14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Zona de Strikes: Julio Juárez un astro de esos irrepetibles

Julio Juárez alcanzó la excelencia como lanzador a nivel nacional, pero su inteligencia natural y su carismo lo hubiesen llevado al éxito en lo que fuera

Julio Juárez pudo ser lo que se hubiera propuesto. Quizá un cantante, un actor o un locutor de radio. Su voz vibrante, su carisma y ese entusiasmo por la vida, evitan que pase inadvertido por donde se mueve siempre con su elegancia.

Pero como muchos niños en nuestro país, Julio se crío al sol y al viento, sin muchas orientaciones para el futuro. Sin embargo, nunca tuvo dudas de que el propósito para su vida era ser un lanzador.

Lo tuvo claro desde un día que vio lanzar en su natal León al cubano Minervino Rojas en la pasada Liga Profesional. “Me le copié hasta su mecánica”, dice Juárez. El colmo es que Rojas tenía problemas de control al inicio de sus partidos. Juárez también.

Sin embargo, Julio llegó a ser tan buen lanzador que es el protagonista de la gran victoria 2-0 sobre el poderoso equipo de Cuba en el Mundial de 1972, ante más de 20 mil emocionados fanáticos que lo recuerdan como si hubiera sido ayer.

Esa es la victoria, no solo más recordada y apreciada por los aficionados pinoleros, sino también la más venerada y presenciada en primera fila, como si toda Nicaragua se hubiera introducido al viejo Estadio Nacional la noche del 3 de diciembre de 1972.

No obstante, cuando a Julio se le pregunta cuál es la victoria más emotiva en su brillante carrera, siempre menciona otra que logró diez años más tarde, el 12 de febrero de 1982: Un no hitter contra los Dantos del EPS, en la ciudad de León.

Julio estuvo preso 16 meses por el gobierno sandinista de los ochenta. Se le acusó de forma injusta de tener nexos con el somocismo. Entonces, tras salir de prisión, trató de desquitarse con los Dantos, que al igual que ahora pertenecían al Ejército.

Juárez ya estaba casi en el retiro, pero cuando vio llegar a los Dantos, se irritó y le pidió la bola a su mánager Noel Areas (q.e.p.d). Les tiró un juego sin hit ni carreras 11×0 y de esa forma, sintió que la cuenta estaba saldada. “Lancé con el corazón ese día”, recuerda.

Pasó directo a la Selección

El inicio de Julio en Primera División fue en 1969 y ese mismo año integró la Selección Nacional que viajó al Mundial de República Dominicana. Registró balance de 1-0 y 9.22. Tampoco tuvo suerte en el 1970 en el Mundial Colombia, luego de cerrar con marca 1-4 y 3.43.

“Buen pitcher, buena velocidad y controlado. Perdió más de lo que merecía. Hombre de coraje, bien portado. Siempre listo para trabajar. Se da entero por su equipo y como todo buen lanzador, no le gusta perder”, escribió en su informe tras ese Mundial, el mánager Nicolás Bolaños, sobre Julio.

Sin embargo, en 1971 en el Mundial de Cuba, donde registró 1-0 y 0.00 en 9.2 entradas, inició una racha de siete victorias en mundiales, siendo su punto más alto 1972 en Nicaragua, con 3-0 y 0.61 en 29.1 innings lanzados. En 1973, tuvo 2-0 y 0.00, y en 1974 logró 1-0 y 2.25.

Sus nueve victorias en Series Mundiales amateurs son récord para un lanzador nicaragüense. Con la Selección en esos torneos (mundiales) tuvo 9-5 y 2.32 en 100 episodios trabajados, sin ceder un solo jonrón, con 56 ponches y 31 bases por bolas concedidas.

A nivel local, acumuló 62-27 y 1.98 en 851 entradas lanzadas. Sus actuaciones cumbres las registró con el Flor de Caña en 1970 con 10-5 y 1.35 en 140 episodios, con 136 ponches y solo 32 bases. En 1971 consiguió 11-6 y 1.60 en 140.2 innings, con 118 ponches y 41 boletos.

Y en 1972, año en el que lograría su consagración como leyenda con la Selección Nacional en el Mundial de nuestro país, tuvo 12-5 y 1.66 siempre con el Flor de Caña, en 135.2 entradas, con 107 ponches y 58 bases.

Julio pasó a los Leones en 1975 y su ritmo ganador decreció, al extremo que decidió que ya no debía lanzar más luego de la temporada de 1977, cuando registró 5-1 y 5.11 por dificultades en su brazo. Luego vendría la guerra y pasaría por la prisión.

Cuando salió de prisión, normalmente le pasaba tanda a los bateadores de León y lo hacía tan bien que varios de ellos lo animaron a que volviera a lanzar. Y lo hizo esporádicamente. En 1981 tuvo 3-0 y 2.45. En 1982, 3-1 y 0.58. Ese fue el año del no hitter.

“Ese año (1982) recuerdo que Noel me dijo, ‘Juárez, necesito que me ayudés en unos partidos’. Y le acepté con tres condiciones: no me exijás, voy a lanzar cuando me sienta bien y no me pongás ante el San Fernando, porque no me gustaba lanzar ante equipo malos”. asegura.

En 1983 pasó al Bóer como coach, pero también lo pusieron a lanzar y cerró con 3-3 y 4.33. Lanzó por última vez en 1985 con la UNAG, con quien registró 2-1 y 1.75, con dos salvados y 22 ponches en 32.1 innings como relevista.

Creo que a pesar de lo accidentada que fue la carrera de Juárez, cuando lográs cifras como esas, no hay duda que has escogido bien el propósito de tu vida.

Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR 

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí