Por Geiner Bonilla
Todas viven del poder y se alimentan del glamour. Son Primeras Damas, hacen obras de caridad, asisten a cenas de gala y caminan del brazo del Presidente. Algunas son sumisas y encajan en el arquetipo de esposas perfectas; otras en cambio no se conforman con vivir a la sombra de sus maridos y luchan por emerger en un mundo que ha estado dominado por hombres.
Cada una tiene cualidades y personalidades diferentes. Evita Perón era casi populista, Hillary Clinton tiene una presencia imponente; a Cristina Fernández se le tacha de arrogante y Rosario Murillo es criticada por su prepotencia y señalada de esotérica. Sin embargo, la sed de poder las une, al igual que el gusto por los lujos y la alta costura.
También les gusta sobresalir y hacerse notar; tal vez más que las simples esposas como Cecilia Bolocco, cuyo mérito, además de ser la esposa de Menem, es haber sido Miss Universo; o la cantante y modelo Carla Bruni, quien hace poco lanzó su más reciente producción discográfica y es considerada un icono de la moda. Michelle Obama, por su parte, se ha destacado por ser la buena ama de Casa Blanca.
UN PAR DE ARGENTINAS
Que la mujer haya tenido la potestad de decidir en Argentina es algo que hay que agradecerle a Eva Perón. Una actriz pueblerina que logró conquistar al general Juan Domingo y que desde su papel como Primera Dama se convirtió en un ídolo para la clase obrera argentina. Promovió el reconocimiento de los derechos de los trabajadores y logró que la mujer tuviera derecho al voto. Impulsó una gran cantidad de programas sociales, organizó torneos deportivos y creó hospitales y asilos de ancianos. Además era capaz de abrasar indigentes en una gélida calle, cubierta por un lujoso abrigo de pieles.
La popularidad de Evita llegó a tanto, que incluso se le pidió que aceptara la candidatura a la Vicepresidencia, en fórmula con su marido; pero la idea fracasó por su deteriorado estado de salud a causa del cáncer.
En un panorama más actual, la presidenta Cristina Fernández parece haber heredado algunos atributos de Evita: ser abanderada de los humildes, una capacidad de oratoria y un liderazgo político envidiable.
Cristina no necesitó tanto de su marido para hacer carrera política. En 1989 fue elegida diputada provincial de Santa Cruz y el 1995 asumió como senadora nacional. Luego se convirtió en diputada nacional y ahora ostenta la silla presidencial.
Se ha caracterizado por su coquetería y afición a la moda, por lo que también ha sido muy criticada, ya que se comenta que durante las giras oficiales se cambia hasta cuatro veces de ropa. Pero aunque use los más refinados diseños, su imagen presidencial va cayendo en picada, según publicó un diario argentino.
EL CASO CLINTON
Siendo esposa del presidente Bill Clinton, Hillary tomó una posición destacada en los asuntos públicos. Su prueba de fuego fue el escándalo que protagonizó su marido con Monica Lewinsky en 1998, lo que puso al matrimonio en debate público.
Hillary siempre se mantuvo al lado de su esposo, tal vez más como una estrategia política y esto demostró su dominio en el manejo de conflictos. Es abogada de profesión, fue senadora junior por el Estado de Nueva York; candidata a la nominación para la elección presidencial y actual Secretaria de Estado.
Hillary se molestaba cuando le preguntaban si recibiría asesoría política de su esposo. Pero Bill asegura que ahora su esposa sabe más de política actual que él.
EL PODER EN NICARAGUA
Nadie duda del talento de la primera dama Rosario Murillo. Durante los ochenta estuvo a cargo de los asuntos culturales, pero ahora se encarga de los puntos claves del gobierno de turno. “La compañera” es la directora de Comunicación y Ciudadanía y preside los Consejos del Poder Ciudadano.
Además es la encargada de protocolo, maestra de ceremonia en actos oficiales y posee más atribuciones que muchos funcionarios del Estado; además de “decorar” a su gusto y antojo la Casa Presidencial.
Según una encuesta reciente de M&R Consultores, el 94.6 por ciento de los nicaragüenses cree que el poder lo ejerce el presidente Daniel Ortega junto con la Primera Dama Rosario Murillo.
Pero más allá de su poder, Murillo ha sido el foco de duras críticas por sus creencias esotéricas y su particular estilo de vestir. En su atuendo incluye múltiples anillos, pulseras y aretes, que según algunos, son armas frente a posibles conjuros de sus adversarios.
A Evita, Cristina, Hillary y Rosario no les bastó con ser primeras damas, ellas quisieron protagonismo y lo consiguieron. Ellas quisieron poder y lo tomaron en las manos. Ellas simplemente lo quieren todo.
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