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La Iglesia ora por la Patria

La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha convocado a una Semana de Oración por Nicaragua, del 8 al 15 de septiembre.

Esta jornada es, obviamente, en conmemoración de las Fiestas Patrias de Nicaragua, que se celebran 14 y 15 de septiembre. Pero también porque la Iglesia tiene en septiembre otras festividades emblemáticas, como la Natividad de la Virgen María, el 8 de este mes y el 15 el día de la Virgen de Dolores.

También en septiembre, en este caso el 24, la Iglesia celebra el día de la Virgen de la Merced, o de la Misericordia, que en la fe católica aboga por la liberación de los cautivos, en particular de todos aquellos que están presos de forma injusta. Precisamente por eso, a nuestro juicio, en la jornada de oración de este 15 de septiembre la intención de las oraciones dirigida por monseñor Paúl Oporta, será “por los que sufren, perseguidos y encarcelados”.

Otras intenciones en los diferentes días de oración de la Semana de la Patria serán alrededor de temas fundamentales de la problemática social y política de Nicaragua, tales como la democracia, la esperanza, la justicia, la libertad y la reconciliación, además del ya mencionado tema de la libertad de los presos y cautivos. Obviamente, la jornada de oración y ayuno convocada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua es también por el fin de la pandemia del Covid-19.

Como lo resaltó LA PRENSA en una nota informativa del 4 de septiembre, la Iglesia católica ha convocado a la jornada de oración con motivo de las Fiestas Patrias —la misma que con otra programación se realizó el año pasado—, después que recrudeció la campaña de ataques de fanáticos de la dictadura, no solo de ofensas, injurias, calumnias y amenazas en sus redes sociales, sino también de vandalismo en algunos templos, profanación de símbolos sagrados e incluso el incendio provocado en la capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral de Managua, que calcinó la venerada imagen de Cristo Crucificado que sin embargo se mantuvo en pie.

El año pasado, además de la semana de oración y ayuno en la celebración de las Fiestas Patrias, la Conferencia Episcopal de Nicaragua emitió un mensaje, el propio 15 de septiembre, “después de casi año y medio de sufrimientos y de dolor que hemos vivido en carne propia la pasión de Nuestro Señor Jesucristo”. Así lo dijeron los obispos.
Pero la Iglesia católica ha seguido viviendo esa pasión, o mejor dicho sufriéndola a lo largo del otro año transcurrido desde entonces. La sufre junto con todos los nicaragüenses perseguidos, encarcelados y reprimidos mediante distintas formas por reclamar justicia, libertad, democracia y respeto a los derechos y la dignidad de la persona humana.

En su angustia los obispos se preguntaron en el Mensaje del año pasado: “¿Es posible amar a quien cierra las puertas de su corazón a Nuestro Señor Jesucristo y por ende, a la oportunidad de promover una cultura de verdadera paz y democracia?… ¿Cómo perdonar tanta crueldad a la que hemos sido sometidos? ¿Es posible sanar estas heridas?”.

Esas y otras angustiosas interrogantes siguen planteadas, porque la Iglesia y el pueblo de Nicaragua continúan siendo crucificados. Pero persiste también la esperanza y la fuerza espiritual de la oración, la única arma de que disponen la Iglesia y los creyentes para luchar contra la adversidad, sobrevivir y acercar el momento de la liberación.

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