El presidente Daniel Ortega se planta frente a las cámaras de televisión, dedicando muchos de los minutos de su discurso a hablar de las bondades de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), pero no convence. Al menos eso le pasa al diputado liberal Francisco Aguirre Sacasa, miembro de la Comisión Económica del parlamento.
Como muchos nicaragüenses, Aguirre ha visto cómo el costo del pasaje se ha sostenido en dos córdobas con 50 centavos y cómo el fin de los apagones también supuso un negocio para Albanisa, la sociedad a través de la cual se canalizó, según datos del Banco Central de Nicaragua, 457 millones de dólares sólo en 2008.
La mejor manera que ha encontrado Aguirre para describir lo que pasa con la ayuda venezolana es esta frase: “Ése es un misterio, envuelto en un enigma, rodeado de una nebulosa”.
“Para mí carece totalmente de transparencia. Me llama la atención que se habla de la construcción de caminos y calles para las ciudades, pero no tengo información sobre cuántos kilómetros o cuadras se están construyendo. Lo que sé es lo siguiente, es que me dijeron que la ayuda venezolana llegó a 500 millones de dólares en 2009, y yo te pregunto: ¿Vos creés que una ayuda de esa magnitud no se haría sentir en este país? Y yo no la siento y no la veo, y yo lo que siento es una economía que está con un crecimiento negativo de dos o tres por ciento para este año”, lamentó Aguirre Sacasa.
OTRA CRÍTICA A ALBANISA
El empresariado tampoco está conforme. Juan Álvaro Munguía, un directivo con mucha trayectoria en la Unión de Productores de Nicaragua (Upanic), se unió este fin de semana al coro que desde principios del mes pasado le solicita al Ministerio de Industria, Fomento y Comercio un acuerdo comercial con Venezuela.
Munguía ha hecho esta serie de consideraciones al regreso de un viaje, donde se permitió leer, entre sus diversas ocupaciones, una entrevista con el gerente general de Albanisa, el venezolano Rafael Paniagua.
“EL PROCÓNSUL”
Paniagua conminó en días pasados al mercado nacional a quedarse con ellos a hacer patria, o de lo contrario irse fuera del país.
Munguía calificó las declaraciones de prepotentes y considera que el empresariado nacional atraviesa problemas para hacer negocios en Venezuela por la burocracia reinante y “porque entiendo que todo debe ser a través de la tan mencionada Albanisa”.
A la queja se unió una condena a quien llama un procónsul de Chávez y dejó claro que el Alba sólo beneficia a “un sector partidario y político” antes de abogar por más transparencia, mientras se sumó a las voces del país que lamentan lo que pasa en ese campo.
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