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Daniel Ortega y Nicolás Maduro han mantenido una estrecha relación como dictadores de Nicaragua y Venezuela. LAPRENSA/ARCHIVO

¿Por qué la pena de cadena perpetua en Nicaragua podría seguir los pasos de la Ley contra el odio de Venezuela?

Juristas explican las razones por las que la propuesta de cadena perpetua de Daniel Ortega a la Corte Suprema de Justicia podría ser una copia mejorada de la Ley contra el odio que funciona desde hace tres años en Venezuela

La orientación que realizó el dictador Daniel Ortega a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para que trabaje una propuesta de ley con el fin de establecer la pena de cadena perpetua en el país por “crímenes de odio”, podría estar encaminada en seguir los pasos a la Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, aprobada en 2017 en Venezuela y que nació para acabar con los mensajes de odio que, según el dictador Nicolás Maduro, promovieron las protestas entre abril y agosto de ese año contra el régimen chavista, que dejó al menos 120 muertos.

Así lo valoraron los juristas Álvaro Vargas y José Pallais, quienes coincidieron en que el discurso brindado por Ortega este 15 de septiembre es similar al brindado por Maduro en 2017 antes de que se aprobara la Ley contra el odio.

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“Desde que la señora Murillo anunció el propósito de impulsar esta reforma (cadena perpetua) y habló de crímenes de odio, quienes conocíamos la legislación venezolana aprobada en 2017, pensamos que este iba a ser el modelo y esa predicción la pudimos corroborar con el discurso del señor Ortega el 15 de septiembre”, advirtió Pallais.

Este 15 de septiembre, en su discurso del Día de la Independencia, el dictador Ortega manifestó que había que fortalecer el sistema de justicia del país para castigar “crímenes de odio” como los ocurridos durante las protestas de abril de 2018.

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“Quieren seguir cometiendo asesinatos, colocar bombas, provocar destrucción, más destrucción de la que ya provocaron en el 2018, agregado a esto el daño que ha provocado la pandemia, no tienen alma, no tienen corazón, no son nicaragüenses, son hijos del demonio son hijos del diablo y están llenos de odio, cargados de odio, resuenan odio, son criminales, cobardes, se creen intocables porque se les dio amnistía, ya se les dio la oportunidad pero ya no habrá otra amnistía, el pueblo pedirá cuentas”, manifestó Ortega.

Por su parte, la vicepresidenta designada y esposa de Ortega, Rosario Murillo, en su alocución de mediodía reiteró la amenaza a los opositores con esta orientación a la CSJ.

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“Nunca más y la historia jamás los absolverá a quienes pretendieron acabar con Nicaragua, con la paz, con la concordia, con los procesos económicos, victoriosos, nunca más, se lo decimos categóricamente: el terrorismo nunca más, la malignidad nunca más, esa condición rastrera nunca más”, advirtió Murillo.

Agregó que “como decía ayer el comandante, van orgullosos, la palabra orgullo ahí usada cabalmente, orgullosos, vanidosos, soberbios a tomarse fotos con los amos, a pedirles de rodilla, porque solo de rodilla se mantienen, que acaben con Nicaragua y las instituciones”, en referencia a los opositores que han pedido sanciones para el círculo de poder de los Ortega-Murillo.

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Para Álvaro Vargas, este mensaje de Ortega deja en evidencia que la propuesta de cadena perpetua en el país estará dirigida a aplacar a la oposición de Nicaragua, como ya lo hizo Maduro en Venezuela.

“En el contexto de represión que vive el país, recordamos el contexto de represión de Venezuela y comparamos sus declaraciones, automáticamente surge la preocupación ante una amenaza de utilizar esta ley como instrumento de represión política, sin lugar a dudas”, manifestó Vargas.

El discurso de Maduro en 2017

El 5 de noviembre de 2017, durante un programa televisado por medios oficialistas de Venezuela, Maduro solicitó al ministro de comunicación, Jorge Rodríguez, celeridad para que pusiera “orden en los medios y en las redes sociales” ante los discursos de odio que según él, azuzaron las protestas ocurridas en ese mismo año contra su régimen.

“(La oposición) promueven el odio por razones de ideología, de raza, de credo, un odio de carácter neo fascista y no pasa nada. ¿Y lo vamos a permitir? ¿esto se va a poder permitir toda la vida?, que vengan pues, que hagan con nosotros lo que les da la gana. Pongamos orden en esto Jorge”, señaló Maduro en esa ocasión.

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Tres días después, el 8 de noviembre de 2017, la entonces presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente y ahora vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, anunció la aprobación de la Ley contra el odio. “Venezuela pone hoy esta ley a disposición del mundo. No exportamos solamente petróleo, queremos exportar paz, amor, tolerancia, en un mundo gravemente amenazado con los poderes imperiales”, manifestó Rodríguez.

Para el jurista José Pallais, con la propuesta de cadena perpetua en Nicaragua, Ortega además de copiar el modelo chavista, también estaría superando el nivel de penalidad de estos “crímenes de odio”.

“Es claro que el nivel de odio de los Ortega-Murillo contra los ciudadanos en su propuesta legislativa es mucho mayor que el nivel de odio de Maduro. Es el modelo totalitario de Maduro trasladado a Ortega, pero superado por Ortega en cuanto a una pena violatoria de los derechos humanos, pero más grave todavía como es la cadena perpetua”, reiteró Pallais.

Mismo modelo, mismas justificaciones, mismo discurso

El jurista agregó que Ortega utiliza “las mismas justificaciones, el mismo discurso y el mismo modelo” que el de Maduro en Venezuela. “Y si se revisa todo lo relativo a la ley de odio en Venezuela, vas a ver que ha servido para censurar las redes sociales, para cerrar medios, ha servido para sancionar a los ciudadanos, periodistas, a todo aquel que critica y ejerce su libertad de pensamiento y su libertad de expresión”, detalló.

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Efectivamente, la ley chavista establece penas de hasta 20 años de cárcel por la “difusión de mensajes que promuevan la guerra o inciten al odio nacional, racial, étnico, religioso, político, social, ideológico y de género”, promovidos por medios de comunicación, organizaciones y partidos políticos y cualquier ciudadano.

Ejemplo del uso de esta ley contra la disidencia chavista es el arresto de Nicmer Evans, director del sitio web de noticias Punto de Corte el 13 de junio de 2020. Evans fue apresado por presunta comisión del delito de “incitación al odio” por criticar al régimen chavista.

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Según Alexandra Salazar, miembro de la Unidad Jurídica Nicaragüense (UDJ), el hecho de que la se imponga cadena perpetua para opositores al régimen de Daniel Ortega, se orienta a encaminarse al modelo venezolano.

“Esta reforma podría aplicarse a toda persona que se opone. Todo el discurso gubernamental ha sido que los opositores quieren instaurar el odio y quieren quitar la paz, es decir, todo se orienta a que pudiese ir encaminado a una criminalización de opositores”, como en Venezuela, señaló Salazar.

Para Vargas, estos ejemplos refuerzan la teoría de que la cadena perpetua en Nicaragua sería utilizada “efectivamente como fue utilizada en Venezuela, es completamente razonable suponer que (la pena de cadena perpetua) de eso trata. Esa alerta que deriva de esa comparación (de discursos) la suscribiría completamente, me parece sumamente pertinente”, expresó Vargas.

Pallais, por su parte señaló que, a pesar que se desconoce el contenido de la propuesta de ley orientada por Ortega, esta sería utilizada como una nueva herramienta  para intimidar a la población nicaragüense.

“Sería una copia del modelo venezolano, Ortega se estaría avocando a su arsenal represivo en base al control que tiene de todos los poderes, en especial el Poder Judicial, como una arma adicional para reprimir a los ciudadanos y violentar sus derechos humanos”, culminó.

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