14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La unidad macerada

Es frecuente, en medios de comunicación y redes sociales, leer comentarios sobre acciones para pulverizar la tan deseada unidad que anhela el pueblo, ¡harto! de tantos atropellos morales, intelectuales, profesionales, físicos, alimentarios, financieros, sanitarios…

A la par de estos “movimientos rastreros”, llueven las mentiras sostenidas con mirada fría, calculadora y sonrisa burlona, desafiando las buenas intenciones de verdaderos patriotas, que desean el bien de las personas y nuestro país.

Leo exclamaciones de dolor e impotencia en las redes sociales; percibo la angustia de personas que no ven avances en la unidad nacional para enfocarse en una dirección y tener la fuerza necesaria para alcanzar la meta única.

Múltiples artículos que he leído sobre la unidad, o su ausencia, tienen criterios válidos y sensatos… pero aún son pocos los que claman por la unidad.

En algunos leía que, efectivamente, lograr la unidad es tarea ardua ya que siempre hay voces diversas buscando su propio protagonismo, en lugar de anclar la mirada y los intereses en el objetivo común que nos ocupa a todos, como ciudadanos amantes de la paz, de la verdadera solidaridad, de una excelente instrucción académica, de una recta educación de las buenas costumbres, de fortalecer la unidad familiar y, por ende, social.

¿Y qué?… no podemos detenernos ante los obstáculos que encontramos entre personas diversas que somos, con variada educación familiar y social, con distintos temperamentos, con preparación académica escalonada, con experiencias afectivas (muchas no asimiladas) que nos han marcado para toda la vida y que nos hacen reaccionar diferente.

En Nicaragua es común escuchar la siguiente frase: “Es que él (ella) tiene su carácter”… Y pienso yo y se lo pregunto a la persona en cuestión: “¿Y vos, no tenés el tuyo?”… La persona interpelada guarda silencio, porque sabe que es verdad pero… no se mira a sí misma, porque no ¡quiere! aceptar su responsabilidad.

Hay un rasgo potente, en nuestro actuar humano, con el que todos tenemos que enfrentarnos, en algún momento, y reconocer que, nos “carcome las entrañas”, si no lo paramos en seco: el capricho consentido. Lamentablemente el mundo está lleno de personas que viven dominadas por el capricho: revanchismo, planes perversos, envidias manifestadas porque no soportamos el bien en los demás. “Suele llevar la contraria”, decimos de personas que, tal parece, su único oficio es rechazar las opiniones ajenas, sin acogerlas y concederles un segundo de reflexión de nuestra parte. Estoy convencida de que quien no es capaz de acoger las opiniones e iniciativas ajenas es incapaz de ser miembro de un equipo, el que sea: deportivo, empresarial, familiar, académico, social, político-cívico, profesional…

Nuestro país, Nicaragua, está repleto de personas que andan planificando como “llevar la contraria” a los demás. No tienen paz ni la desean para sus semejantes. ¿Y vamos nosotros, personas sensatas, con sentido común, profesionales, con una voluntad limpia y firme, con buenos principios éticos y familiares, a caer en el juego de los insensatos?… pues, tengo un concepto mucho más alto de mis compatriotas a los que denomino: normales.

No tengamos miedo a las diferencias y propiciemos lo que nos une; no nos dejemos ¡embaucar! por los operadores tenebrosos; no caigamos en su juego sucio y poco elegante. La meta es una, el objetivo es único, no nos distraigamos de lo esencial; no nos enredemos. Recordemos que no todo lo que brilla es oro; la urraca se “disloca” por lo que brilla, porque la urraca carece de discernimiento… nosotros somos seres inteligentes y sabemos donde se encuentra el oro de nuestra unidad y libertad.

“El tirano muere y su reino termina. El mártir muere y su reino comienza”. Soren Kierkegaard.

La autora es educadora, especialista en educación en valores.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí