Las 115 parroquias pertenecientes a la Arquidiócesis de Managua sufren cada vez más con los costos excesivos en las facturas de servicios básicos como energía eléctrica y agua potable, lo que hace más difícil que se sostengan, declaró a LA PRENSA el cardenal Leopoldo José Brenes.
“Los sacerdotes me decían que los recibos de luz, agua y teléfono llegaban mensualmente con más porcentajes, pero gracias a Dios la generosidad de nuestra gente, muchas parroquias lanzaron un eslogan ‘la parroquia suya y todas son nuestras, somos responsables’, las personas siempre estuvieron atentos a dar sus aportes no en gran cantidad para que muchas parroquias pudieran llegar a un arreglo de pago, porque no significa que nosotros no queremos pagar, sino que ante la situación se nos era difícil”, apuntó monseñor Brenes.
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En ese sentido destacó que el caso de Catedral de Managua fue un caso excepcional con el tema de los gastos ya que estos mensualmente pasan los 100 mil córdobas que incluyen los servicios básicos, pago de colaboradores, INSS entre otros. “El recibo de la energía eléctrica sale arriba de los 20 mil córdobas, cuando no había actividad por el Covid-19, los sacerdotes y religiosas a cargo trataban de no encender todos las bujías, luminarias, pero no era posible reducir los costos, siempre fueron arribas de los 20 mil córdobas”, señaló.
Por su parte, monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua y sacerdote de la Parroquia Santo Cristo de Las Colinas, dijo a LA PRENSA que los costos excesivos de los servicios básicos se vuelven aún más difíciles de pagar debido a que “como las parroquias han estado cerrada, no se ha tenido ningún ingreso y eso dificulta los pagos, ha estado difícil la situación”, declaró.
Generosidad de la feligresía
Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), contó que durante los meses más difíciles y ante los altos costos los “cuatro sacerdotes y religiosas renunciaron a su estipendio porque ellos sabían que no había ingresos y se tenía un gran gasto, es un gesto muy hermoso”.
Ante este panorama, muchas iglesias emprendieron diferentes actividades con el fin de recaudar fondos y sufragar los gastos. “Algunas parroquias trabajaron muy duro para recoger dinero y pagar, incluso hasta para entregar paquetes alimenticios a las personas desempleadas, más pobres. Hacían bazares, nacatamales, refrescos, venta de frutas en los atrios de las iglesias, hay que rendirles el sombrero a los sacerdotes y a los fieles que hacen todo por mantener en pie sus templos, donde se reúnen a vivir la espiritualidad y cercanía con Dios”, indicó Brenes.
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También dijo que uno de los aprendizajes que ha dejado la pandemia del Covid-19 es “aprender a vivir en austeridad”.
Llama a las autoridades a “valorar la situación”
El arzobispo se refirió a que esta situación no solo la atraviesan los templos religiosos, sino que todas las familias nicaragüenses que luchan día a día por conseguir el pan de cada día, ante ello exhortó a las autoridades correspondientes a “ponerse la mano en la consciencia, valoren esta situación y pudiesen bajar los costos de los servicios básicos para favorecer a los más desprotegidos por causa del desempleo”.
Por su parte, monseñor Avilés sostuvo que lo que vive la Iglesia es el reflejo de todo lo que experimenta la sociedad refiriéndose a los altos costos de los servicios básicos.