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/ Gilberto Martínez García

La obra del arquitecto Alfredo Osorio Peters

El pasado 23 de mayo falleció el arquitecto Alfredo Osorio Peters, reconocido ampliamente por su aporte práctico y teórico a la arquitectura de Nicaragua. Su obra y pensamiento quedaron plasmados en notables edificios como el Instituto Nacional del Seguro Social (1961), Banco Central de Nicaragua (1964), Hotel Intercontinental Managua (1969) y el Complejo Empresarial Grupo Pellas (1996), por mencionar algunos.

Este escrito concentra únicamente en los inicios del arquitecto y se pretende, a modo de síntesis, hacer cultura.
Previo a su formación de arquitecto, Alfredo Osorio se inscribió en dos instituciones estadounidenses para aprender el inglés. La primera, una academia militar en Riverside, Georgia, y la segunda, en la Universidad Estatal de Luisiana. Allí conoció a un nicaragüense estudiante de ingeniería de azúcar cuyo destino fue la Presidencia de Nicaragua.

En ese orden, Osorio Peters obtuvo su título en la Universidad de Tulane, Nueva Orleáns, en 1956. Un periodo caracterizado por la síntesis del idealismo europeo y un pragmatismo norteamericano que resulta en lo que Henry Russell Hitchcock llamó “estilo internacional”. Durante las vacaciones de verano, Osorio viajaba a Nicaragua para hacer sus prácticas profesionales junto al notable arquitecto Julio Cardenal Argüello, quien ya ostentaba un vasto portafolio. Esta relación, sin duda alguna, despierta en Osorio un interés por acercar la arquitectura moderna al espíritu del lugar. Pasada la Segunda Guerra Mundial, los viajes y estudios de algunos arquitectos nicaragüenses en los Estados Unidos hicieron posible un acercamiento más profundo a esa arquitectura. En 1956, Alfredo Osorio ingresa a las oficinas de Cardenal Lacayo Fiallos y se proyecta fuertemente en los años siguientes.

Su paso por la mesa de Cardenal, en plena época de auge, marcó profundamente la obra posterior de Osorio en el campo de la arquitectura y marca también sus relaciones con profesionales y maestros que constantemente visitaban, como don Pablo Dambach y el ingeniero Assad Zogaib. En los dos años que allí trabajó, le tocó diseñar y desarrollar algunos edificios como el Almacén Tina Lugo, Banco de Londres y Montreal, y los edificios de apartamentos Neret (1954), Venezuela (1955) y Sajonia (1957). Proyectos que popularizaron el uso del concreto y produjeron una mayor aceptación de propuestas “avanzadas”. En una entrevista realizada en 2013, al respecto señala: “Por ejemplo, los apartamentos de Manuel Ignacio Lacayo Terán me los asignaron un día antes que llegara a la oficina y los hice en una noche. El Banco de Londres, fue el primer edificio con aire acondicionado. La construcción de aquellos edificios se fue poniendo cada vez más interesante, así fue como obtuve más responsabilidades y pude ganarme la confianza de varias personas y, sobre todo, de don Julio Cardenal”. Entre practicantes alemanes y mexicanos, Osorio fue asumiendo encargos de mayor escala y apreciando de primera mano la construcción de estos edificios pioneros. No es casualidad entonces que muchas de sus obras, previas al terremoto de 1972, tengan influencias en su materialidad y lenguaje de aquellas experiencias. Pero quizás donde mejor se manifiesta el impacto de sus primeros encargos es en la siguiente década.

En 1960, junto a los ingenieros Roberto Argüello Tefel, René Lacayo Debayle y el arquitecto José F. Terán Callejas, constituye Arquitectos Ingenieros SA (AISA). Una empresa de arquitectura, ingeniería y construcción que se especializó en obras de gran envergadura en Nicaragua durante casi dos décadas. Eventualmente, AISA tuvo un rápido crecimiento y surgieron otras empresas asociadas a operaciones constructivas y de las cuales Osorio fue presidente y/o director. Entre ellas Osorio y Teran Arquitectos e Ingenieros SA, Equipo, Hierro y Concreto Listo, SA, Centro Comercial SA, Procon, Procesa, entre otras. En materia de edificios, el arquitecto Osorio participa en los planos constructivos del Hospital El Retiro en 1958 y desde AISA, dos años después proyecta los edificios del Instituto Nacional del Seguro Social y Banco Central de Nicaragua. Estos dos edificios ilustran la potencialidad de progreso que había en el país y fueron la punta de lanza de la “arquitectura desarrollista” que posicionaron, tanto a Osorio como a Nicaragua, en el radar de la región centroamericana.

Cuatro años más tarde a la formación del grupo AISA se constituye la firma de arquitectos Osorio y Terán, donde destaca de manera razonable y con cierta madurez, su oficio arquitectónico. En esta década, la práctica profesional nacional recibe los nuevos aportes de arquitectos estudiados en los Estados Unidos y surgen modelos de “color blanco”, encargados de consolidar un periodo de desarrollo. Solamente citemos la Corte Suprema de Justicia (1965), Edificio Zacarías Guerra (1968) y el Hotel Intercontinental Managua (1969). Su portafolio también incluye numerosos proyectos residenciales, comerciales, industriales, escuelas y hospitales. El arquitecto Osorio destacó en proyectos institucionales, pero el Hotel Intercontinental, una de sus obras más destacada, tiene una estrecha relación con el paisaje del lago Xolotlán y pone en valor la herencia histórica y geográfica de la capital. Fue inaugurado el 5 de diciembre de 1969 y es de los pocos edificios que desafiaron al terremoto de 1972. Ese mismo año, le mereció una medalla de la Sociedad de Arquitectos de México.

Alfredo Osorio Peters es el creador de emblemáticas obras y uno de los arquitectos más relevantes de la arquitectura nacional. Su obra es un importante legado del movimiento moderno en Nicaragua y representa un estilo referente para muchos arquitectos nacionales. Hay en su legado, una preocupación por la cultura, la integración de lo “local” y un intenso interés por la belleza en la ciudad.

La vida y obra de este maestro debe ser recordada.

El autor es arquitecto y Máster en Arquitectura de la Universidad Católica de Chile.

Opinión Alfredo Osorio Peters arquitecto archivo
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