito. “Fue el último de un parto que tuvo ella. Ese perrito era el más chiquito, el más flaquito, el más chaparrito, el más chiquitín, daba pesar el pobre animalito. Todos los otros (cachorros) los regalamos, nadie lo quiso a él, por eso se quedó en la casa”, cuenta Mora sobre el fiel Chito.
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“Ahora el perro, cuando regresa a la casa, duerme donde estuvo el ataúd”, dice vía telefónica Denis Mora, y agrega: “Mucha gente dice que está triste, que está deprimido, pero ahí anda él. Siempre en la noche vuelve a dormir en el mismo punto, donde estuvo su ataúd. Es bonita la historia de él, el perro fue bastante fiel hasta donde él pudo llegar”.