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Janior Montes ha registrado una importante carrera como receptor del Bóer y de la selección nacional. LA PRENSA/ARCHIVO

El arte de ser cácher: los secretos de uno de los más destacados receptores nicaragüenses

Janior Montes confiesa el momento más emotivo y el más complicado de toda su carrera en el beisbol nacional

Tras una conversación con su familia, Janior Montes anunció en noviembre del 2018 que le pondría fin a su carrera luego de la temporada del 2019. La noticia sorprendió a todos. El tremendo cácher del Bóer y de la selección dejaba su puesto vacante cuando nadie lo sospechaba. Cumplió con su anuncio y se fue a Estados Unidos, donde las cosas no le salieron como esperaba. Retornó al país y volvió a ponerse los spikes, ayudó al Bóer a por fin ganarle una final a los Dantos y, actualmente, está entrenando para llegar en plenitud de condiciones a la Liga Profesional, para la que fue uno de los protegidos de los Indios.

¿Cómo asume Janior Montes el reto de jugar en la Liga Profesional con los Indios del Bóer?
Me siento agradecido de que me sigan tomando en cuenta. Estoy trabajando fuerte desde ya para llegar al ciento por ciento a la Liga. La idea es hacer un buen trabajo para ayudar al equipo a conseguir sus objetivos.

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¿Cómo fue ese proceso entre anunciar tu retiro y luego volver al beisbol?
Cuando anuncié lo de mi retiro fue porque tenía otros planes. Me fui para Estados Unidos y estuve un tiempo por allá, pero las cosas no salieron como yo esperaba. Al regresarme tenía que buscar cómo producir dinero para la familia y pues por la situación que se estaba viviendo en ese momento, la opción más viable era regresar al deporte y fue eso lo que decidí hacer. Gracias a Dios las cosas me han salido bien. Yo tenía un plan, pero Dios pensaba de otra manera. Así que aquí estoy, disfrutando lo que aún queda de mi carrera y esperando tener un buen cierre.

¿Ahora para cuándo valorás tu retiro?
Mi meta es llegar a los mil hits en el Pomares, una vez que lo consiga me retiraré como pelotero e iniciaré a trabajar como entrenador, que es algo que me apasiona.

¿De quiénes aprendiste para convertirte en el receptor que has sido?
Al inicio de mi carrera fui bastante afortunado, porque tuve como ejemplo a grandes receptores, que me guiaron y fueron claves para que yo me convirtiera en el receptor que hasta ahora he sido. Tuve delante de mí a cácheres como Marlon Abea, Sergio Mena, Adolfo Matamoros, y por un tiempo, a Julio Vallejos. Fui aprendiendo un poco de cada uno de ellos.

¿Cuál es el arte de la receptoría?
Un buen receptor es aquel que le brinda a su pícher la confianza de que puede tirar el picheo que desee y cuando desee, seguro de que atrás tendrá a un receptor que lo va a apoyar sin importar por dónde venga el lanzamiento. Eso hace que los pícheres se agranden en el momento del juego, lo que a su vez produce buenos resultados para el equipo.

¿Con cuál pícher te has entendido mejor a lo largo de tu carrera?
A nivel profesional te puedo decir que tuve muy buena química con Gonzalo López, el pichó muy poco a este nivel pero es uno de los lanzadores con los que tuve bastante comunicación. Yo trabajé con él desde las ligas infantiles hasta llegar a la profesional. Pero en realidad nunca tuve problemas con los lanzadores, siempre mantuve buena comunicación con todos ellos. Siempre he tratado de que mis pícheres se entiendan rápidamente conmigo para evitar problemas a la hora del juego.

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¿Quién ha sido el bateador que más complicó tu trabajo como receptor?
Son muchos. Yo tuve la oportunidad de cachar mientras bateaban artilleros como Henry Roa, Norman Cardoze, y en par de ocasiones Nemesio Porras. Hoy en día están Ofilio Castro, Ramón Flores, Moisés Flores y un sinnúmero de jugadores. Pero a mí el que más se me complicó fue Norman Cardoze, por la manera en que él se paraba en el homeplate, pues los picheos prácticamente le quedaban cómodos a dónde sea que yo me moviera. Era un bateador consistente y muy difícil de sacar out.

¿Cuál es el mejor momento de tu trayectoria?
Hay muchos en mi memoria, pero si tengo que escoger solo uno, te podría decir que el juego en el que le ganamos la medalla de bronce a Puerto Rico en Mayaguez en el 2010. Fue un momento bastante mágico. Ellos tenían a ex jugadores de Grandes Ligas en su alineación y nosotros, como decimos popularmente, solo andábamos los “chapiollos”, pero tuvimos las garras para imponernos, y como dijimos en ese entonces fue un bronce con sabor a oro.

Y el peor momento…
Cuando llegaron las lesiones. La segunda vez que tuve problemas con mi hombro, pensé que ya no iba a seguir jugando. Se me dañó el manguito rotador y la bolsa se me abrió (la bolsa es un protector que hay en los hombros), por lo que se me salió el líquido y no tenía ni fuerzas para bolearme. Tardé un año para recuperarme y gracias a Dios pude volver a jugar.

¿Cuáles son tus proyecciones sobre la receptoría de la Selección Nacional?
Entre los prospectos firmados Rodolfo Bone debería ser el titular. Él es un jovencito que defiende muy bien, tiene tremendo brazo y muy buen bateo. A nivel local pienso que está Ronald Rivera, es dueño de una gran defensiva y puede hacer más, siempre y cuando le sigan dando oportunidades para que siga creciendo.

Deportes Indios del Bóer Janior Montes archivo

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