MONTEVIDEO/AFP
Argentina “manipuló datos” en su alegato ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), señala un informe de la Dirección Nacional de Medio Ambiente de Uruguay (Dinama), en el marco del diferendo por la instalación de una planta de celulosa sobre un río limítrofe.
Argentina recurrió a “afirmaciones contradictorias con la realidad, a sesgar y manipular datos, a la adulteración de documentos e inclusive a infringir el reglamento de la propia Corte”, indicó un informe de la Dinama, presentado este viernes en Fray Bentos (300 km al noroeste de Montevideo), por su titular Alicia Torres, a la Comisión de Seguimiento de la planta de la finlandesa Botnia.
Argentina demandó a Uruguay ante la CIJ por la instalación de Botnia en Fray Bentos, a orillas del fronterizo río Uruguay, en un proceso cuyo fallo se espera para principios de 2010.
El conflicto generó una protesta de ambientalistas de la ciudad de Gualeguaychú, que desde hace más de tres años bloquea la cabecera del puente que une a esa ciudad argentina con Fray Bentos.
En un comunicado emitido por la embajada Argentina en Montevideo, la cancillería de ese país indica que esas acusaciones son “inaceptables, infundadas e inoportunas”.
Agrega que “en los alegatos y pruebas presentados en las audiencias” en La Haya, “demostró (…) que la planta de Botnia ya está contaminando el ecosistema del río Uruguay, que se encuentra utilizando o ha utilizado en su proceso de producción y de limpieza productos prohibidos en la Unión Europea y otros países y que cuenta con un monitoreo insuficiente por parte de las autoridades uruguayas”.
El informe de la Dinama indica que en las audiencias ante la CIJ celebradas entre el 14 de setiembre y el 2 de octubre, Argentina dijo, a partir de datos de OSE (empresa estatal uruguaya distribuidora de agua), que “los efluentes de Botnia habían dañado la calidad del río y violaban los límites establecidos (…) para el parámetro ‘oxígeno disuelto'” pese a que los datos utilizados correspondían a “oxidabilidad”.
Explica que “el oxígeno disuelto es fundamental para que haya vida en el río. Cuanto más haya, mejor” mientras que “la oxidabilidad refiere a la cantidad de materia orgánica presente en el agua” que “consume oxígeno”, por lo que “cuanto más baja sea, mejor”.
“Los datos de OSE que mostraban una buena calidad del agua (baja oxidabilidad) fueron presentados como ‘prueba’ de la mala calidad (escaso oxígeno disuelto)”, remarcó la Dinama.