La población del casco urbano de Managua se encuentra en un grave riesgo, porque está asentada justo sobre el mayor enjambre sísmico que atraviesa la capital, de acuerdo con los datos del Centro de Investigaciones Geocientíficas de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Cigeo).
“El casco urbano es la zona más baja y plana de la ciudad. Casi toda esta área está asentada exactamente donde está el mayor número de fallas de Managua. Es decir, en la central este”, indicó Francisco Espinoza Martínez, investigador en geología estructural del Cigeo.
De acuerdo con el último censo de población del 2005, la población urbana de Managua supera los 900 mil habitantes, quienes en su mayoría están asentados en terrenos ubicados sobre las fallas Tiscapa, Centroamérica y Estadio.
La población urbana de la capital también habita sobre las fallas del Aeropuerto y Cofradía.
- El último diagnóstico sobre la distribución de la población en la capital, presentado ante la Comisión Ambiental Municipal de Managua, reveló que la población capitalina está muy dispersa y ocupa un espacio tres veces superior de lo que en realidad necesita.
Eso da como resultado un mal uso de los recursos municipales invertidos en la recolección de desechos, la distribución de servicios básicos como el agua y la luz y provoca un uso superior de lo que se necesita del recurso suelo, advirtió en su momento José Antonio Milán, especialista en temas ambientales.
El crecimiento poblacional registrado en Nicaragua en los últimos 20 años supera el 3.8 por ciento anual, de acuerdo con cifras oficiales del Gobierno.
Sin embargo, en Managua fue de 4.2 por ciento, superior al resto de ciudades en la región.
En su momento, el subdirector del Centro ambientalista Alexander von Humboldt, Víctor Campos, advirtió que “no hay ecosistema que aguante ninguna de las sociedades centroamericanas, porque las ciudades están siempre mal distribuidas”.
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De acuerdo con los datos del Cigeo, entre las cinco fallas principales que afectan el área de Managua, las más críticas son la de Tiscapa, Centroamérica y Estadio porque están activas, en constante movimientos y tienen antecedentes de haber provocado terremotos.
“Lo que pasa es que las personas buscamos cómo vivir mejor, en mejores condiciones o accesos y por eso, sin saber, nos acercamos más al peligro”, indicó Espinoza Martínez.
SUELO ES EL MÁS PROPENSO
La tipología del suelo tampoco da seguridad a los capitalinos.
El Cigeo ya había indicado que los suelos de Managua son del tipo blando porque es de material volcánico suelto. Es decir, es flojo y facilita mayor la liberación de energía.
Angélica Muñoz, una de las expertas de la Dirección de Geofísica del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), amplió sobre la vulnerabilidad de los suelos en la capital, que entre la población urbana y rural supera 1.2 millones de habitantes.
“Toda la ciudad está en un micrograven (es decir, fracturada y atravesada por fallas en direcciones preferenciales que van principalmente de Norte a Sur). El riesgo no es sólo en algunas zonas”, advierte la experta.
No obstante, el principal riesgo para los capitalinos lo constituyen las malas construcciones, insistió Muñoz.
LA FALTA DE FISCALIZACIÓN
Según los datos del Ineter, el 70 por ciento de las construcciones de Managua se realiza sin ninguna fiscalización de las autoridades municipales o de algún ente gubernamental.
“De cada cien construcciones, 70 se realizan sin ninguna supervisión y eso es grave”, alertó la especialista de la Dirección de Geofísica del Ineter.
“La Alcaldía (de Managua) no ejerce un mayor control sobre construcciones privadas, incluyendo obras pequeñas como los anexos propios en las casas. Lo único que se fiscaliza es el 30 por ciento restante de las construcciones”, dijo la especialista, quien asegura que esa carencia de control es el “dolor de cabeza” de las asociaciones de geólogos y de ingenieros.
La parte que sí se fiscaliza, que equivale a un treinta por ciento del total de las construcciones, corresponde a la edificación de centros comerciales, hospitales, gasolineras y urbanizaciones, las que están obligadas a cumplir ciertos requisitos previo a su edificación.
La utilización de material a bajo costo, que a veces hasta es de segunda mano, es otro de los factores que influyen en el incremento de los riesgos en las construcciones.
“La gente siempre busca lo más barato, pero qué tantas garantías hay de que el material de construcción que se compra es de calidad”, cuestionó Muñoz, para quien los temblores pueden ocurrir en cualquier sitio sin que haya mayores daños, “sólo si la construcción está bien hecha y con fiscalización”.
El arquitecto especialista en temas ambientales, José Antonio Milán, ya había advertido sobre la falta de fiscalización en las construcciones.
“La Alcaldía de Managua debe estar clara de que las construcciones deben limitarse en las zonas que son sensibles y en las que por su localización no se debe construir. Pero ésta es una medida que se debe ejecutar tomando en cuenta el control de densidad poblacional, no se trata de prohibir construcciones, sino de ordenar la densidad”, indicó Milán.
El especialista hizo el llamado a una mejor regulación de las construcciones, justo cuando presentó ante autoridades ambientales su propuesta de ordenamiento territorial que incluye principalmente la creación de un “anillo verde” o cerco ambiental para el municipio.
Se supone que la comuna continúa trabajando en la delimitación del cerco ambiental.
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