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El Banco Mundial dispuesto a colaborar con el Gobierno de Nicaragua en el contexto de la pandemia. LAPRENSA/ARCHIVO

¿Qué significa que el Gobierno de Ortega acumule un récord de más de 19,000 millones de córdobas depositados en el BCN?

El régimen orteguista ha acumulado más de 19 mil millones de córdobas en el Banco Central de Nicaragua (BCN), un nivel no visto en ningún Gobierno anterior. ¿Qué significan esos flujos en medio de la pandemia? ¿Y su origen? Esto explican los economistas

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El régimen de Daniel Ortega mantiene su política agresiva de priorizar la estabilidad macroeconómica contra viento y marea. Y muestra de ello, es que hasta julio de este año el Gobierno acumula al menos 19,200 millones de córdobas, un poco más de 550 millones de dólares, en las arcas del Banco Central de Nicaragua, lo que es superior a lo acumulado hasta diciembre del año pasado cuando ascendía a 14,175.1 millones de córdobas.

Es decir que  pese a la recesión económica, la profunda iliquidez de la que sufren las actividades económicas por el endurecimiento del crédito, la caída del consumo, el desplome de los ingresos tributarios y reducción en la circulación de dinero, el Gobierno ha continuado con su política de aumentar sus reservas en el Banco Central de Nicaragua, tanto así que en siete meses estas han crecido en más de 5,026 millones de córdobas.

Pero además las cifras del BCN muestran que estos depósitos se han recuperado poco a poco desde el 2018, cuando producto de la crisis sociopolítica cerraron en 12, 303 millones de córdobas, es decir, 5,283.5 millones menos en comparación con lo alcanzado en 2017. Esto ha permitido al Gobierno convertirse en la administración con más dinero depositados en el BCN respecto a las gobiernos anteriores,  según reflejan las cifras oficiales.

Pero ¿cómo ha hecho el régimen orteguista para mantener el buen ritmo de los depósitos en medio de dos años de recesión económica y la aparición de la Covid-19? ¿puede este dinero utilizarse para la reactivación económica?

Un economista que prefiere no se citado, explicó en un análisis sobre la ejecución presupuestaria a junio de este año, que una parte de los fondos transferidos este año proviene de los desembolsos que organismos multilaterales han hecho al Gobierno y que están atados a proyectos de inversión.

En total, hasta junio, según el análisis, en desembolsos netos de préstamos externos se obtuvieron 3,456.3 millones de córdobas, lo que significaron 46.9 por ciento más con respecto a junio del año pasado. Es decir, que pese a la dificultades para conseguir dinero fresco, que el régimen ha logrado que las entidades financieras internacionales con las que ya tenía amarrado préstamos le entreguen con mayor celeridad esos fondos.

Eso le permitió, junto con otros flujos,  cubrir con facilidad el déficit por 1,078.3 millones de córdobas en el gasto presupuestario en la primera mitad del año, lo que dejó un remanente de 2,378.1 millones para ser destinados al financiamiento interno neto. A este último monto se sumaron unos flujos por 1,672.4 millones provenientes de  una cuenta en el Presupuesto General de la República denominada “Otros”,  cuya fuente de origen, el economista, dice se desconoce.

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La suma de esos remanentes más los flujos por colocación de bonos de la República, según el economista, permitieron que estos fueran suficientes para amortizar la deuda interna, generando un excedente por 4,459.4 millones de córdobas para  “aumento de disponibilidades” – destinados principalmente a ser transferidos al Banco Central para apuntalar la posición de reservas monetarias internacionales.

Todo esto ocurrió en un contexto en que el Gobierno sufrió un duro revés en los ingresos tributarios, que esta vez no le produjeron exceso de recaudación y que por lo tanto no pudo transferir al Banco Central. En el 2018 y 2019, el Gobierno, que sí había logrado crear un  “significativo colchón financiero ” con impuesto de los nicaragüenses, principalmente tras la brusca reforma tributaria, se vio forzado a utilizar parte de este fondo para transferir al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social liquidez, para evitar que este cesara sus obligaciones financieras con los contribuyentes y cotizantes.

El planteamiento del economista coincide con el de Néstor Avendaño  que explica que cuando un organismo multilateral, como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) entrega un préstamo a Nicaragua, el monto entra a una cuenta del Banco Central con el nombre del gobierno central o el nombre de la institución, incluido el destino del proyecto para el que se obtuvo el recurso económico. El BCN lo deposita en córdobas según el tipo de cambio que corresponda a la fecha, y eso es lo que se observa en los depósitos del sector público no financiero.

“No son ahorros del gobierno, el gobierno tiene un ahorro apenas del 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) desde hace más de diez, quince años o casi siempre, eso no es tan importante, como los depósitos que usted me está diciendo. Y por lo tanto, el incremento de esos depósitos en el marco de los ajustes macroeconómicos y reformas estructurales que se convinieron con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el 31 de diciembre de 2011 se reconocía como el esfuerzo gubernamental para aumentar las reservas internacionales (…)”, expresó Avendaño.

En palabras llanas es el aporte del gobierno a la estabilidad macroeconómica, que se va desembolsando en función de la ejecución de programas y proyectos del sector público; sin embargo, su manejo no está a disposición de las necesidades del gobierno, es decir, que si el régimen quisiera ocupar estos fondos de proyectos para amortiguar el impacto de la pandemia no lo puede hacer, a menos, que cuente con la previa autorización del donante o el multilateral para el uso extraordinario de los fondos.

Pese a múltiples insistencias del sector privado nicaragüense por la necesidad de desarrollar una estrategia integral para atender la llegada del SARS-CoV-2, siendo las áreas prioritarias salud y economía, el país sigue sin un horizonte claro, mientras epidemiólogos han advertido el riesgo de una segunda ola de contagios que podría ser aún más fuerte que la anterior, en la que se conocieron los entierros exprés y muertes por neumonía atípica.

“El hecho de que haya aumentado los depósitos no quiere decir que sean ganancias, sino que los guardan ahí, que son producto de los ingresos recibidos, de los servicios que han prestado, de los desembolsos de los préstamos, todo eso lo guardan en el Banco para la hora que hay que ocuparlo, entonces, solo ir al banco, y girar contra eso, sacarlo del banco. No estar esperando a hacer una solicitud de desembolso que puede durar un mes o dos meses para que venga el dinero. Sino que viene antes y lo depositan en el Banco Central, y no lo pueden tocar”, explicó el economista Róger Arteaga.

Es decir que de los 19 mil millones de córdobas en depósitos, una parte es de libre disponibilidad y la otra no. La cantidad exacta de dinero con la que se tiene vía libre se desconoce porque se relaciona con la fuente de financiamiento, que en el caso de proyectos ya tienen un destino establecido de cómo y en qué se van a ejecutar. “Ahí hay dinero que está marcado para qué se va a utilizar”, aseguró Arteaga.

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Dichos depósitos en el BCN implican un sostén de las reservas internacionales. De hecho, hasta julio de este año, el BCN informó que las Reservas Internacionales Brutas (RIB) sumaron  2,767.6 millones de dólares registrando un aumento de 29.3 millones con respecto al saldo del mes anterior, debido principalmente al ingreso de préstamos externos para el Sistema Público No Financiero.

Pero ¿por qué no se acelera la salida de esos depósitos del Gobierno en el Banco Central para inyectarle liquidez a las actividades económicas, apurando, por ejemplo, la ejecución de los proyectos atados a ese financiamiento depositado proveniente de los organismos multilaterales?

Avendaño explica que hay mucha confusión, ya que la gente reclama por qué se aumentan las reservas si hay necesidades muy sentidas. Pero se olvidan que la inflación es el “impuesto más perverso”, ya que si se gastan las reservas, en el hipotético caso que se gastara todo el aumento de los depósitos del gobierno vinculado rápidamente a programas y proyectos, lo que se generaría sería una presión inflacionaria muy fuerte porque habría muchos córdobas circulando en el mercado.

Avendaño es categórico en afirmar que el dinero no se puede tocar, y la costumbre dejada por el Fondo (FMI) es que cada año los depósitos tienen que ir aumentando para proteger la actividad macroeconómica del país.

Por su parte,  Arteaga explica que este dinero sí se podría utilizar de forma temporal, ya sea para presupuesto o pagos de deuda, pero se debe hacer a corto plazo, de tal forma, que se vuelvan a restituir.

El economista Luis Murillo, recordó que los límites de estos recursos dependen de la fuente. Hay algunos criterios para reservas internacionales, ya que no todo es del Estado. Asimismo, dijo que los créditos concedidos tienen diferentes plazos, y puede ser que como parte de los depósitos se cuente con recursos de arrastre, de desembolsos anuales y eso explicaría en parte el bolsón de más de 19,000 millones de córdobas.

De tal forma que aunque los depósitos estén en el BCN, no implica que funcionen como un colchón de alivio al que el régimen orteguista pueda recurrir sin mayores dilaciones. Al contrario, hay muchas barreras que garantizan que los recursos destinados de préstamos o donaciones se utilicen en el fin primario.

En mayo pasado la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) explicó sobre estos fondos: “Hay posibilidad real de usar ese dinero, lo único que el Gobierno debe ser muy cuidadoso en cuánto a  como utilizarlo porque sería en contra las reservas internacionales. Ahora bien hay que señalar que ahorita estamos en una situación de emergencia nunca antes vista en el país y perfectamente se podría echar mano de un porcentaje de sus depósitos en el Banco Central para la protección de las vidas de los nicaragüenses”.

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